Imagen superior: Moscardó (centro) visita las ruinas del Alcázar de Toledo en compañía del nazi Himmler / Wikipèdia

 

Al rebufo de la resolución del Tribunal Supremo de autorizar la exhumación y traslado de los restos del dictador fascista Francisco Franco fuera del Valle de los Caídos, empiezan a tomar fuerza otras peticiones de exhumación de los restos de otros golpistas que sumieron España en una Guerra Civil a la que siguió una dictadura de casi cuarenta años.

En este contexto, el coordinador regional de Izquierda Unida en Castilla-La Mancha, Juan Ramón Crespo, ha incidido en la petición de que se proceda al traslado de los restos mortales allí donde "aún existen golpistas enterrados en edificios públicos y se mantiene su exaltación", poniendo como ejemplo lo que ocurre en la cripta del Alcázar de Toledo, en la que se encuentran los restos del general José Moscardó y el exgeneral Jaime Milans del Bosch.

La formación de izquierdas recuerda que "se está trabajando en torno a la simbología expuesta públicamente, así como a los privilegios que los golpistas siguen disfrutando gracias a los recursos públicos 44 años después del fin de la dictadura franquista".

Moscardó, considerado "héroe" del Alcázar

El general José Moscardó Ituarte (1878-1956) fue exaltado como "héroe" por la defensa del Alcázar de Toledo, punto avanzado del ejército golpista en esta ciudad ante los ataques de las fuerzas republicanas por liberar el bastión.

Durante la dictadura fue jefe de la casa militar de Franco, delegado nacional de Deportes y presidente del Comité Olímpico Español y ostentó el título de conde del Alcázar de Toledo. A su muerte, fue enterrado en la cripta del Alcázar, donde se hallan los restos de varios de los defensores fascistas de dicho edificio.

Milans del Bosch, golpista del 23-F

Por su parte, el exgeneral Jaime Milans del Bosch (1915-1997) fue uno de los artífices del Golpe de Estado perpetrado por unidades del Ejército de Tierra y la Guardia Civil el 23 de febrero de 1981. En concreto mandó sacar los tanques a las calles de València. Fue sentenciado a 30 años de prisión y expulsado del Ejército.

A su muerte fue enterrado también en la misma cripta que Moscardó por haber participado, con poco más de veinte años, en la defensa del Alcázar de Toledo.