Montse Bassa se ha convertido últimamente en la voz de su hermana, la consellera Dolors Bassa, encarcelada en la prisión de Alcalá Meco. En una entrevista en El Nacional, Bassa relata el día a día de la prisión de Dolors y cómo afrontan la estrategia judicial. También valora muy positivamente las muestras de apoyo de muchos catalanes hacia los presos políticos, pero defiende que "hay que dar un paso más" para conseguir que los presos salgan de la prisión y pide no "normalizar" la situación.

Montse Bassa

Ya hace dos meses del segundo encarcelamiento de Dolors. ¿Cómo lo llevan?
Sí, ya hace muchos días. De hecho, ahora hará 100 días. Yo siempre digo que es como un proceso de duelo fuerte. En noviembre cuando entró por primera vez nos llevamos todos un porrazo tan enorme...

¿No se lo esperaban nada?
Era una cosa que veías que podía acabar mal, pero hasta que no lo sufres no acabas de ser consciente de la gravedad del problema. En el mes de noviembre no podíamos ni hablar con los medios. Yo no podía. A medida que ella ha conseguido estar más fuerte... La vida en la prisión es durísima, pero quieras o no, caes en una rutina, que o lo aceptas o no sobrevives. A medida que ella también nos ha sabido transmitir esta energía, nosotros también nos hemos ido poniendo más fuertes y se vive de manera diferente.

Lo que cuesta más a toda la familia es la incertidumbre de no saber cuándo habrá juicio, ni saber de qué la acusarán

¿Qué es lo que cuesta más?
Lo que cuesta más a toda la familia es la incertidumbre, la incertidumbre de no saber cuándo habrá juicio, ni saber de qué la acusarán. El caso de Dolors es clarísimo. Ella ya estaba fuera después de un mes y aquí sí que no nos esperábamos que volvería a entrar.

¿Cuando fue al Supremo el 23 de marzo, no se lo esperaban?
Ella dejó el acta de diputada el día antes como último recurso para decir: "Lo he intentado todo por no volver a entrar en prisión". Pero no fue así. Ella realmente pensaba que una vez habían salido de la prisión hasta que no hubiera el juicio no volverían a entrar, porque no había ninguna razón. No habían hecho ninguna actuación como para tener que volver a entrar, semanalmente se presentaba en los juzgados. No había un argumento de peso.

¿El hecho de no esperarlo ha hecho que esta vez les esté costando más?
Sabiendo cómo es la justicia española tampoco vas tranquilo. El día antes nos despidimos, ella hizo su maleta y hablamos muy conscientes de que podía ser que no volviera. Ingenuidad ya no la hay y llevamos mucha experiencia, pero siempre te aferras a la brizna de esperanza de que no había un argumento fundamentado.

¿Ven imposible que salga antes del juicio?
Yo soy muy escéptica. No tengo ningún argumento para decir que no, pero después de ver el caso de Joaquim Forn, que aunque la Fiscalía pedía la libertad no se la concedieron, es difícil pensar que tanto ella como Carme, a pesar de dejar el acta y hacer lo que hicieron, tengan alguna posibilidad. Es tan incierto... aunque tampoco sabes hacia dónde irá. Hay contradicciones. A veces un día te levantas y piensas que a lo mejor sí hay una esperanza y lo ves bien y otros que no.

¿Y los abogados qué les dicen?
Estamos a la espera siempre. Es ser muy prudente como abogado no avanzar un hecho que tú no sabes. Ellos son muy realistas y desde el primer momento nos dijeron que siempre serían sinceros con nosotros y lo mismo le dicen a Dolors. De hecho, Dolors en el vis a vis que tuvimos justo cuando entró en la prisión por segunda vez, a finales de marzo, que trajimos a mi madre, que todavía no había ido nunca, nos cogió a todos y nos dijo con una serenidad que cuando lo pienso se me pone la carne de gallina: "Haced vuestra vida que eso va por muy largo".

Nos están robando una cosa que no nos devolverán nunca y me cuesta mucho perdonar eso. Nos estamos quedando sin hermana, sin abuela...

