El congreso de Junts per Catalunya (JxCat) acaba de elegir a Jordi Sànchez i Picanyol (Barcelona, 1964) secretario general del nuevo partido, con Carles Puigdemont en la presidencia. Sànchez, politólogo, tiene una larga trayectoria forjada en el activismo independentista, pacifista y de izquierdas. El otoño del 2017, cuando presidía la Assemblea Nacional Catalana (ANC) se convirtió, junto con Jordi Cuixart, presidente de Òmnium, en la mitad de los Jordis. Condenado a 9 años de prisión por el Tribunal Supremo en el juicio del procés, y superados ya los 1.000 días de reclusión, Sànchez tiene ahora el reto de articular JxCat como el "carril central del independentismo". Sànchez ha hablado de ello en una larga entrevista concedida a ElNacional.cat, la primera como secretario general de JxCat, a caballo de las últimas horas de su último permiso penitenciario y la prisión de Lledoners, donde ha recibido la noticia de su elección.

¿Qué sensación se tiene cuándo se tiene que volver a la prisión después de quince días de semilibertad con un tercer grado que ha quedado en suspenso?

Rara, muy rara. Eres consciente de que se te vuelve a enjaular. Eres un ave a la que se ha dejado en semilibertad unas horas que está obligada a volver. Hay una cierta impotencia pero también el convencimiento de que la fortaleza de todos los presos políticos con respecto al compromiso con el trabajo político y la defensa de la autodeterminación es mucho más fuerte que una puerta que se cierra y nos limita los movimientos. Una sensación extraña, de una cierta de impotencia. Pero también de fortaleza, porque la intencionalidad de la prisión no ha conseguido el efecto que buscaban: ni me han doblegado ni nos han doblegado.

En estas condiciones, usted ha sido escogido secretario general de Junts per Catalunya y Carles Puigdemont presidente del partido. ¿Hasta qué punto se puede gobernar una organización como esta desde la prisión y el exilio?

Hay un liderazgo político que representa el presidente Puigdemont y otra gente, yo entre ellos, y que la prisión o el exilio no sólo no imposibilitan sino que lo han consolidado. El liderazgo se ejerce también desde la prisión y desde el exilio. El gobierno de un proyecto como el de Junts per Catalunya es una realidad más compleja. A pesar del fortísimo liderazgo del presidente Puigdemont, no es un proyecto unipersonal, hay un equipo de personas y es un gobierno plural. En la dimensión más ejecutiva, que es la que corresponde a un secretario general, propondré una serie de medidas para que, aunque yo esté en la prisión, ello no comporte una pérdida de eficacia y de resolutividad de la dirección de Junts per Catalunya.

¿La nueva formulación de Junts per Catalunya como partido es la enésima refundación del espacio dicho postconvergente o esta es la buena? ¿Es la herramienta definitiva?

Junts no es la refundación de nada. Es la consolidación de un espacio que nació en diciembre del 2017 bajo una represión desatada por las instituciones del Estado, en medio de una situación nueva para todo el mundo y que nos cogió desprevenidos. La prisión y el exilio nos obligaron a tomar decisiones y formulaciones que intuíamos que podían tener una cierta perdurabilidad. Pero no imaginábamos lo que tuvimos que vivir a partir de enero del 2018. En este escenario, Junts per Catalunya nació con un sello de transversalidad, lo que más se parecía a lo que fue Junts pel Sí. Ahora, en julio del 2020, este espacio político finalmente ha decidido organizarse con la voluntad de devenir un partido que ocupe la centralidad. Y podemos encontrar en él todas las sensibilidades del soberanismo.

¿Y cómo es que no se ha llegado a un acuerdo para integrar el PDeCat después de meses de negociaciones?

Había gente del PDeCat y otras formaciones políticas que querían fórmulas más tradicionales, del estilo coaliciones o federaciones...

... no su formación hasta ahora, la Crida, que ha entrado en un proceso de disolución dentro de JxCat...

