El apoyo a la independencia crece pero cae el apoyo a los partidos independentistas, según el último barómetro del Centre d'Estudis d'Opinió (CEO) de Catalunya. ¿Qué pasa en la política catalana para que los partidos independentistas no puedan o sepan recoger todo el voto independentista?

La principal explicación de este fenómeno es coyuntural: tiene que ver con el momento en que se hace la encuesta, que no es un contexto de elecciones catalanas sino generales. Muchos catalanes deciden el voto la última semana antes de las elecciones y, por lo tanto, aún hay mucha gente que no ha madurado su sufragio.

Por otra parte, en las elecciones del 27S, la campaña llamaba a concentrar el voto independentista, cosa que provocó un apoyo excepcional a la candidatura de Junts pel Sí y, de rebote, también a la de Ciudadanos como voto útil anti-independencia.

Elecciones y referéndum

Sin embargo, en un contexto de elecciones no refrendarias, como las generales españolas, los votantes, tanto en el sector unionista como en el independentista, vuelven a los partidos por los que tienen más simpatía y con los que más se identifican y de aquí que los partidos independentistas pierdan un pequeño porcentaje de votos.

Si se cruzan los datos del último barómetro del CEO y de las tres últimas elecciones, se observa que el 83% de los votantes de JxSí y las CUP votarían de nuevo partidos independentistas, mientras que un 7% dice que todavía no lo sabe, otro 5% dice que no votaría y el restante 5% votaría otros partidos. El apoyo a estos partidos, pues, se mantiene casi invariable y las fugas de voto son escasas. Hay, sin embargo, un efecto contextual, relacionado con el tipo de elección, que no permite estimar qué pasaría realmente en un referéndum.

Ciertamente, parece extraño que si sube el independentismo, también entre los votantes de Catalunya Sí Que Es pot (CSQP), estos últimos no pasen a preferir partidos independentistas. Según la estimación del CEO, los partidos parlamentarios opuestos a la independencia obtendrían en torno al 53% de los votos.

Es un dato parecido al que sale de cruzar los votos de las últimas tres elecciones. Los partidos parlamentarios opuestos a la independencia pasarían del 50,1% al 52,5% de los votos mientras que los independentistas caerían del 49,9% al 47,5% con una participación del 70,9%. Ahora bien, estimando resultados con los mismos datos para un referéndum a sí o no, ganarían los independentistas con un 51,1% de los votos siempre que la participación supere el 73%.

Eso se debe a que en unas elecciones ordinarias, con partidos en competición, la elección de voto se ve influida por más factores, como la ideología y la identificación de partido, que no juegan en un referéndum de sí o no a la independencia.

Los votos de la victoria

Los datos de la misma encuesta dicen que los partidos independentistas consiguen aglutinar el 77,6% de los votantes favorables a la independencia, mientras que un 12,2% votaría a otras opciones, un 6,1% todavía no sabe qué votaría y un 4,1% dice que no votaría. Es decir, los favorables a la independencia ya superan por poco los 2 millones de votos pero los partidos independentistas, de momento, sólo logran reunir 1,8 millones.

Hay un dato destacable sobre los independentistas que votarían otras opciones no secesionistas: el 55% optan por CSQP / En Comú Podem. De estos, sólo un 13,3% procede de Junts pel Sí y de las CUP, mientras que el resto son independentistas que votan y se identifican con la confluencia de izquierdas y en las últimas tres elecciones no han votado a ningún partido independentista. Por tanto, en unas elecciones es complicado que estos independentistas cambien de partido pero en un referéndum de sí o no es fácil que opten por el sí a la independencia.

Ninguna preocupación

Los datos del CEO no son preocupantes para los independentistas ni para los partidos independentistas. Es normal que en unas elecciones no puedan aglutinar todo el voto indepe porque en la decisión de los electores influyen otros factores. También es normal la caída de votos independentista tanto por el contexto actual como en relación a la excepcionalidad del 27S. Todo puede cambiar con una campaña electoral adecuada.

La conclusión final es que, ahora, siempre será más fácil para los independentistas ganar en número de votos un referéndum más que unas elecciones. En este último caso, además de que estos partidos no aglutinan aún todo el voto independentista, hay que saber que en unas elecciones ordinarias el 60% de los indecisos votan partidos no independentistas y decantan así la balanza en favor del unionismo. Ahora bien, en un referéndum serían los independentistas los que ganarían.