El presidente Artur Mas recibe con los brazos abiertos a David Fernàndez, quien hace unos años fue su alter ego político. En los primeros segundos del podcast hecho público este domingo, Mas recuerda la que quizás fue la imagen más sorprendente e importante de la cual nació la consulta del 9-N: la del abrazo entre el líder convergente y el cupero.

Siete años después, los dos políticos mantienen la admiración por el otro, convencidos de que la unidad fue clave en el procés independentista: "Yo volvería a repetir un abrazo así con cualquiera que, siendo ideológicamente diferente, están en algunas cosas a mis antípodas, luchara por una causa común y un objetivo común", confiesa al presidente.

En este episodio del podcast presentado por Mas, el presidente busca en la conversación con Fernàndez un nuevo punto de reencuentro entre los dos "viejos conocidos de la política" y una explicación para el "fracaso" de la socialdemocracia europea.

"En la Europa del siglo XXI, ¿cuál es la línea divisoria entre la derecha y la izquierda? ¿Sigue habiendo diferencias sustanciales entre derechas e izquierdas?," plantea Mas.

El fin de un ciclo

"Yo creo que sí, pero al mismo tiempo creo que no", responde Fernandez, y cita el libro de Ignacio Sánchez-Cuenca, La izquierda: fin de (un) ciclo, al cual los dos vuelven en varios puntos de la conversación.

Fernàndez está de acuerdo con varios puntos del libro "La izquierda no se sabe reubicar en este siglo XXI tan acelerado y tan convulso", explica. Con respecto a la Europa actual, tal como había planteado Mas, el cupero responde que, efectivamente, nos encontramos al final de un ciclo y en el inicio de otro: El [siglo] XX era la fase política de la historia y ahora estamos en la fase económica... La fuerza de la economía lo ha difuminado mucho, porque al final quien diseña, quien modula, quien cambia, quien altera nuestra vida en común son mucho más las fuerzas económicas."

¿Izquierda o derecha?

Para Mas, el triunfo del estado del bienestar como modelo en la Europa actual es una prueba de que "esta diferencia entre derechas e izquierdas, en el contexto europeo, cada vez está más difuminada", y pone como ejemplo la diversidad política que ha mandado en los últimos años en Europa: "La sensación que yo tengo es que ninguno de estos partidos, cuando llegan a los gobiernos, acaba cuestionando el sistema fundamental de estos países democráticos europeos, empezando por el estado del bienestar."

Por el contrario, Fernàndez sí cree en la izquierda como un proyecto que, "fundamentalmente, lucha contra las desigualdades", pero coincide con Mas en la difusión de los límites entre los polos políticos. Así y todo, el exdiputado se muestra escéptico con esta transformación y aquellos políticos que se apropian de banderas: "Yo creo que la línea divisoria es si entre la palabra y los hechos hay un abismo o hay una proximidad," es aquí donde reside la "valía de la política".

Para Fernàndez, es la sustancia detrás de las convicciones lo que interesa, un hecho "fuera de la política", pero esencial. Es por eso que coincide con Mas que fue la política de derechas Angela Merkel quien presentó el plan de acogida de refugiados más ambicioso durante la crisis de la década pasada. Con tono irónico, Fernàndez parafrasea a José María Valverde: "Las ideas nacen en la izquierda y van muriendo hacia el centro". "¿Van muriendo, o van teniendo éxito?," sonríe Mas.

Puro marketing

El problema, según plantea Mas, es que la división entre derecha e izquierda o la importancia que ponemos en las etiquetas en la política responde, en realidad, al "interés de las cúpulas de los partidos de marcar esta división." Es decir, la necesidad de diferenciarse de los competidores para tener éxito, de la misma manera que dos marcas de pan de molde se tienen que distinguir entre ellas cuando se encuentran al lado en la estantería del supermercado.

La política, en este sentido, se enfoca cada vez más en la imagen con el fin de poder competir con los candidatos rivales y acaparar más la atención. Así lo constata Fernàndez: "Lo que está matando este debate ideológico es el marketing. Y el marketing mata la política".

Más concretamente, Fernàndez lamenta como en este paradigma "todo queda reducido a consignas muy pequeñas, a una explotación de las emociones, o de la emocionalidad, poco reflexivo."

Renunciar al Estado

Mas considera que una vez se ha consolidado un estado del bienestar, el siguiente paso es crear una red internacional y abolir las naciones-estados tal como los conocemos: "Las nuevas banderas de estos movimientos, que antes se definían como de izquierdas... requieren renunciar a un concepto qué es el Estado soberano."

Fernàndez coincide en este punto, pero se muestra escéptico sobre qué tipo de sociedad internacional se puede llegar a establecer. En referencia a eso, el cupero cita al economista Karl Polanyi en La gran transformación y señala que "el libro que más me ha gustado siempre de crítica al liberalismo económico, no es el Manifiesto Comunista; es Polanyi." Fernàndez coincide con el hecho de que "no es lo mismo 'sociedad con mercado', que 'de mercado', es decir, donde todo se mercantiliza y todo se compra y se vende. Porque si todo se compra y se vende, al final resta valor y todo tiene precio", como pasa con la política.

Capitalismo

En las conclusiones del podcast, Fernàndez confiesa que "la frase '¿dónde está la izquierda? Al fondo a la derecha', muchas veces ha sido de una realidad abrumadora". El reto, según él, es que la política pueda condicionar la economía, y no al revés, ya que, tal como dice Mark Fisher a Capitalist Realism, "estamos en un momento en que el capitalismo es, al mismo tiempo, inviable e invencible".

Para alejarnos de esta "distopía neoliberal", Mas cree que el remedio tiene que venir en forma de un "esquema que supere los estados soberanos, y un esquema de cooperación internacional real, o todo eso se quedará en la pura utopía".

"La crisis europea de la socialdemocracia es la evidencia de este fracaso histórico", reconoce Fernàndez.

 

Foto principal: el exdiputado David Fernàndez y el presidente Artur Mas en conversación para el podcast