Sorprende la diferencia de portadas entre los diarios de Barcelona y Madrid. Días como este martes lo ponen muy de manifiesto: son diarios de países diferentes. A un mes de las elecciones españolas más competidas y decisivas desde 1978, los diarios de Madrid están como un horno a 1.500 grados de temperatura. El mero contacto visual con el cubilote que es la portada deja el alma del lector como la tobera de un reactor, tan encendida y rodeada de ruido que resulta complicado activar el cerebro, fundido por la virulencia de los títulos. Fabrican temas con una relación vaga con la realidad, con los hechos, más bien pensados para asaltar las vísceras de una manera que se cortocircuite incluso la posibilidad de ponerlos en duda, que sería la reacción ordinaria de una inteligencia fría. Dirás: perdone, no me trate a los lectores como idiotas; ellos saben distinguir el grano de la paja. Sí. En general es así. Pero no es que sean idiotas, es que son humanos.

La equiparación sistemática de Bildu con ETA es un ejemplo claro de cómo se manipula. Las altas temperaturas y la matraca continua dan resultados. El mismo presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, hace dos o tres días que da entrevistas aquí y allí —domingo en El País, el lunes en Onda Cero— donde habla de Bildu como de un moscardón molesto con quien se han hecho "pactos puntuales". Puntuales, dice. Bildu ha votado los presupuestos generales del estado de este 2023 y, cuando votas los presupuestos del gobierno, lo que te queda de oposición es casi decorativo. A pesar de los hechos, las mistificaciones son muy destacables. ABC, por ejemplo, dice que "Otegi controla más del 14% de los ayuntamientos navarros y el 42% de los vascos". Que se sepa, es la gente quien ha votado libremente estos consistorios y no les "controla" Otegi desde la sede de Bildu, sino sus alcaldes y concejales desde el salón de plenos. Además, ¿qué sentido tiene utilizar el porcentaje de municipios como si Bilbao (350.000 habitantes) y Agurain (5.000) pudieran compararse? En Catalunya, por ejemplo, Junts es la primera fuerza en número de municipios ganados pero ERC lo es en número de concejales y el PSC en votos y población gobernada. ¿Quién "controla" qué? Al otro lado del ring, El País, como casi cada día, titula con un episodio más de los pactos del PP con Vox con un deje de escándalo (shocked! ¡shocked!), equivalente al que impostan los del Trío de Bencina por la colaboración PSOE-Bildu.

Los diarios de Barcelona, en cambio, están en otras cosas, con más o menos acierto. La Vanguardia abre con la visita del Secretario de Estado de los EE. UU. a China, dos superpotencias en tensión. El Punt Avui abre con la revelación de las carencias de algunos medicamentos en las farmacias y publica grande la foto de Anthony Blinken y Xi Jinping. Ara ha escogido explicar la discusión en el seno de Junts por si los conviene o no pactar con el PSC a la Diputación de Barcelona después de lo que ha pasado al Ayuntamiento de Barcelona. El Periódico también dedica el título principal de portada a la interna de un partido, los comunes, que ven como sus órganos de gobierno y cargos electos los ocupan militantes provenientes de la antigua Iniciativa per Catalunya. Nada que ver con las altas temperaturas de las portadas madrileñas. Te puede parecer que los diarios de Barcelona tienen pinta de más juiciosos. Quizás es así. También podría ser señal de absentismo, de incomparecencia, de temor, por el hecho que Barcelona no es el lugar donde se juega la partida —no es la capital de un Estado, vaya, y no decide ni a su alcalde— y por eso en sus medios no late la pulsión de informar de una encrucijada electoral clave, que decidirá si la ultraderecha pasa de estar en las afueras de la ciudad a sentarse delante de la chimenea del salón principal del palacio, como uno más de los amos.

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