El rey Juan Carlos I comisionó en el año 2003 -en pleno ejercicio de su reinado-, 52 millones de euros por la venta del Banco Zaragozano, propiedad de los empresarios Alberto Cortina y Alberto Alcocer -conocidos como los Albertos- al británico Barclays Bank, según avanza en exclusiva el diario Público, que este miércoles revela detalles de las tramas opacas que permitieron al monarca emérito la gestión fraudulenta de su creciente fortuna conseguida con pelotazos como la venta del banco citado.

En una semana complicada para Juan Carlos I, después de que el lunes se conociera la existencia de una segunda cuenta en el Credit Suisse de la que sería beneficiario y el martes se hiciera pública la denuncia de su examante, Corinna Larsen, ante el Tribunal Superior de Justicia de Inglaterra y Gales por "vigilancia ilegal", este miércoles el medio citado ata cabos de cómo la ingeniería fiscal que permitiría a Juan Carlos ocultar sus ingresos turbios se fue generando a lo largo del tiempo en torno a una cuenta del Credit Suisse que recibía el nombre en clave ‘Soleado’ y en la que tomarían protagonismo "sospechosos habituales" como los del bróker suizo Arturo Fasana, el abogado suizo Dante Canonica o el omnipresente primo del rey, Álvaro de Orleans-Borbón, pero también los citados Albertos y uno de sus principales asesores, José Ramón Blanco Balín. Además cuantifica la magnitud del nuevo pelotazo.

Siempre según Público, que cita fuentes conocedoras del caso, la operación de venta del Banco Zaragozano fue ruinosa para el comprador, Barclays Bank, que formalizó la compra por 1.140 millones de euros, el triple de su valor en libros, y que terminó en desastre en 2014, cuando la entidad británica acabó por retirar su negocio en España tras perder alrededor de 4.000 millones en el mercado español durante la gran crisis financiera.

Pelotazo de 52 millones

Dado el mal negocio que hizo Barclays, queda claro que quienes dieron el pelotazo fueron los anteriores propietarios del Banco Zaragozano, es decir los Albertos, y también Juan Carlos I que gracias a su labor de intermediario regio se embolsó 52 millones de euros, una cifra que para Público significó “una de las cantidades netas más importantes de su larga carrera como comisionista”.

Además, esa fortuna turbia, pese a no ser la primera, sería el origen de una nueva época de blanqueo de la mano de los anteriormente citados Fasana y Canonica, que construyeron un entramado de sociedades y fundaciones opacas para ocultar la existencia y movimientos de ese dinero.

El papel de Felipe VI

La revelación de la extraña operación de venta del Banco Zaragozano, conocida inicialmente en febrero de 2020, justo antes de la pandemia del coronavirus, supuso el inicio de investigaciones que hasta la fecha permiten ir conociendo parcialmente hasta donde llegaba la mano de Juan Carlos y cuál era la profundidad de su bolsillo, pero también apunta incógnitas como el papel del actual rey español, Felipe VI, que meses antes del exilio de Juan Carlos hizo el paso simbólico de anunciar su renuncia a cualquier eventual herencia de su padre -corona aparte-, ya que el actual monarca figuraba como segundo beneficiario de la entidad pantalla Lucum, con sede en Panamá, y que servía para desviar los fondos turbios de Juan Carlos.

 

Imagen principal: Juan Carlos I en una imagen de archivo / GTres