El presidente de la Sala, Manuel Marchena, se ha preocupado de dejar claras las reglas del juego antes de empezar la sesión de este miércoles con que se inician las declaraciones de los testigos. Los testigos "opinantes" no están contemplados en el sistema judicial español. Esta era la primera norma. No obstante, la entrada de Joan Tardà, ha desmontado el terreno de juego diseñado tan esmeradamente, de entrada por el tema de la lengua.

El testimonio de Tardà ha empezado con el abogado de Vox Pedro Fernández. "En primer lugar quiero decir que hablaré en catalán a las preguntas de Vox", ha arrancado al diputado republicano ante la primera cuestión del abogado de la acusación popular.

Marchena lo ha interrumpido inmediatamente. ¡"No empezamos bien"!, ha advertido para explicarle en cuanto como testigo tiene obligación de utilizar la lengua oficial según marca el artículo 231 de la Ley Orgánica del Poder Judicial.

Y de nuevo, Marchena ha saltado de la silla. "Señor Tarda, a ver, usted no estaba cuando he hecho la advertencia previa: usted ha sido llamado a este juicio en la condición de testigo, de acuerdo con nuestro sistema el testigo es alguien que se pone a disposición exclusivamente para contribuir a la aclaración del hecho".

Es decir, que estaba allí exclusivamente para ayudar a conocer los hechos a partir de lo que "percibió por los sentidos". "No está autorizado a hacer valoraciones políticas a pesar de su condición de diputado. Le pido por favor que se someta a la razón de su convocatoria", ha insistido.

La explicación, sin embargo, no ha gustado a Tardà que ha asegurado que ha sido preguntado sobre su opinión. El presidente incluso ha confundido de nombre y le ha llamado Sr. Sardà. Un error que ha enmendado inmediatamente.