La cara nueva del PSC para la campaña del 26-J es Meritxell Batet (Barcelona, 1973). Nacida en Vallcarca y licenciada en Derecho, se marchó el año 1998 a Madrid de la mano de Narcís Serra como asesora independiente. Más tarde, fue diputada en el Congreso de los Diputados durante once años. En las últimas elecciones, Pedro Sánchez confió en ella como número dos de la lista del PSOE por Madrid. En abril, Batet apareció en Barcelona después de la renuncia por sorpresa de Carme Chacón, que había estado al frente de la candidatura los últimos tres comicios.

Llegó a la primera línea de la política catalana dos meses antes de las elecciones y ha hecho gran parte de su carrera en Madrid. ¿Cree que eso le puede dificultar las cosas en Catalunya?
Siempre he sido diputada por Barcelona, sigo teniendo mi piso aquí, doy clases en la UPF... He hecho mucha vida en Barcelona, pero ser diputado en el Congreso te exige estar y trabajar en Madrid. El hecho de ser número uno es la diferencia y exige un grado de conocimiento superior que yo no tenía. Pero eso le pasa a cualquier persona que, por primera vez, es número uno en una lista.

¿Cómo lo enfocan?
Para nosotros lo más importante es que se conozca el proyecto político porque es lo que marca una diferencia. Estamos convencidos de que el proyecto de país que presentamos es lo mejor. Establece unas ambiciones y unas ganas de transformar la realidad actual muy fuertes y con mucha solvencia. Tiene mucha credibilidad. Son cambios viables y ambiciosos, una combinación muy importante.

Pero el proyecto político también tiene que tener una cara visible...
Sí. También creo que es básico que, en el momento actual, haya un conocimiento personal y capacidad de empatizar con los ciudadanos. La manera de hacer política ha cambiado en este sentido. Antes se valoraba mucho que tuvieras muchos conocimientos. Ahora no sólo debes tener capacidades e inteligencia, sino que también hay que trabajar la proximidad, porque al final los políticos somos humanos y se nos tiene que ver como tales.

La austeridad de la campaña electoral hace que sea una campaña más minimalista y eso hará que los actos tengan esta proximidad, que sean de formatos más pequeños y que se pueda hablar de manera más directa.

Ser número uno marca la diferencia y exige un grado de conocimiento superior que yo no tenía

En esta campaña vendrá dos veces a Catalunya Pedro Sánchez y una José Luís Rodríguez Zapatero. Es decir, menos líderes socialistas vendrán a dar apoyo a la campaña del PSC. ¿A qué es debido?
Todos vamos más cansados. Son dos campañas muy seguidas y se mueve mucha gente por el territorio. Pedro Sánchez ya ha venido dos veces en precampaña, por lo tanto, vendrá un total de cuatro veces en pocas semanas. Es muy intenso. Tampoco hemos pedido que venga demasiada gente porque, al final, lo importante es hacer actos donde podamos explicar contenidos.

Por otra parte, también vendrán otras personas que no son líderes socialistas, pero sí que forman parte del equipo de expertos de Pedro Sánchez. Algunos son Ángel Gabilondo o Sami Naïr. Gente de fuera de Catalunya con los cuales compartimos proyecto y representan cosas importantes en su ámbito.

Después de arrasar el año 2008 con 25 diputados, los resultados han ido a la baja. ¿Cómo explica este descenso?
Efectivamente, el PSC ha tenido unos años que no han sido buenos. En estos momentos, el PSC representa la formación política en Catalunya con el proyecto más solvente y el mejor para España. Queremos cambiar España y estamos trabajando para eso. Queremos que sea un proyecto ilusionante de nuevo, para seguir construyéndolo conjuntamente. Eso nos da mucha legitimidad en unas elecciones generales como las del 26-J.

Hay a quien dice que la caída de votos es resultado de una crisis del discurso del PSC...
En todos los países europeos, las opciones socialdemócratas han tenido altibajos. Sobre todo en crisis económicas, donde la gente sufre mucho y hay incertidumbre y miedos, estas opciones tienden a bajar porque representan la moderación. Pero, al final, son los que tienen las respuestas efectivas para transformar la realidad. Por eso, esta fuerza de la izquierda real es la que se tiene que recuperar porque estamos en un momento de cruce. Con la indignación y la protesta no es suficiente. Además de eso, tenemos que ofrecer soluciones y propuestas.

