En paralelo al avance de la pandemia de coronavirus, el mes de marzo arrancó con un escándalo mayúsculo en España: el que atribuye una supuesta cuenta en Suiza a Juan Carlos I. La noticia trascendió a raíz de una investigación impulsada por el país helvético y llevó al actual monarca, Felipe VI, a anunciar que renuncia a la herencia de su padre -un gesto de cara a la galería y que hay que coger con pinzas.

Aunque la crisis sanitaria que vive España y el mundo ha tapado en cierto modo el caso del rey emérito, poco a poco van saliendo nuevas ramificaciones de investigación. La última, que la fiscalía suiza rastrea si hay vínculos entre los viajes de Juan Carlos I al Golfo Pérsico y las transferencias a cuentas ligadas a él y su "amiga" Corinna.

Hace semanas que la fiscalía de Ginebra rebusca el origen de una cuenta de 100 millones de dólares que sería propiedad del rey emérito de España. Se trata de una suma de dinero procedente, supuestamente, de una donación el año 2008 del rey saudí a una cuenta a nombre de una fundación panameña, Lucum, de la cual Joan Carles I es el único beneficiario.

Desde esta cuenta, creada pocos días antes de este movimiento coincidiendo con una gira persa de Juan Carlos I, se habría hecho años después una transferencia de 64 millones de dólares a Corinna. El año 2012 cerraron la cuenta. Lo que trata de aclarar la fiscalía helvética es si más que un regalo, este dinero era una comisión que pagó Juan Carlos I a su amante por haber hecho de mediadora en el contrato de las obras del Ave en la Meca.

Las cábalas de la fiscalía apuntan que tanto él como Corinna habrían recibido dinero no sólo de Arabia Saudí, sino también de otras monarquías de la zona como Baréin y Kuwait. Por eso ha entrado a investigar todos los viajes del exmonarca a estos países y los movimientos bancarios que se produjeron en la cuenta coincidiendo con estas visitas.