Un año más, el independentismo vuelve a tomar las calles. Una nueva demostración de fuerza del movimiento ocupará Barcelona para mostrar al mundo que no se encoge. El momento en el que llega la manifestación, que se presenta bajo el lema "La Diada del Sí", es trascendental. A 21 días para el referéndum del 1 de octubre, y en medio de una batalla judicial iniciada por el Estado para impedirlo, la participación en esta manifestación demostrará la fuerza del independentismo y servirá como pistoletazo de salida de la campaña.

Probablemente, esta manifestación no será un punto final del proceso catalán, pero sí un punto y aparte, que llega después de años de manifestaciones masivas en las calles. Unas movilizaciones pacíficas, llenas de color y con mucho ingenio, que han servido a Catalunya para mostrarse en el mundo y difundir su reivindicación. Aquí hacemos una recopilación.

2012. "Catalunya, nou estat d’Europa"

La primera gran manifestación de la Diada llegó el año 2012. No era, sin embargo, la primera movilización importante del movimiento. El ambiente venía gestándose desde julio de 2010, cuando un millón de catalanes salieron a la calle como respuesta a la sentencia del Tribunal Constitucional contra el Estatut. Paralelamente, el movimiento independentista también se había ido fuerte a través de unas consultas celebradas por todo el país y que nacieron en Arenys de Munt.

No fue, sin embargo, hasta el 11 de septiembre de 2012 que el movimiento marcó un punto de inflexión. La manifestación de aquella Diada acogió un millón y medio ciudadanos y llevaba por lema "Catalunya, nuevo estado de Europa". Empezó en el cruce de la Gran Via y el paseo de Gràcia, y acabó en la Ciutadella, donde la ANC fue recibida por la presidenta del Parlament, después de horas de manifestación sin que los participantes prácticamente pudieran moverse.

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El éxito y la trascendencia de la manifestación desencadenó los movimientos políticos que se produjeron posteriormente. La negativa del presidente español, Mariano Rajoy, al pacto fiscal forzó que el entonces president Artur Mas convocara unas elecciones anticipadas, con la promesa de consultar a los catalanes sobre su futuro político.

2013. "Via Catalana"

Si la manifestación de 2012 había sido bastante improvisada, la de 2013 estuvo pensada y estudiada al detalle. La primera había servido como autoafirmación del movimiento. La segunda tenía otro objetivo: mostrar al mundo las aspiraciones del movimiento. ¿Y cómo se podía hacer? Dando una imagen que se entendiera internacionalmente, y la repetición de la Vía Báltica cumplía todos los requisitos. El 23 de agosto de 1989, dos millones de ciudadanos de Estonia, Letonia y Lituania habían formado una cadena humana enlazando sus tres capitales para exigir la independencia de los países bálticos respecto de la URSS.

El día 11 de septiembre de 2013, a las 17.14 horas, recordando los hechos de 1714, Catalunya se unió de norte a sur. Desde Alcanar hasta El Pertús, dos millones de catalanes se cogieron de las manos durante unos minutos para mostrar su apoyo a la independencia de Catalunya. Cada uno puso su granito de arena hasta acabar formando una cadena de aproximadamente 400 kilómetros.

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2014. V - "Ara és l'hora, units per un país nou"

El momento no era menor. Se cumplían 300 años de los hechos de 1714 y Catalunya estaba a las puertas de la consulta del 9 de noviembre. Además, el éxito de la edición anterior obligaba a volver a afilar el ingenio y a hacer una demostración de fuerza.

El escenario escogido volvió a ser Barcelona. La Gran Via y la Diagonal, prácticamente de punta a punta hasta la plaza de Les Glòries, se llenaron de ciudadanos. Desde el cielo, la imagen era una V, de "voluntad, votar y victoria", los pasos imprescindibles para llegar al 9-N. En una escenificación parecida a la del año anterior, las camisetas rojas y amarillas se fueron alternando hasta acabar formando la imagen de una bandera, vista desde el cielo. La imagen aérea valía más que mil palabras: 1,8 millones de catalanes formaban una V con los colores de la bandera catalana.

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2015. "Vía Llliure"

De nuevo, Barcelona como eje central de la movilización y momento trascendental del procés. Esta vez sin embargo, en la Meridiana. Si el año anterior había sido el 9-N, esta Diada llegaba a las puertas de las elecciones del 27-S. Justo cuando se iniciaba la campaña electoral.

Los más de cinco kilómetros de la Meridiana quedaron desbordados de ciudadanos que, con láminas de diferentes colores, simbolizaban los valores de la República Catalana. El amarillo era la democracia, el naranja, el equilibrio territorial, el verde claro, la diversidad, y así hasta 10 colores diferentes llenaban la vía de los valores que quería representar la nueva república. A las 17.14, un puntero gigante empezó descender por la vía hacia el mar hasta llegar a la Ciutadella, punto final del recorrido.

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2016. "A punt"

De nuevo, el año pasado, descentralización. Para dar peso al territorio, Barcelona dejó de ser el punto central y compartió protagonismo con cuatro ciudades más del país, que también acogieron partes de la movilización. Hablamos de Tarragona, Lleida, Salt y Berga.

Con una idea parecida a la de la "Via Lliure", cada ciudad reivindicaba un eje básico de la futura República Catalana. Salt representaba la solidaridad y la diversidad, Berga, la cultura; Tarragona, el progreso; Lleida, el equilibrio territorial y Barcelona, las libertades. A las 17.14 todos los manifestantes levantaron unas láminas blancas con un punto amarillo en medio. El significado: estamos "a punto".