1. La presión de las bases

Entre la CUP y sus votantes median sus bases. Es el colectivo que más condiciona la CUP, mucho más que a cualquier otro partido. Los militantes de la CUP tienen un nivel de exigencia y de "ajustar cuentas" con el partido mucho más alto que el resto. Las bases, reunidas en los núcleos locales, exigen explicaciones sobre las decisiones y posicionamientos del partido y quieren participar en ellos de manera directa.

2. El funcionamiento asambleario

Es la manera de funcionar por excelencia de la CUP. Es el medio a través del cual las bases pueden expresarse y participar en la toma de decisiones. La mayoría de asambleas cuperas, al contrario de lo que a menudo se piensa, no basan su trabajo en votaciones y consenso de las mayorías, sino en el debate y el consenso. Las votaciones se dejan para los asuntos en que es imposible llegar a un acuerdo. Este proceso requiere más tiempo y paciencia que los tempos políticos tradicionales.

3. La inexperiencia no importa

Los diez diputados de la CUP son nuevos. Siguiendo los estatutos internos, estos cargos tienen que ser relevados cada legislatura. Este cambio constante de nombres puede ser negativo, porque los diputados no pueden adquirir experiencia parlamentaría más de cuatro años. Algunos politólogos aseguran que no es tan importante la experiencia de las personas concretas, porque las decisiones en la CUP se toman en un nivel más amplio que el de sus diputados.

4. No a las parcelas de poder

Una moneda de cambio utilizada a menudo en política es el reparto de parcelas de poder: cargos, consejerías, vicepresidencias, etc. Esta divisa no sirve para negociar con la CUP, que ha dejado claro desde el principio que no quiere presencia en el gobierno y ya rechazó un puesto en la mesa del Parlament. Como no es posible contar con esta estrategia, las opciones de negociación para un interlocutor de la CUP quedan mucho más reducidas.

5. Evitar pactos in extremis

El carácter asambleario de la CUP hace que la toma de decisiones comporte tiempo y paciencia. Concretar una propuesta, trasladarla a las bases, someterla a su opinión y, finalmente, tomar una decisión. No es una negociación de pocas horas. Por eso es muy difícil que tengan éxito reuniones secretas de última hora y bajo una gran expectación mediática, como la del miércoles por la noche con Junts pel Sí. No es el estilo de la CUP.

6. Prisioneros de la promesa

El partido apostó sin ambages por un presidente que no fuera Artur Mas. Transformó esta promesa en una de sus banderas electorales. Los resultados del 27S los han dejado entre la espada y la pared, ya que el poder de decisión ha caído en sus manos. Como apuntan a algunos expertos, la posición más cómoda para la CUP habría sido una mayoría simple de JxSí, de manera que se pudiera investir a Mas igualmente pero con su abstención.

7. ERC en segundo plano (y ya le va bien)

En medio de este panorama, ERC no ha aparecido demasiado, cosa que no le comporta ningún problema. Si las cosas salen mal, difícilmente los culparán del fracaso, pues su responsabilidad queda diluida dentro del grupo parlamentario de JxSí. En el caso de elecciones anticipadas, es muy posible que ganen votantes decepcionados de la CUP que busquen una alternativa independentista de izquierdas menos farragosa. Si hay acuerdo, también se benefician, recibiendo mucha presencia en el futuro gobierno de la Generalitat.

8. Esperar el 20D (o no)

Las elecciones españolas marcan una fecha importante en el calendario de negociaciones entre Junts pel Sí y la CUP. Los resultados de estos comicios podrían beneficiar o perjudicar el posicionamiento de la formación cupera. En caso de que gane el PP y reciba el apoyo de C's, la situación catalana queda atascada por cuatro años sin ningún horizonte de pacto ni de referéndum. En cambio, si gana el PSOE, es posible que la actitud del Gobierno español se flexibilice y, por lo tanto, se debilite el poder que da a la CUP su carácter indispensable en una situación extrema.

9. Un apoyo fiel

Si el pacto se consiguiera, muchas voces destacarán la fidelidad de la CUP. Aunque cueste llegar a un acuerdo que les satisfaga, una vez firmado, hay muchas posibilidades que se mantengan en primera fila y den apoyo al gobierno con respecto al proceso hacia la independencia y a las políticas sociales. Sin embargo, no hay duda que denunciarán cualquier ambigüedad o actuación dudosa del gobierno.

Con los análisis de Jordi Matas i Dalmases (catedrático de Ciencia Política y de la Administración y director del Departamento de Derecho Constitucional y Ciencia política de la Universidad de Barcelona), Edgar Rovira (politólogo, consultor de comunicación y profesor universitario) y Carles Foguet (politólogo, editor del Círculo Gerrymandering y director de comunicación de Jot Down).