Joaquim Forn hace más de dos años que está en prisión y ha escrito dos libros. El segundo ya ha salido con la sentencia de 10 años y medio de prisión por el delito de sedición y relata cómo ha vivido estos últimos meses Entre togues i reixes, (Entre togas y rejas), publicado por Encicolpèdia. Así se titula la obra, prologada por la periodista Mònica Terribas.

El libro se define como "personal e íntimo". Forn se detiene en las pequeñas cosas y en todo lo que nunca ha aparecido en las transmisiones del juicio a los líderes del 1-O desde el Supremo. Explica cómo se prepara para comparecer ante el juez, cómo vive su declaración y cómo encaja la sentencia. Quien fuera conseller de Interior rememora las imágenes de las cargas y la perplejidad ante la violencia policial el día del referéndum, pero también explica las horas en Soto del Real, en el patio o celebrando un cumpleaños.

Entre togas

Forn dedica un capítulo al major de los Mossos, Josep Lluís Trapero, pendiente de juicio en la Audiencia Nacional, que declaró como testigo. También habla del testimonio del comisario Ferran López, de quien destaca la importancia de su relato calificándolo de "contundente".

El autor se sincera con uno de los episodios críticos del juicio. El momento en que Eulàlia Reguant y Antonio Baños más que ayudar en su papel de testigos, jugaron a hacer política donde no tocaba y no pudieron ayudar en nada a los procesados cuando se negaron a responder a las preguntas de Vox. Los testigos están obligados a decir la verdad y a responder a todo el mundo, al contrario de los acusados. Conocían la condición, pero aún así se arriesgaron a una sanción económica, aparte qde ue a Manuel Marchena, el presidente del tribunal, los descartó como testigos.

Forn, en el capítulo "Soraya, Mariano, Zoido..." relata, sobre los dos exdiputados de la CUP: "Me sabe mal, creo que es un error la decisión que han tomado, como testigos. Sus declaraciones tienen valor para nosotros, son importantes para la defensa. Han venido al Supremo para reforzar nuestras tesis, y se van a casa sin hacerlo, extraviados en una batalla estéril".

Quim Forn destaca las declaraciones como testigos del expresident Artur Mas, el lehendakari Iñigo Urkullu, que explicó con detalle toda la mediación antes del referéndum, la alcaldesa Ada Colau, el exdirigente de los comunes Xavier Domènech y el del entonces ministro del Interior Juan Ignacio Zoido, este último por decepcionante. "Su actitud cobarde, inconsistente. Sus frases más repetidas son 'eso no lo sé' y 'supongo'. Sólo le noto convencimiento, un cierto apasionamiento, una cierta vehemencia cuando dice que él no diseñó el operativo del 1 de octubre, y cuando intenta explicar que: 'Había unos auténticos escudos humanos que impidieron que se pudiera acceder; había una resistencia activa'. Entonces sí que le pone ganas", relata Forn. En cambio, explica que la declaración del teniente coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos, a quien le dedica un capítulo entero, no le sorprendió.

Entre rejas

Forn combina capítulos donde explica cómo vio y vivió el juicio y lo que sucedía cuando él y los demás presos políticos volvían a la prisión.

Joaquim Forn recuerda cada una de las visitas y las vivencias en las tres prisiones por las cuales ha pasado y también hace algunos reproches a las ausencias. Como la del cardenal arzobispo de Barcelona, Joan Josep Omella. Forn le escribió pidiendo que los visitara, pero no llegó a ir nunca. "El miedo al qué dirán y el querer quedar bien con todo el mundo han acabado pesando más que los mensajes que predica, y que contienen los Evangelios: estaba en la prisión y no viniste a verme", lamenta Forn, directo y sin contemplaciones.

Forn explica el día que supieron que Jordi Cuixart sería padre por segunda vez y cómo se las ingeniaron para tener mona por Pascua y pasteles de cumpleaños.

También explica el encuentro con Sandro Rosell en Soto del Real, la intuición que tenía el expresidente del Barça de su puesta en libertad, y de cómo lo vivió Forn en paralelo a su juicio. Y dedica varios momentos del libro a su trabajo preparando el juicio y la campaña electoral de las elecciones municipales en las cuales fue el candidato por Barcelona de Junts per Catalunya y fue elegido, sin poder ejercer de nuevo como tal. 

"El pienso ya está preparado"

De entre los episodios en el Tribunal Supremo, durante el juicio, pero fuera de cámaras, están los de las comidas y las siestas. Los nueve acusados que estaban en prisión preventiva comían juntos en una sala y aprovechaban para echar la siesta. Allí, también, recogían viandas que los familiares les llevaban y que medio escondían para que la policía no se las requisara.