Hoy era el día ideal para titular este Quioscos & Pantallas "Portadas a todo gas". Habría sido una catástrofe que habría pasado factura al poco o mucho prestigio de esta pieza, que tantas veces ha criticado títulos fáciles y tópicos. Las portadas de este jueves recuerdan, con una poco de esfuerzo, aquellos chistes de tengo una noticia buena y una mala, ¿cuál queréis saber primero? La mala es que Argelia ha roto el trato de amistad con España en respuesta a la decisión de alinearse con Marruecos en el contencioso del Sáhara Occidental. Argelia es —en breve habrá que decir "era"— el principal suministrador de gas natural de España. La obra maestra de Pere Duran Farell, aquel prócer catalán que construyó la moderna Catalana de Gas, con sede en Barcelona, ahora Naturgy, con sede en Madrid. Se cierra un ciclo y no sólo con respecto a Argelia.

La buena noticia es que Bruselas ha autorizado la llamada excepción ibérica, de manera que los gobiernos de España y Portugal pueden limitar el precio del gas y, de rebote, rebajar el de la electricidad. Los diarios que han titulado por Argelia son los que miran en el Gobierno con el ojo izquierdo, con la excepción de Ara, que seguramente lo ha hecho porque han rcordado la historia de Gas Natural que ahora mismo se ha apuntado. Los diarios que prefieren el actual gobierno de coalición de socialistas y podemitas abren portada con la historia del precios de la electricidad, también con afán de dar una alegría al público. Los otros diarios, sin embargo, viven de tener al gentío cuanto más encabronado mejor y por más tiempo y entonces lloran lágrimas de cocodrilo por la amistad perdida con Argelia, de manera que pueden acusar de poner España a las patas de los caballos a Pedro Sánchez y a sus aliados separatistas, terroristas y comunistas, etcétera.

No les puede negar coherencia, a esos diarios del Trío de la Bencina. La semana pasada se supo que la tasa de paro había bajado hasta equipararse a la que había antes del 2008, aquellos años del milagro del ladrillo y la felicidad del crédito regalado. Ninguno de esos diarios lo llevaba en portada y, claro, siendo la remontada de empleo|ocupación más notable de la década, se hacía extraño, porque era la noticia del día o una de las noticias del día y del mes. Todo para no dar ni una moneda a los actuales ocupantes del palacio de la Moncloa, no sea que la gente los acabe votando. El drama de todos estos diarios —y de los otros de vez en cuando, también—, no es tanto que consideren en sus lectores una especie de imbéciles incapaces de entender nada de la política. El drama, en realidad, es que ven a todos los ciudadanos como un rebaño al que hace falta llevar dentro del cercado a base de bolas, exageraciones y conspiranoia, que sería el equivalente del látigo|fuet, el bastón y las pastillas de sal de un cierto mundo ganadero. Son diarios que dan instrucciones a sus lectores en vez de informarlos. Guardan algo las apariencias —pero sólo algo.

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