La semana posterior al juicio del 9-N, el expresident de la Generalitat, Artur Mas, ha reanudado su agenda de contactos para explicar el proceso soberanista catalán, el conflicto con el Estado y la viabilidad de integración dentro de la Unión Europea. Este jueves Mas se ha trasladado a Madrid para ofrecer una conferencia titulada Catalunya y la UE en el siglo XXI en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma, que es el mismo lugar donde el expresidente español, Felipe González, sufrió un escrache por parte de un grupo de radicales hace unos meses.

Eso ha llevado a su comitiva a extremar las precauciones y guardar el máximo secretismo, ante el temor a una circunstancia similar. Lejos de eso, un grupito de estudiantes han rodeado al expresident y una de las chicas, de nombre Almudena, se ha dirigido a Mas para preguntarle cómo podían contribuir a pacificar las relaciones entre Barcelona y Madrid. Este se ha mostrado reconfortado y ha lanzado un mensaje sin concreción en el interlocutor, sobre la visión que se estaría intentando ofrecer del proceso catalán.

"Asimilando la situación catalana a la violencia, están preparando el caldo de cultivo para justificar la intervención", ha dicho sobre la posibilidad de que el Estado lleve a cabo la Operación Precinto de los colegios para evitar el referéndum, o incluso, suspender algunas competencias de la Generalitat, después de haber forjado un marco mental de conflicto. El expresident cree que la sociedad catalana "lo rechazaría muy mayoritariamente", recordando que a lo largo de todas las movilizaciones en la calle ha reinado la calma. "Mienten porque el soberanismo se ha expresado con un tono absolutamente cívico y pacífico", ha lamentado.

Las declaraciones responden a las palabras de algunos tertulianos madrileños, como Eduardo Inda, quien ha comparado el clima vivido con el terrorismo de ETA en el País Vasco, con el independentismo. La opinión también llega después de la denuncia de la Fiscal en jefe de Barcelona, Ana Magaldi, sobre los insultos que habría sufrido durante el juicio del 9-N. "[Magaldi] se ha dedicado a explicar este clima de violencia cuando se puede comprobar por las imágenes que, más allá de un insulto reprobable, no había ninguna agresión ni peligro de agresión", ha denunciado Mas ante un grupo amplio de periodistas de medios catalanes y madrileños.

Preguntado por este diario, incluso ha considerado que las acciones de la ministra de Administraciones Territoriales y vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, sobre buscar a otros interlocutores en la sociedad catalana que no sean el gobierno legítimo de la Generalitat, también sirven para legitimar la intervención. "Siempre dicen que tienen un talante democrático, ¿pero olvidan que el Parlament actual se constituyó después de unas elecciones donde participó el 75% de la población que dio mayoría absoluta a favor de la independencia?", ha explicado. 

Mas se ha vuelto contra el Estado, señalando que sería el ejecutivo del Partido Popular quien habría practicado "la agresión" contra los políticos independentistas, como las filtraciones de la Operación Catalunya estarían revelando en forma de goteo. "Es una guerra sucia ilegal, porque están cometiendo ilegalidades grandes, y afortunadamente habrá una comisión de investigación en el Congreso que aportará luz", ha explicado el mismo día en que se ha conocido que el diputado del PNV, Mikel Legarda, será el presidente del órgano que, entre otras cosas, tiene que investigar al exministro Jorge Fernández Díaz.

El mismo miércoles, ERC y el PDeCAT lanzaron una ofensiva en el Congreso contra la expresidenta del Partido Popular catalán, Alícia Sánchez-Camacho, y el jefe de gabinete de la Presidencia, Jorge Moragas, para llegar al fondo del entramado.

El político catalán iba acompañado del delegado de la Generalitat en Madrid, Ferran Mascarell, el líder del PDeCAT, Francesc Homs, la diputada Lourdes Ciuró, el senador Josep Lluis Cleries, entre otros representantes del partido en las Cortes. Según algunas fuentes han explicado a El Nacional, el expresident cenó con diputados miércoles por la noche, y este mismo jueves volverá a Barcelona.