La batalla por el liderazgo del Partido Popular (PP) ha empezado, y ya se empiezan a oír voces que certifican la voluntad de sustituir a su actual presidente, Mariano Rajoy. La pérdida de casi 60 escaños en las pasadas elecciones del 20 de diciembre, así como los casos de corrupción en el PP, los papeles de Panamá o la dimisión del exministro de Industria, Energía y Turismo José Manuel Soria, han debilitado la figura de un imperturbable Rajoy. Este empieza a ser cuestionado en los círculos del partido, que buscan maneras de darle el recambio, a pesar de en Moncloa evitan pronunciarse.

El vicesecretario sectorial del partido, Javier Maroto, afirmó hace unos días en la SER la voluntad de empezar un proceso democrático de elección del representante del PP para los nuevos comicios. “Me gustaría que hubiera un proceso de selección del presidente del partido o de la presidenta del partido, de los candidatos, de las candidatas, de los contenidos, que este es mi trabajo en el partido”, aseguró en la emisora de radio. “Todo eso me gustaría que se decidiera con los máximos niveles de participación posible”, aseguró el diputado.

El gesto levantó polémica, hasta el punto de que el vicesecretario de organización, Fernando Martínez -Maíllo, mató el tema indicando en una rueda de prensa en Génova que su método de elección era "tan democrático" como el del resto. También criticó a aquellos partidos que "de entrada" eliminan el resultado que no les gusta y salió del paso ratificando a Rajoy como "el mejor candidato". Generacionalmente, Maíllo es otra de las personalidades jóvenes del partido.

En la práctica, el proceso no sería posible de llevar a cabo. Implicaría una reforma de los estatutos del partido, y esto sólo se podrían hacer en un congreso del PP. Así lo indicaba el jueves por la mañana en el Congreso de los Diputados, el mismo Rajoy. Preguntado por las afirmaciones de Maroto, el presidente interino fue tajante al respecto. “Yo soy partidario de los estatutos del partido. Son cuestiones que se verán en el futuro”, comentó, en relación con la posibilidad de unas primarias. No es la primera vez que alguien acalla a los jóvenes leones.

Javier Maroto, vicesecretario sectorial del PP / EFE

Los genoveses asaltan Moncloa

El abismo que separa la calle Génova del bosque donde se encuentra el Palacio de la Moncloa no es sólo espacial. Hace unas semanas salió a la luz que los llamados "vicesecretarios" sentían cierto malestar con la dirección del PP. 

Como ha podido saber El Nacional, los jóvenes de los PP no se sienten especialmente cómodos por tener que comparecer cada vez que aparece en las portadas de los diarios que Rita Barberà, el PP de Madrid, Balears, o València vuelven a la palestra mediática, por las causas judiciales que rodean a la corrupción. De forma implícita también parecen reclamar más acción a la dirección en este asunto, motivo que empujó a la vicepresidenta en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, a intervenir.

Santamaría "agradeció" en una rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros de hace unas semanas la tarea de los vicesecretarios. Asimismo, afirmó que todo el partido estaba concienciado con la lucha de la corrupción, y no encontraba "desleal" la tarea que llevaban a cabo. "Ser portavoz es muy complicado, se lo digo yo", se defendió, cerrando filas en el partido con la firmeza que la caracteriza.

El mismo Rajoy tuvo un lapsus, mostrando cierta distancia en una entrevista, donde se explicaba en relación con la renovación dentro de la formación. El presidente en funciones aseguró que con Santamaría y María Dolores de Cospedal había cambiado el PP. "Después llegaron los Maroto, Pablo Casado, Eva Levy (sic), Maíllo y hay personas que continúan en política y llevan años" indicó. Casado es el vicesecretario de comunicación, otra promesa de las filas populares, y Levy en realidad se llama Andrea. Ella es la vicesecretaria de estudios y programa, y el gesto del líder parecía evidenciar la desatención que siente hacia sus jóvenes discípulos.

Soraya Sáenz de Santamaría, vicepresidenta en funciones / EFE

Pasos al lado

Con las aguas en movimiento, proponer cambios en el mecanismo de elección del líder de un partido tiene un segundo significado, y es el de cuestionar el liderazgo de Rajoy. El presidente de los populares ha intentado acallar durante todo este tiempo las voces que lo ponían en duda, así lo mostró hace unos meses cuando explicó que él no daría un paso al lado, como el expresidente catalán Artur Mas.

Estas afirmaciones surgieron semanas más tarde de la dimisión de la expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. Aguirre decidió causar baja después de que la formación madrileña se viese implicada en un nuevo escándalo de corrupción. Como muy "británica" que es, dijo, parecía marcarle el camino a seguir a Rajoy.

La presión se redobló con la presunta implicación del el exministro de Industria, Energía y Turismo José Manuel Soria, en los papeles de Panamá. Fue entonces cuando las aguas se abrieron en Moncloa, cuando el ministro de Hacienda en funciones, Cristóbal Montoro, indicó que "no podía estar en el Gobierno" alguien que hubiera operado en paraísos fiscales. Santamaría, a su vez, le agradeció la tarea. "Ha sido muy buen compañero".

La posibilidad de que el líder de los populares no se presentara a unos nuevos comicios estaba en el aire hasta que el candidato gallego, Alberto Núñez Feijóo, declaró que repetiría como candidato a la presidencia de Galicia. Él era apuntado como el posible heredero de Rajoy, debido a sus éxitos electorales. Así las cosas, las aguas siguen agitadas en el PP, mientras los jóvenes leones miran al otro lado del río, esperando dar el salto sin ahogarse, y en Moncloa sólo apuntan al 26-J para mantenerse en el Gobierno.