Es difícil pero no imposible llegar hasta Prat de Comte, el municipio menos poblado de la Terra Alta, en transporte público desde Barcelona. Puedes coger un tren hasta Tortosa y desde allí un bus de línea que pasa por diferentes pueblos en una carretera no apta para personas con tendencia a los mareos o un bus que lo conecta directamente con Barcelona tres veces al día pero no aparece en Google Maps. Este pueblo de 183 habitantes es el primer destino de Oriol Junqueras, presidente de Esquerra Republicana, en los dos días que pasará en las Terres de l'Ebre, en las comarcas de la Terra Alta y la Ribera d'Ebre, donde sus vecinos se sienten poco escuchados y menospreciados, mientras intentan sobrevivir en los pueblos donde nacieron. A menudo se conoce este tipo de visitas con el concepto centralista de "hacer territorio", una idea que Junqueras rechaza: "Está bien hacer territorio, pero está mejor hablar con la gente", resume a los padres que, junto con el director de la escuela y una concejala de ERC lo esperan a las puertas del centro, minutos antes que salgan los niños de clase. El objetivo de Junqueras es charlar poco y dejar que sean los habitantes de estas comarcas los que le expliquen sus inquietudes y conseguir entenderlas. Ya lo ha hecho en otros lugares de Catalunya, como el Priorat, el Pla de l'Estany o el Pallars Sobirà y ahora es su turno.

Los quince niños que este curso hay en la escuela rural es prácticamente un récord en el centro que que años atrás estuvo a punto de desaparecer, cuando solo había cinco niños, pero se hizo un llamamiento que resultó fructífero para que otros niños se escolarizaran en el centro. Los dos pares de gemelos que han nacido en los últimos meses en Prat de Comte no solo han hecho aumentar las cifras de natalidad del pueblo -hacía mucho tiempo que no nacían cinco criaturas en un solo año- sino que aportan cierta tranquilidad al futuro del centro. El problema de raíz que los lleva a esta situación siempre es lo mismo: las dificultades para acceder a una vivienda. Tal como explican a Junqueras, hay casas vacías en Prat de Comte, pero no son habitables. Sea en la capital o en una localidad de menos de 200 habitantes, parece que todos los catalanes tienen trabas para encontrar un lugar  donde vivir.

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Oriol Junqueraas en la escuela de Prat de Comte / Foto: Paula Roque

Junqueras entra en la escuela, donde saluda a los tres niños que se quedan a comer y que no tienen ni la más remota idea de a quien tienen delante, mientras los maestros le explican tímidos detalles de su trabajo. Lluc, hijo de la concejala, se mira con los ojos bien abiertos a Junqueras, mientras su hermana, Jordina, resulta ser un público más difícil para  el líder de Esquerra y se esconde detrás de su madre hasta que el exvicepresidente del Govern le explica de dónde proviene su nombre. Se va invitado a la feria del Aguardiente, la gran fiesta del pueblo, para la cual el historiador también tiene una explicación: el consumo de esta bebida se popularizó en el siglo XVII cuando las flotas holandesas o inglesas necesitaban bebidas alcohólicas que no se picaran rápidamente, como el vino.

Evitar las visitas de médico

A pocos kilómetros de Prat de Comte y justo antes de llegar a Horta de Sant Joan está la bodega de las Viñas del Convento, que presume de ser uno de los más tecnológicos del país, donde Junqueras se ha citado con un grupo de cuatro empresarios de la Terra Alta para conocer sus preocupaciones. Antes visita las instalaciones, también una capilla consagrada por el obispo de Tortosa. Las lluvias del segundo fin de semana de marzo que regaron buena parte de Catalunya con cantidades de agua que no se veían desde meses atrás solo salpicaron las Terres de l'Ebre, donde llovieron poco más de cinco litros que el viento ha secado muy rápidamente. Como el objetivo de Junqueras es evitar las "visitas de médico" deja que los empresarios hablen durante la comida -arroz y bacalao, todo regado con los vinos de la misma bodega-  y ante sus quejas les pide que ponga ejemplos y casos concretos. Durante la conversación se pone encima de la mesa uno de los otros problemas que sufre la comarca: en algunos de sus pueblos no llega la fibra óptica. Eso supone un factor añadido al despoblamiento en una comarca, la Terra Alta, que ha perdido a la mitad de sus habitantes en el último siglo, pasando de más de 23.000 a 11.472 empadronados.

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El president d'ERC en las Vinyes del Convent / Foto: Paula Roque

El presidente de Esquerra explica que en Catalunya hay hasta 35.000 kilómetros de fibra óptica instalada y que en Cerdanyola o Castelldefels tienen más que capitales europeas como Londres y Berlín. Estas explicaciones no acaban de convencer a los empresarios de la comarca: ellos no viven ni Vallès ni en el Baix Llobregat sino en la Terra Alta y sus problemas son otros. Tal como explican los presentes desde el Gobierno los niegan los permisos por problemas técnicos a la hora de hacer pasar la línea por la carretera N-420, mientras el equipo de Junqueras toma nota con atención de esta situación.