... por coherencia. La Crida no era un partido, era una asociación. La apuesta no era hacer una suma de siglas. Las coaliciones, las federaciones... forman parte del pasado. Y esto sirve para la Crida, para el PDeCat, para el Reagrupament... Tenemos que ser capaces, como se hizo al final del franquismo y a los inicios de la transición, de hacer un nuevo espacio que gane la confianza de mucha gente, para ganar la centralidad, y hacerlo a partir de las personas, que son los auténticos actores políticos. Estoy convencido de que a pesar de no somos ni la refundación del antiguo espacio convergente ni una suma de organizaciones ni seremos una coalición, muchísima gente del mundo proveniente del espacio que durante tantos años fue mayoritario en Catalunya, estará en JxCat y, sobre todo, en su electorado.

Yo espero, y el presidente Puigdemont también lo dijo en el acto inaugural del congreso de Junts, que ocupemos la centralidad de este país

 

¿Cree que al final el grueso de la militancia y la dirección del PDeCat se acabarán integrando a nivel personal en el nuevo partido, en Junts?

No querría entrar en cuestiones que podrían doler u ofender a otras organizaciones. Mi compromiso como secretario general es trabajar con todas las organizaciones políticas y sociales ofreciendo un espacio para sumar y para crecer, Junts per Catalunya, pero siendo profundamente respetuoso con el resto de organizaciones. Yo espero, y el presidente Puigdemont también lo dijo en el acto inaugural del congreso, que ocupemos la centralidad de este país. Nacemos con voluntad mayoritaria, de gobierno, de aglutinar el máximo de votos. Y lógicamente todo el conocimiento y la experiencia política de toda aquella gente que está trabajando en las instituciones, en los ayuntamientos, en los consejos comarcales, que creyó en el 1 de Octubre, que ve posible la autodeterminación y la independencia, que se comprometió hasta el final y continúa convencida de que este país tiene que saber combinar dos cosas para salir ganador...

¿Cuáles?

La primera es mantener un combate democrático, una confrontación democrática con el Estado para ganar el ejercicio efectivo de la autodeterminación. El Estado no nos regalará nada, ni siquiera el diálogo; lo tendremos que conquistar y lo queremos para concretar la autodeterminación. Y segundo objetivo, que la situación económica y social que vivimos requiere poner todos los esfuerzos con el mejor de los gobiernos posibles para generar confianza en los sectores sociales y económicos.

Jordi Sanchez 2El secretario general de Junts per Catalunya, Jordi Sànchez, durante la conversación telemática con ElNacional.cat / EN

 

¿El presidente Puigdemont volverá a ser el candidato de Junts?

Esta decisión depende de dos cosas. La primera: dependerá de él, si quiere serlo o no. Y la segunda, más importante todavía, o tanto como la otra: que los militantes lo acepten en un proceso de primarias. Haremos de este partido un ejemplo de participación democrática. No será un partido asambleario pero sí de una profunda radicalidad democrática. Las principales decisiones, y por descontado la de quien tiene que encabezar una lista electoral, serán de la militancia. Puigdemont será candidato si él lo cree oportuno, se presenta a las primarias y la militancia le hace confianza. Yo, lo espero, y estoy convencido de ambas cosas, pero esa es una decisión que tomará el president y la militancia en el momento que corresponda.

Puigdemont será candidato si él lo cree oportuno, se presenta a las primarias y la militancia le hace confianza. Yo, lo espero, y estoy convencido de ello

 

¿Se podría repetir la situación del 30 de enero del 2018, cuando Puigdemont no pudo ser investido telemáticamente porque la presidencia del Parlament acató a los tribunales españoles?

Bien. Esta pregunta correspondería responderla al presidente Torrent y a los órganos de gobierno del partido del señor Torrent...