¿Cómo lo lleva ella personalmente? Tiene una madre mayor y una nieta muy pequeña, ¿no?
Eso es lo que le preocupa más. Tiene una madre de 86 años y una nieta de 3. Tenía una relación de abuela, la llevaba a la escuela cada día. Cuando estoy en casa de mi madre y veo entrar a la niña, que ahora tiene aquella edad en que tienen tanta alegría, no puedo evitar pensar lo que le están quitando. No puedes separar la alegría de verla de pensar que se lo está perdiendo. Eso es lo más doloroso. Nos están robando una cosa que no nos la devolverán nunca y me cuesta mucho perdonarlo. Nos estamos quedando sin hermana, sin abuela...

Y cuando la van a ver...
Es como un engaño, un engaño positivo porque nos queremos, pero cuando nosotros la vamos a ver a través del cristal, está prohibidísimo y ya no sale de uno mismo explicar si nuestra madre está mal o si tiene un problema, porque ellos ya sufren lo bastante. Y ella seguro que debe de tener malos momentos, la vida de la prisión es muy dura y estoy segura de que no lo explica para no hacer sufrir. Es un pequeño engaño en positivo.

De una persona que está encerrada en prisión no puedes decir que esté fuerte y que esté bien

¿Tienen bastantes visitas, no?
Me gusta mucho que tengan visitas. De hecho, ella siempre dice que las visitas de cuarenta minutos son regalos. Los abogados, los políticos que van entre semana... A mí, sin embargo, me hace un poco de daño cuando salen y dicen que están fuertes y bien. Es una falsedad. Claro que está fuerte y bien cuando la van a ver, pero es que es el regalo de la semana, pero es una palabra que no la podemos decir. Una persona que está encerrada en prisión no puedes decir que esté fuerte y que esté bien. Aunque aparentemente lo esté, tiene unos momentos como persona humana, lejos de la familia y de todo el mundo que no nos podemos permitir decir que están bien o que están fuertes.

¿Se banaliza?
La gente tiene que empatizar más con lo que es la vida en prisión. La vida en prisión no se reduce al momento feliz de la visita y solo faltaría que no hubiera este momento, porque sino no se aguantaría, pero el día tiene 24 horas y la semana tiene siete días.

¿Cómo es el día a día en la prisión?
Depende mucho de cada prisión y de sus horarios. Alcalá Meco tiene unos horarios muy estrictos. A las 7 de la mañana tienen que estar levantados, se tienen que duchar y a las siete y media van a desayunar. Entran a desayunar en grupos de diez, tienen que entrar en silencio y llevan sus cubiertos de plástico. Entonces, se tienen que sentar en los sitios que les asignan el primer día y tienen que comer en diez minutos. Incluso eso está controlado. Además, tienen que mantener silencio.

¿Durante la comida?
Sí. Tienen que mantener silencio. Cuando han acabado de desayunar tienen la mañana libre hasta la una y media. ¿Tú te imaginas estar allí sin tener ningún tipo de actividad?

Dolors es muy fuerte y estoy muy orgullosa de ella, contagia energía

Pero ahora ya se han podido apuntar a alguna actividad, ¿no?
Dolors en el mes de noviembre presentó treinta instancias y no le concedieron ninguna porque lleva su tiempo. Ahora han conseguido que les aceptaran dos, pero coinciden de horario. Solo puede hacer una, tiene que combinar o una o la otra. Le han dejado hacer aeróbic y cerámica. Lo que es muy importante es organizarse el día a día. Ella se ha organizado un horario muy estricto para no decaer. Dolors es muy fuerte y estoy muy orgullosa de ella, contagia energía.

¿Cómo continúa el día a día?
Después van a comer, donde vuelven a entrar en cola y en silencio... Una de las cosas de las que quedé más pasmada es de que no tienen agua. El agua se tiene que comprar aparte y la que no puede comprarla tiene que ir a una fuente a llenar botellas y llevársela al comedor. Es muy fuerte. Tienen media hora para comer y después las encierran en la celda tres horas. Después vuelven a tener un rato para salir al patio, cenan y las vuelven a encerrar en la celda.

