Este miércoles la curiosidad en las portadas es la ausencia de la designación de Alejandro Fernández como cabeza de lista del Partido Popular a las elecciones del 12 de mayo al Parlament de Catalunya. En las portadas de Barcelona, claro. Porque aparece en todas las de Madrid excepto en la de ABC, desconcertante una vez más. Incluso abre la primera página de El País. Los restantes dos diarios del Trío de la Bencina la publican en portada, pero ni siquiera es la segunda más importante. Ni la tercera. ¿Hay aquí algún mensaje? Los diarios de Barcelona siempre tienen la excusa de que el PP, en Catalunya, es hoy un partido con tres diputados, casi extraparlamentario, y pueden aducir que cuando sean grandes comerán huevos, como dice el refrán ("cuando seas padre comerás huevos", en la versión del País Valencià). Quizás los diarios de Barcelona ya tenían descontado que el hombre sería Fernández y el dedazo de la confirmación no les ha parecido tan relevante. Al fin y al cabo, son la prensa local y alguna cosa saben.
Con respecto a los diarios de Madrid se podría interpretar de varias maneras. Al País le sirve para decir que el partido de la derecha ha elegido a un candidato de quien no se fía —Fernández desautorizó a Feijóo porque quería acercarse a Junts—, que hay malestar en el PP de Catalunya, y que la dirección del partido ha buscado, sin éxito, el relevo del elocuente político tarraconense. Forzando la nota se podría fantasear: el diario progre abre con este asunto porque quiere hacer ver que Fernández les cae bien para perjudicarlo. Es una interpretación por encima del sentido común y se consigna aquí solo con pretensiones irónicas —aunque algunos estén dispuestos a creerla. También tiene gracia que la información la firmen dos periodistas de Madrid. Al historiador Joan B. Culla (EPD) le habría servido para recordar la tesis central de La dreta espanyola a Catalunya (1975-2008): la cruz del PP catalán es que las decisiones críticas siempre se las han hecho en Madrid. Incluso la información también la elaboran desde allí.
A La Razón y a El Mundo quizás no les hace gracia que Fernández ejercite su libertad de espíritu y ta vez consideran su actitud una expresión escondida de independentismo. Una contaminación por osmosis. Hoy el hombre se desvía de las directrices de la central de la calle Génova y mañana quizás acaba pensando que el referéndum es una apuesta que vale la pena ganar. Por otra parte, Fernández está más cerca de Ayuso que de Feijóo, un rasgo que debería ganarle simpatías entre los diarios de Trío de la Bencina, a los que el ayusismo les sale muy a cuenta. Quién sabe. La portadología choca aquí con los confines del mapa, el finis terrae, los extremos inexplorados, la terra incognita, los rincones donde los iluminadores medievales dibujaban dragones feroces, ballenas gigantes y bestias fabulosas y dejaban escrito un aviso a navegantes: Hic sunt dracones, aquí viven los dragones.
Hic sunt pontes. De las portadas de este miércoles también impresiona el catálogo de fotografías sobre el choque del portacontenedores Dali contra el puente Francis Scott Key de Baltimore, en el estado de Maryland, sobre la histórica bahía de Chesapeake y cerca de Washington, DC. El puente se ha hundido, dejando cabeza abajo uno de los puertos más concurridos de los EE. UU. El trastorno será especialmente notable para los fabricantes de automóviles y los productores de carbón, para los que este puerto es un centro logístico clave. El año 2021 fue el 17.º puerto con más tráfico del país medido en toneladas, según la Oficina de Estadísticas de Transporte de los EE.UU. Las fotos muestran desde las vistas aéreas de El País y de El Mundo, hasta las imágenes frontales de La Vanguardia y Ara —no son la misma a pesar de las apariencias— o el primer plano de El Periódico y La Razón, donde se aprecia el destrozo del puente, ya un puñado de chatarra, y la herida en el casco del barco, que parece mentira cómo aún flota. Una metáfora del estado de cosas entre España y Catalunya.