¿La ruptura entre ustedes y Esquerra Republicana, que incluso se ha manifestado en el funcionamiento del Govern, como reconoció hace unos meses el presidente Torra al dar por acabada la legislatura, se puede reconducir de alguna manera?

Yo no hablaría de ruptura. Ha habido medidas concretas ante situaciones políticas extremas, como esta que comentábamos, que no hemos compartido. Con partidos que son diferentes puede pasar y ha pasado. Estoy convencido de que no sólo con Esquerra Republicana sino con otras fuerzas del independentismo tendremos todos juntos la capacidad de resituarnos en un escenario que nos permita seguir avanzando.

¿Cree que se puede rehacer una cierta unidad estratégica del independentismo?

Por Junts no quedará. Evidentemente, bajo una premisa: que es seguir trabajando e impulsando el procés por la independencia. Si se da este compromiso, estamos convencidos de que llegaremos a este nuevo escenario. En estos momentos hay vías de comunicación, de diálogo, que nos permiten, poco a poco, ir recuperando confianza. También es verdad que eso se tendrá que ver una vez haya pasado la cita electoral. Ahora no tenemos ni siquiera una convocatoria, por lo tanto es prematuro hablar de ello.

¿Usted que, por la desgracia de la circunstancia en que se encuentran, el encarcelamiento, está muy cerca de Oriol Junqueras, qué relación tiene con él?

Bien, es una relación personal muy buena, como con el resto de internos. La prisión genera vínculos personales y emocionales sólidos y es indudable que en el caso de Oriol no es una excepción. Y políticamente, hemos tenido o tenemos miradas no coincidentes, y es normal. Dicho esto, el diálogo existe y ahora con una opción sensiblemente diferente a la que teníamos. Como secretario general de Junts, mi compromiso es que este diálogo, esta comunicación política, insisto, porque la personal ya la teníamos resuelta, se haga y de una manera más intensa. Sabiendo que Junqueras es el presidente del partido (ERC) y que el presidente del partido (Junts) es el presidente Puigdemont. La paradoja es que la libertad de comunicación la tenemos cruzada. El presidente de Junts la tiene con la secretaria general de Esquerra Republicana [Marta Rovira], que también está en el exilio, y el presidente de Esquerra Republicana la tendrá con el secretario general de Junts: estamos en la prisión compartiendo módulo. Son las paradojas de la represión. Construiremos todos los puentes. Junts se dejará la piel para devenir la fuerza mayoritaria para impulsar la culminación del procés inacabado hasta ahora de independencia; y dos, siendo conscientes de la pluralidad de los actores, queremos trabajar para construir una unidad estratégica que nos permita recuperar iniciativas. Y estas son las reglas de juego con las cuales yo encaro las próximas semanas.

Mi compromiso como secretario general de Junts es que la comunicación política con Junqueras sea más intensa

De todos modos, las próximas elecciones se plantean o tienen el aroma de batalla final, definitivo, entre ustedes y Esquerra...

Todas las elecciones tienen un punto de lectura de batalla final y ninguna elección es una batalla final. Todos somos lo bastante conscientes que, pase lo que pase en la próxima cita en las urnas, Junts continuará con mucha fuerza ocupante la centralidad y, probablemente, la primera de las plazas políticas en las urnas, y Esquerra también continuará... y también continuará la CUP. El independentismo, lamentablemente, volverá a ir fragmentado a unas elecciones. Tanto el presidente Puigdemont como yo habíamos trabajado muy intensamente para conseguir una unidad electoral, pero eso ya no forma parte del presente, lamentablemente. Hemos constatado que esta unidad que era deseable no se producirá. Hemos aceptado la negativa de Esquerra Republicana de hacer un frente electoral, por lo tanto no cabe más solución que ir a competir democráticamente para obtener el mejor de los resultados.

¿Y el día después de las elecciones?