Todas las socialdemocracias europeas, como es el PSC, tienden a bajar en tiempo de crisis porque representan la moderación

Este descenso de votos tuvo lugar con Carme Chacón al frente. Ahora, usted es el cambio principal en comparación con el 20-D. ¿Qué la hace diferente a Chacón?
Yo destacaría que, aparte del cambio del cabeza de lista, por primera vez hemos incorporado a un independiente, Manuel Cruz. Es una persona muy prestigiosa y muy comprometida con su sociedad. Ha sido capaz de dar un paso adelante y de mojarse en política y en unas siglas de un partido. Esta capacidad de atraer talento y de incorporar a las filas socialistas gente independiente que no milita pero que cree que el PSC es el mejor instrumento para cambiar la realidad, creo que es una muy buena noticia para todos los socialistas y para el proyecto político.

Centrémonos en usted. ¿Qué valores o conocimientos representa diferentes de Chacón?
Cada persona tiene su perfil, su biografía, su talante, su personalidad... Cada persona es diferente. Es como hacer comparaciones entre dos personas de otro partido político que defenderán el mismo proyecto, compartirán ideología, pero que no son necesariamente iguales.

El famoso cinturón rojo que engloba al área metropolitana de Barcelona parece que ha pasado a ser morado. ¿Se recuperará en estas próximas elecciones?
Creo que las preocupaciones de los ciudadanos del cinturón rojo son las mismas que eran: tasas de paro elevadas, precarización del trabajo alarmante, dificultades económicas para mantener un nivel de estudios superior... Lo que veo es que los ciudadanos tienen problemas sociales que se tienen que atender y las respuestas que el PSC da a estas emergencias son las más solventes y las más eficaces para combatirlos y para luchar contra las desigualdades.

¿Entonces, por qué ha habido este cambio en el sentido del voto?
En momentos de crisis, la emoción tiene un peso muy importante y la razón tiene menos. Nosotros somos la izquierda de la Ilustración, que tiene como fundamento la razón, y lo que tenemos que hacer es ser capaces de entrar en la otra línea emocional. Pero, al final, las políticas son las que son y la capacidad de las fuerzas socialdemócratas para gestionar y para cambiar la realidad está más que acreditada.

¿Qué resultado electoral se han marcado en toda Catalunya para estar satisfechos?
El principal objetivo es ganar las elecciones, que Rajoy no esté en la Moncloa y que haya un presidente socialista. Por eso, lo mejor que puede pasar es que los socialistas ganen las elecciones. Se tiene que pensar mucho en qué presidente queremos a la hora de votar en estas elecciones, aunque sean parlamentarias. Sin duda, Pedro Sánchez es la persona que está mejor posicionada, más preparada y mejor valorada por parte de la inmensa mayoría de los ciudadanos.

El principal objetivo es ganar las elecciones, que Rajoy no esté en la Moncloa y que haya un presidente socialista

¿Superaran los resultados del 20-D?
Salimos con este objetivo. Los objetivos se marcan para conseguirlos.

Han propuesto un referéndum sobre un “acuerdo de todas las fuerzas políticas” sobre un “nuevo contrato” para Catalunya. ¿Puede concretar esta propuesta?
Pedro Sánchez propuso un nuevo pacto político con Catalunya porque hace muchos años que todos los socialistas de España hemos reconocido que hay un problema de encaje. Nosotros creemos que es mejor, más deseable y más factible seguir juntos para afrontar los retos del futuro. Por eso, proponemos reformar la Constitución y renovar este contrato que se tiene que actualizar sí o sí.

¿Participarían todas las fuerzas políticas en la negociación de este acuerdo?
Queremos reformarla con el máximo consenso posible. Esta es una solución política para un problema político. Por eso, queremos la participación de todas las formaciones políticas, también las que hoy defienden la independencia.