Ahora, Carme y Dolors están en celdas diferentes, ¿no?
Sí, desde esta semana. Las peticiones de celda se habían hecho muy al principio y normalmente tardan un año en dártela y algo pasó que se la dieron antes. Han ganado en comodidad, pero echan de menos la parte humana. Echan un poco de menos poder comentar la película que miraban juntas, pero pueden verse durante la mañana y hablar. Estos meses les ha ido bien estar juntas.

Montse Bassa

¿Qué es lo que le ha costado más?
Una cosa que Dolors recuerda con dolor es que una vez están dentro en la celda, oyen el ruido de las puertas de hierro. A las diez de la noche, sin embargo, hay el recuento. Entonces te tienes que volver a levantar y ponerte firme delante de la puerta. Eso pasa varias veces. Llega un momento en que ya te habitúas, pero al principio le costaba mucho.

¿Y la relación con el resto de presas?
Es correcta. Tienen la suerte de estar en el módulo de respeto. Son personas que si alguna insultara o tuviera un trato que no fuera el correcto no estarían. Aun así, las internas de Alcalá Meco son mujeres de unos 30 años de unos sectores bastante pobres y una sociedad bastante marginal. El tipo de relación que puedes tener con ellas puede ser correcta, pero es un mundo muy diferente. Dolors, sin embargo, tiene un carácter que se adapta muy bien a la gente y no ha tenido ningún problema.

¿Se arrepiente de haber sido consellera?
Si en algún momento bajo se hubiera arrepentido de haber sido consellera o de haber estado en el exilio, me lo habría dicho y no me lo ha dicho nunca. Estoy segura de que está convencida de lo que hizo.

Ella siempre ha tenido claro que es inocente y piensa que se tiene que fiar de la justicia y, si no, pues que se demuestre

¿Tampoco el exilio?
Eso siempre lo ha tenido claro. Ella siempre ha tenido claro que es inocente y pensamiento es que se tiene que fiar de la justicia y, si no, pues que se demuestre. Su opción fue que se tenía que enfrontar a la justicia.

¿Cómo es que se han asociado las famílias?
Es una manera de canalizarlo entre todos, de compartirlo y de recibir apoyos. Además, la parte importante es que los beneficios que nos produce eso nos facilita que podamos ver a nuestros familiares. Los gastos que comporta ir a Madrid semanalmente nosotros no los podemos afrontar. Ninguna familia lo podría hacer. Por lo tanto, hay un apoyo económico que nos ayuda mucho, pero después está también toda la parte de denuncia que es básica. Cada vez estamos más fuertes. Hemos ido haciendo una red de contactos que nos ayuda muchísimo. Además, a personalmente ha sido un regalo.

Os habíais quejado mucho de que las presas están siempre silenciadas. ¿Eso está cambiando?
Sí. Eso te lo digo con orgullo. En el mes de noviembre, cuando Dolors compartía celda con Meritxell, oía en los medios de comunicación que o se olvidaban de ellas o las nombraban siempre las últimas. Entonces empezamos una pequeña lucha avisando a los medios. Poco a poco, sin embargo, la sociedad fue siendo consciente de que igual eran tics que tenemos sin darnos cuenta, porque estoy segura de que no hay mala fe. Yo noto mucha diferencia.

¿A qué atribuye el cambio?
Es la vida machista y sexista en que vivimos. En el mes de noviembre, yo estaba como loca buscando camisetas que dijeran "libertad presos políticos", pero no había. Llegué a pintar dos. Después mis amigos del Empordà crearon una web que tiene chapas y camisetas para que me tranquilizara (se ríe).

Los actos y los lazos son necesarios, pero no los saca de la prisión. Hace falta un paso más

¿Sufrís por que baje el apoyo popular con el tiempo?
De momento hay muchos actos y tenemos unas agendas que ya casi no las podemos cubrir. Los actos son fantásticos. Los actos y los lazos son necesarios, pero no los saca de la prisión. La población catalana tendría que dar ahora un paso más allá y empatizar con lo que es la dureza de la vida en la prisión. Yo no digo que tengamos que vivir con un discurso victimista, pero me da miedo que a la larga todos lo vamos normalizando. Todos los tenemos presentes, pero la vida continúa. ¿Cuándo se moviliza la gente? Cuando estamos indignados. Ahora estamos en un periodo que estamos a la expectativa, a ver cómo van las cosas. Es hora de ir picando piedra.