Una de las quejas, como se ha visto durante la revuelta del campo de este mes de febrero, en la que Junqueras también se ha implicado reuniéndose con el sector y creando grupos de whatsapp para que estos se puedan comunicar entre ellos y tratar de encontrar soluciones, es la de la burocracia y la lentitud de los trámites administrativos en el país que hacen todavía más difícil una tarea ya de por si complicada. En las Terres de l'Ebre, sin embargo, se añade otra situación más que provoca que sus habitantes se sientan tratados como de segunda por la administración y el resto de catalanes: el trinxament del territorio en una comarca que produce más del 27% de la energía eólica de todo el país. Por eso, cuando el presidente de Esquerra les plantea la problemática de las líneas MAT todos los empresarios se ponen en alerta. "Siempre estamos perjudicados, aquí tenemos la sensación que hemos sido muy solidarios" o "sentimos que hemos sido los pringados de Catalunya" son algunas de las reflexiones que Junqueras escucha atentamente y reconoce que a veces se toman decisiones sobre unos territorios sin conocer su afectación real, lamentando al mismo tiempo la falta de conexión que existe entre la ciudad y el mundo rural.

Sin fibra ni horno de pan, pero con cine

Uno de los municipios donde no llega la fibra óptica es Caseres. Para llegar en coche desde el Horta de Sant Joan, de hecho, se tiene que atravesar la frontera con Aragón y volver a entrar en Catalunya. Después de escuchar a los empresarios de la comarca, Junqueras recorre las calles de este pequeño pueblo que no tiene panadaría  pero, en cambio, puede presumir de un cine que programa una película cada semana para sus 259 habitantes. Aquella tocaba Secretos de un Escándalo. En la plaza, justo delante de donde antes había la panadería le esperan un grupo de mujeres que los lunes hacen tai-chi juntas para mantenerse activas y se han enterado de la visita del presidente de Esquerra. Una de ellas está equipada con dos de sus libros, para que los pueda firmar, uno para ella y el otra parasu madre que murió en abril del 2020. Fue la primera víctima mortal de la covid en las Terres de l'Ebre. Junqueras se sienta en el banco y escucha a las vecinas que se han reunido, que, como no podía ser de otra manera, le reclaman la instalación de la fibra, un tema que Junqueras ya domina tras la comida con los empresarios, pero igualmente escucha con atención, que, al fin y al cabo, es lo que ha venido a hacer a las Terres de l'Ebre.

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Oriol Junqueras habla con vecinos de Caseres: Foto: Paula Roque

Despoblamiento, relevo generacional, burocracia y menosprecio: unos problemas crónicos

La última parada de la jornada es en la capital de la comarca, en Gandesa. Antes de una cena con trabajadores del campo, Junqueras conversa en un bar con un grupo de abuelos que se encuentran prácticamente cada día y a la misma hora. El tema de conversación no podía ser otro que Xavi Hernández. Aunque el republicano no es tan tajante, sus compañeros de refrigerio lo tienen claro. Tiene que irse del Barça. Los agricultores con quienes cena más tarde también tienen claro que no solo la situación del entrenador es insostenible, sino que la que ellos sufren también. Quien toma la palabra es el más joven de todos, Genís, de solo veinte años que explica con todo detalle su día a día y la necesidad que se introduzcan cambios para mirar de sobrevivir. Vuelven a salir los problemas de siempre: despoblamiento, los celleristes lamentan que casas hay muchas, pero que son difíciles de rehabilitar y también complicado de conseguir que los jóvenes que se marchan a estudiar fuera vuelvan, y el trinxament del territorio, una herida muy abierta a la Terra Alta: "Somos los catalanes de menos", se vuelve a oír en la mesa. Junqueras sigue escuchando, preguntando y recopilando información, pidiendo ejemplos concretos y una de las frases que más repite durante la cena es "explícamelo mejor". El líder de ERC no intenta encontrar soluciones mágicas a sus problemas, no promete cambios e intenta explicar o poner en contexto algunas de las problemáticas como el despoblamiento, que se está produciendo por toda Europa, o explicando los buenos datos económicos hay en Catalunya en general, aunque estos no parecen ser suficientes para unos boduereros que tienen que vender el vino a un precio totalmente desfasado.

Una hora y media para cruzar dos calles de Flix

En un pueblo de poco más de 3.000 habitantes parece complicado que alguien se pueda dar un baño de masas, pero Junqueras lo consiguió en Flix un martes laborable por la mañana. En las pasadas elecciones municipales, cuando ERC sufrió un importante descalabro electoral perdiendo alcaldías significativas por todo el país, en las Terres de l'Ebre resistió con fuerza y en Flix consiguió una mayoría absoluta que se hacía notar en la alegría de sus habitantes a la hora de saludar a Junqueras. En tres de las comarcas siguió siendo el partido más votado, mientras que en la Terra Alta se mantuvo en segunda posición con unos resultados prácticamente idénticos que cuatro años atrás.

