Junts per Catalunya intenta reubicarse. Una vez los militantes sentenciaron el viernes que se debía salir del Govern de la Generalitat, el partido aterriza lentamente en su nueva realidad y prepara la respuesta inmediata a un escenario que en solo tres días ha cambiado radicalmente. La punta de lanza de esta reconversión la encabezan la presidenta, Laura Borràs, y el secretario general, Jordi Turull, que abanderan un contundente discurso en que incluso se cuestiona la legitimidad del Govern de Pere Aragonès. Esta es la línea argumental. Esta y exigir a Aragonès una cuestión de confianza o elecciones. Después de que por la mañana la ejecutiva ha hecho balance de la situación, por la tarde Turull se ha presentado ante el grupo parlamentario para espolearlo a hacer oposición a ERC, y advertir a sus diputados que si los republicanos aspiran a conseguir sus votos se los tendrán que ganar. El sábado será el consell nacional del partido quien tendrá que analizar la situación.

El chapuzón en el discurso de oposición ha sido tan contundente que incluso se han escuchado voces en la ejecutiva que han expresado incomodidad con el cuestionamiento que se hace de la legitimidad del Govern, pero la única respuesta que han recibido ha sido aconsejarles suavizar las formas, pero cargar en el fondo. Con los hechos ya consumados, la cúpula del partido ha hecho ante el resto de la ejecutiva una defensa cerrada de la salida del Govern. No obstante, no todo el mundo comparte esta versión dentro del partido. Los que se mostraron contrarios a esta salida siguen considerando un error el movimiento y advierten del riesgo que la contundencia del discurso adoptado por Junts aparte a la formación de la centralidad.

Oposición contundente

Tanto en la ejecutiva, como por la tarde ante el grupo parlamentario, se ha subrayado que Junts tendrá a partir de ahora manos libres para criticar las políticas sectoriales del ejecutivo de Pere Aragonès y para hacerlo con contundencia. Ahora es el momento, según Turull de defender aquellos posicionamientos que se habían aparcado para favorecer el consenso. El secretario general ha dejado claro que desde Junts no se facilitará nada a ERC. Al contrario, la apuesta es hacer evidente que el gobierno se ha quedado sólo con el apoyo de los 33 diputados republicanos y no cuenta con una mayoría suficiente para gobernar. La consigna es que ahora toca hacer oposición y que no se tiene que regalar ningún apoyo a ERC ni salir a resolver sus problemas. Los republicanos se tendrán que ganar cada uno de sus votos, según el secretario general, si es que aspiran a conseguirlos.

Ni tan sólo los presupuestos, elaborados hasta ahora por el conseller de Economia i Hisenda, Jaume Giró, tienen garantizado el apoyo de los diputados de Junts. Hasta que no se presenten las cuentas y se conozca el contenido, Junts no se posicionará.

Mientras Turull intervenía ante el grupo parlamentario, en las conselleries que hasta ahora ocupaba Junts se preparaba el relevo que mañana se materializará con la toma de posesión de los nuevos consellers. Después de este acto se reunirá el primer Consell Executiu, donde quedarán cesados los secretarios generales de los departamentos. El siguiente paso serán los directores generales. Tras un fin de semana de resaca provocada por la consulta a la militancia, los preparativos para abandonar el Govern se han convertido para buena parte de sus protagonistas en una especie de baño de realidad.