En la SER, aseguró que un referéndum de independencia “no refleja la heterogeneidad de las ideas de los catalanes”. ¿Un referéndum sobre la reforma constitucional sí que las refleja?
La sociedad es heterogénea y, cuando te hacen contestar una cosa de ‘sí’ o 'no', es mucho más difícil. Muchas veces la respuesta puede ser ‘depende’, ‘sí pero’, ‘no pero’... Primero, las fuerzas políticas tenemos que hacer el esfuerzo de canalizar esta heterogeneidad y encontrar los puntos de consenso entre todos nosotros. Eso no quiere decir que todos íntegramente nos sintamos representados en la literalidad del acuerdo, porque no pasa nunca. Los acuerdos se producen porque se acercan posiciones mutuamente. Por eso, me parece más positivo someter a votación un acuerdo donde todos los que formáramos parte pidiéramos un 'sí', en lugar de hacer un referéndum que no propone ni resuelve nada. El referéndum constitucional sí que propone un acuerdo y resuelve el problema de fondo.

El 'sorpasso' no se va a producir

Pero no se daría respuesta al 48% de los catalanes que posicionan a favor de la independencia...
O sí. Porque hay mucha gente de este 48% que diría ‘no’ a una España como la de ahora, pero ‘sí’ a una España diferente: un Estado federal con unas reglas de financiación diferente, un Senado que permita la cooperación y participación en un cogobierno con España, un reconocimiento de las singularidades de Catalunya, explicitar competencias que ahora no están en la Constitución pero sí en el Estatut de autonomía... Esta es una posición mayoritaria por parte de los catalanes y catalanas que en una España diferente se pueden sentir a gusto.

Una vez celebradas las elecciones, previsiblemente, se abrirá una nueva etapa de pactos. ¿Está convencida de que, como dijo Pedro Sánchez, no habrá terceras elecciones?
Creo que los ciudadanos no nos permitirán que haya nuevas elecciones y creo que no debemos ir. Es bueno que haya pluralidad política porque quiere decir que hay una diversidad mayor para que la gente se sienta identificada con alguna formación, pero esta pluralidad exige cambiar las reglas del juego por parte de los partidos.

¿Cuáles son las nuevas reglas del juego?
Debemos tener más voluntad de diálogo y mayor capacidad de acuerdo. Esta tónica [más diversidad] se mantendrá. Por lo tanto, el 26-J hará falta que nos volvamos a sentar a negociar y llegar a acuerdos para desencallar. Lo que no podemos hacer es mantenernos en el inmovilismo y en el bloqueo donde estamos ahora.

¿Si se repite la situación del 20-D, entre C's y Podemos, por cuál apuesta?
Ninguna de estas dos sumas eran suficientes. Por eso, pensamos que todas las fuerzas del cambio, a pesar de las muchísimas diferencias ideológicas, podíamos ponernos de acuerdo en cuestiones esenciales. Esta vez, todos queremos gobernar, pero la cuestión es pensar por qué y qué políticas queremos hacer. Todas aquellas fuerzas políticas con quien nos podamos ponernos de acuerdo en los temas básicos también podremos pactar y gobernar.

En caso de que Podemos hiciera el sorpasso al PSOE, ¿preferiría un acuerdo con la formación morada o dejar que el PP gobernara con C's?
El sorpasso no se producirá. El partido socialista no quedará por detrás de Unidos Podemos. Queremos ganar estas elecciones. El próximo presidente del gobierno será Mariano Rajoy, con una mayoría con C's, o Pedro Sánchez. Nosotros no apoyaremos el PP porque sus políticas son contrarias a lo que nosotros defendemos.

No nos parece razonable sostener al Gobierno de España sobre fuerzas que lo que hacen es trabajar para marcharse

¿Si la posibilidad de gobernar dependiera del acuerdo con las formaciones nacionalistas, siguen descartando el acuerdo?
Nosotros no descartamos dialogar con nadie. Lo que no nos parece razonable es sostener al Gobierno de España sobre fuerzas que lo que hacen es trabajar para marcharse. No tienen un proyecto de país, no tienen un proyecto para España, no quieren ayudar a la gobernabilidad. Hacerlo sería irresponsable. Queremos contar con estas fuerzas políticas para abordar una reforma de la Constitución y plantear la resolución de un problema que para nosotros es importante, porque afecta a Catalunya pero también al conjunto del Estado.