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El paseo por Flix de Oriol Junqueras / Foto: Paula Roque

Tras una conversación con las paradistas del mercado y de tomar un café con algunas de las vecinas, sorepndidas por su presencia que alteraba su rutina diaria, el líder de Esquerra tarda casi hora y media al atravesar dos de las principales calles de este municipio de la Ribera d'Ebre: todo el mundo lo quiere saludar, hacerle una petición o pedirle una foto, y a quién no se atreve a pedírselo, él mismo le propone. Mientras saluda a una pareja, a un grupo de cinco o seis mujeres de Riba-roja lo esperan expectantes en el portal de una joyería, todas con el teléfono en la mano, para hacerse una foto con él. Cuando Junqueras envía una nota de voz por whatsapp al marido de una de las señoras el resto se ponen a aplaudir. Saluda también, acompañado del alcalde y de la exsenadora Norma Pujol, natural de Flix, a algunos comerciantes que intentan que el tejido comercial del pueblo no desaparezca. Durante los diferentes encuentros, desde los diferentes ámbitos, todo el mundo traslada a Junqueras la misma idea: mantener un negocio o una empresa abierta en las Terres de l'Ebre es una forma de militancia para la supervivencia de esta comarca, especialmente en aquellos pueblos más pequeños, y una manera de demostrar la suya estima por el territorio.

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La central de Ascó, vista desde Vinebre / Foto: Paula Roque

"No salgo ni para el alcalde"

Los bomberos voluntarios de Flix, que reclaman insistentemente mejoras para las instalaciones de su parque de bomberos, y la central de Ascó eran dos encuentros también ineludibles para Junqueras. Después de una conversación sobre los fuentes de transición nuclear y como se tiene que afrontar el cierre de la central la llegada del líder de Esquerra Republicana en Benissanet, donde comerá con diferentes actores del sector primario, coge por sorpresa a una señora que observa por la ventana de su casa en la plaza de las Verdures, con la fachada presidida por una baldosa del abuelo del Barça. No duda a bajar para saludarlo e incluso sale de casa su padre que hacía tiempo que no ponía un pie en la calle: "No salgo ni para el alcalde", confiesa a Junqueras.

Escuchar mucho, explicarse y prometer poco

La comida de menú en Benissanet con el sector primario vuelve a estar llena de reclamaciones por el mal momento que pasa al campesinado a Catalunya, irreversible para algunos de los compañeros de mesa de Junqueras mientras que otros se muestran más optimistas. También se sienta con ellos un alfarero de Miravet que como los trabajadores del campo se encuentra con un grave problema de relieve generacional: "No es que no haya trabajo, sino que no hay quien haga después de nosotros", se lamenta. Una de las palabras más repetidas durante la sobremesa es "supervivencia" y también la enumeración de cada una de las trabas que se encuentran a los campesinos de la zona. El problema de la burocracia vuelve a estar presente, "me levanto a las cinco de la mañana, pero a las 23h me tengo que poner a hacer papeles", así como los problemas de hablar directamente con la administración para que esta se haga cargo de las dificultades que sufren. Junqueras, que trata de encontrar soluciones más que recrearse en los problemas, aunque no ofrece formulas mágicas, pide a su equipo que tome nota de las denuncias de los agricultores pero también de los apicultores, que lamentan que un tarro de miel que solo contiene un 1% de líquido de origen español, ya se puede etiquetar como tal, hecho que supone una competencia desleal para aquellos que hacen de proximidad. Antes de marcharse, el sector primario pide un compromiso al líder de Esquerra por el no al trasvase del Ebro: aunque su partido ha negado del todo esta posibilidad, los vecinos de la comarca, menospreciados como se sienten, no se fían de ninguna promesa.

Los dos días en las Terres de l'Ebre del presidente de ERC se acaban con una visita a Rasquera, donde trabaja Gisela Cohrtó, una llatadora con más de 12.000 seguidores en las redes sociales y que mantiene vivo un oficio que parece destinado a desaparecer. La presencia de Junqueras en esta población también resulta sorprendente para los vecinos y las señoras no pueden evitar saludarlo por la ventana, con la bata puesta. A la llatadora, Junqueras le recomienda visitar Sant Llorenç de Cerdans, un pueblo en el Vallespir donde durante muchos años la economía se basaba en la fabricación de tapones de corcho y alpargatas de cáñamo o esparto trenzado. A pocos kilómetros de Rasquera, en Garcia, donde Esquerra consiguió una mayoría absolutísima en las pasadas elecciones, con 6 concejales de 7 -el último es por Junts- se celebra un encuentro de la militancia de las cuatro comarcas de las Terres de l'Ebre. A las 21h juega al Barça contra el Nápoles -no sabemos si consiguiendo pasar a cuartos de final la opinión de los cuatro hombres de Gandesa contra Xavi ha variado demasiado- y ni siquiera un día más tarde, Pere Aragonès convoca elecciones para el 12 de mayo al no haber conseguido aprobar los presupuestos.