El padre Manuel Nin decidió celebrar ayer su ordenación como exarca apostólico para los católicos griegos de tradición bizantina en la basílica de San Pablo Extramuros por varias razones. Primero, por el vínculo benedictino de esta basílica y el monasterio de Montserrat de donde es monje; después, porque este apóstol predicó en Atenas, y en tercer lugar porque hay una tradición muy antigua que dice que San Pablo llegó a Tarragona, lo cual dibujaba un emotivo vínculo para el nuevo exarca griego, nacido en El Vendrell.

Poco se pensaba Manuel Nin que durante unas horas se convertiría en un polo de conexión entre Catalunya y Roma. Su ordenación concentró ayer por la mañana en esta gran basílica vaticana, donde la tradición marca que está enterrado San Pablo, la plana mayor de la Iglesia catalana. Entre otros, el cardenal y arzobispo emérito de Barcelona, Lluís Martínez Sistach; el arzobispo de Tarragona, Jaume Pujol; el arzobispo de Urgell, Joan Enric Vives, y el abad de Montserrat, Josep Maria Soler, encabezando una delegación de monjes del monasterio.

Era sólo parte de la representación de las autoridades eclesiásticas presentes en el acto, entre las cuales figuraban cardenales como Leonardo Sandri o James Michael Harvey, dos de los nombres que aparecían en las quinielas de papables en la última carrera a la silla de San Pedro.

Tres horas de ceremonia del rito ortodoxo dentro de una nube de incienso en una de las cuatro basílicas mayores de Roma. Los cantos y plegarias que se fueron sucediendo tuvieron también testimonio político, entre otros el del vicepresident Oriol Junqueras, o el embajador español en la Santa Sede, Eduardo Gutiérrez Sáenz de Buruaga.

Junqueras, católico, formado en el Liceo italiano de Barcelona y estudioso de los archivos secretos del Vaticano, no esconde su interés por todo lo que rodea a la curia romana. Por eso la perspectiva de tres horas largas de ceremonia no asustaron al número dos del Govern. Al contrario.

Todavía con el aroma de incienso pegado a la nariz, el vicepresident abandonó San Pablo Extramuros al mediodía, al acabar la ceremonia y la recepción posterior, para abrir la carpeta económica de su viaje a Roma. Un salto del rito ortodoxo a las infraestructuras y los transportes. Ferrovie dello Stato Italiane (Germano Guglielmi), Grimaldi Lines (Guido Grimaldi) o Savia (Carlo Tosti) centraron un encuentro de trabajo con el vicepresident y el delegado de la Generalitat en Italia.

Al acabar, tocaba la agenda de medios. Una entrevista con Sole 24 Ore, el principal diario económico a Italia, y con la agencia ADNkronos. Con eso acabó la intensa jornada romana de Junqueras. Apenas 24 horas en la capital italiana con un balance “muy productivo”, según fuentes del Departament d'Economia.

El vicepresident había llegado la noche anterior. Tarde. Pero con tiempo para saludar al conseller d'Exteriors, Raül Romeva, que también estaba en Roma aunque su visita fue todavía más breve ya que tuvo que recortar agenda y volar directamente a Madrid para sustituir al vicepresident en el encuentro con el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Un curioso intercambio de papeles dentro del Govern. La curia romana para Junqueras y el ministro de Jaén para Romeva.