La gente tampoco sabe qué hacer más allá de llevar el lazo...
Claro, y lo agradeces mucho. Tú vas por la calle y ves a una persona que lleva el lazo y se te abre el alma, es una caricia y se agradece, pero no dejas de pensar que se puede ir normalizando. No digo que pase ahora, pero tenemos que estar alerta para que no ocurra. No nos podemos quedar con el mensaje que tenemos ahora, tenemos que esperar que el mensaje llegue al futuro de forma contundente. Existe el peligro de que la cosa empiece a normalizarse.

Si alguien quita la cruz, pues tú la vuelves a poner. Si te borra el lazo, lo vuelves a poner. No nos cansaremos

Los últimos días ha habido algunas agresiones a gente que ponía lazos amarillos en las playas. ¿Qué pensáis de esto?
El día que vi el vídeo de Canet me dio mucha tristeza, tristeza de verdad. Pero fíjate en que enseguida se veía quién era agresivo. No hacen falta muchas palabras. Se trata de evitar caer en provocaciones, porque es lo que se busca. Si alguien saca la cruz, pues tú la vuelves a poner. Si te borra el lazo, lo vuelves a poner. No nos cansaremos. De forma contundente pero pacífica.

¿Y Ciudadanos quitando el lazo del Parlament?
Verlo me provocó una profunda tristeza también. Lo encontré una falta de respeto enorme. Estoy segurísima de que al revés no hubiera pasado nunca. Es muy triste ver eso, pero también es un argumento más con el que se retratan. Nunca veremos una imagen así de los partidos independentistas. Es un tema de valores. Los partidos del 155 han intentado provocar tanto que ha atravesado la línea del respeto.

¿Le han decepcionado?
El día que los familiares fuimos al Parlament y ni se dieron la vuelta... No sé, no diré nombres, pero gente que habían trabajado con mi hermana, incluso antes, no son capaces de separar la parte personal. Ser político es un trabajo y antes tendría que estar la persona que el trabajo.

Cuando encerraron a todo el Govern y vi que no íbamos a una huelga general, me desmonté

¿Hablamos del papel de los sindicatos?
El día que tuve la decepción mayor fue al principio de todo, en noviembre, cuando encerraron a todo el Govern y vi que no íbamos a una huelga general, yo me desmonté. Pensé: "¿qué más tiene que ocurrir para que con una situación tan grave no hagamos una huelga general?". Si eso hubiera pasado hace veinte años, nadie se hubiera imaginado que continuaríamos yendo a trabajar. ¿Qué ha pasado?

De hecho, lo denunció en su momento...
No me pude callar. Yo tengo amistades con líderes sindicales y tuvimos conversaciones y la respuesta era que no todo el mundo era independentista. Me decían que la mitad de la gente no es independentista y yo decía '¿y que pasa con la mitad de la gente que lo es?'. Tenemos el mismo derecho. A mí me ha costado mucho aceptarlo. Por suerte ahora parece que va mejor. Hace poco la ejecutiva de la UGT me ha pedido encontrarnos y todavía no hay fecha pero quieren hacer un acercamiento para buscar propuestas para ayudar a la Dolors a nivel personal. Hay un sector de la UGT que la apoya con mucho cariño. Yo estaba ofendida y pienso que con razón.

¿Cree que han reaccionado ahora?
Después también es importante que pasen los días y que encontremos un camino que nos juntamos. Nos necesitamos todos.

De hecho, en abril hubo una manifestación.
Estuvieron mucho a la altura y se los agradezco. Ningún reproche. Lo que pasó al principio está olvidado seguro. Lo que hay que hacer es ampliar más la base y cuanto más ensanchemos mejor.