El día después de las elecciones estaremos todos. No estamos en una batalla definitiva, final, en la que vamos a exterminarnos. Vamos a presentar credenciales delante la ciudadanía. Junts, por primera vez, con un proyecto organizado, solvente, mucho más sólido de lo que fue la primera puesta en escena, en diciembre del 17, de manera improvisada y con la frustración de no haber conseguido la repetición de Junts pel Sí cuando más sentido tenía haberlo hecho. Todo eso ya forma parte de la historia, por lo tanto, dejémoslo, sin ningún reproche, simplemente es análisis. Ahora nos presentaremos con credenciales nuevas. Yo estoy convencido de que nosotros obtendremos unos grandes resultados y Esquerra Republicana seguirá siendo una fuerza importante. Nada de batalla definitiva. A partir de las 8 de la noche del día de las elecciones, la obligación de Junts per Catalunya será trabajar intensamente para que la mayoría absoluta que habrá salido de las urnas, que estamos convencidos de que será independentista, nos volvamos a poner manos a la obra para garantizar el mejor de los gobiernos posibles. Y, sobre todo, la continuidad del combate democrático a favor de la independencia. En este escenario, Junts per Catalunya cuenta con Esquerra Republicana, indudablemente.

Junts per Catalunya cuenta con ERC para continuar el combate democrático por la independencia, indudablemente

¿Cuándo tienen que ser las próximas elecciones al Parlamento?

Bien, esta es una potestad del president Torra. Y creo que el presidente Torra, con el president Puigdemont, hablarán, han hablado y decidirán. Yo no quiero entrar en esta dialéctica de cuándo tienen que ser. El presidente Torra fijó unos criterios muy supeditados a la superación de una crisis de salud pública tan importante como la que tenemos. Tiene toda la confianza y tomará la mejor de las decisiones y cuando corresponda ya lo comunicará.

Se puede dar el caso de que, finalmente, sea el Tribunal Supremo quien convoque estas elecciones si inhabilita Torra definitivamente, como se prevé...

Sí, pero el president Torra también tomará la decisión oportuna...

... ¿para que eso no pase?

Sí, pero es un debate al que no tenemos que dar más trascendencia. Cuando el president Torra es procesado y condenado por el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya, el Tribunal Supremo y la justicia española ya han tomado la decisión de condicionar la actividad del Parlament de Catalunya. Ya han cogido las riendas. Ahora falta materializar un calendario electoral. Pero la interferencia de la justicia española en la legislatura catalana ya está hecha.

El president Torra, con el president Puigdemont, hablarán, han hablado y decidirán [sobre las elecciones]

 

Usted y Jordi Cuixart estuvieron casi dos años en prisión provisional por "riesgo de fuga". ¿Qué le parece ahora la huida de España del rey emérito Juan Carlos I?

La decrepitud anunciada de un régimen. Ver a un ex jefe del Estado investigado por delitos equivalentes a la corrupción de centenares de millones de euros y que repentinamente, este individuo anuncie que se marcha de su país, y que después nos enteramos de que lo hace con la connivencia de la vicepresidencia del Gobierno, con la colaboración Moncloa-Zarzuela, evidencia lo que muchos, durante muchos años, hemos repetido: que este régimen, este sistema, no tiene posibilidad de regeneración, no tiene solución posible.

¿En qué medida afecta o puede afectar a Felipe VI?

La huida de Juan Carlos I es una tomadura de pelo al estado de Derecho y la prueba más evidente que Felipe VI está directamente involucrado en todos los asuntos de su padre. La única puerta que han sabido encontrar es la que ya los Borbones habían encontrado en otros momentos de su historia. El abuelo de Juan Carlos, Alfonso XIII, es un ejemplo, pero no el único, de salir corriendo con unas maletas llenas de dinero. Pero, sobre todo, ¿como es posible que la justicia española haya olvidado tan rápidamente las responsabilidades de Felipe VI, cuándo Felipe VI renuncia o denuncia el legado de su padre sólo cuando se conoce públicamente que existe esta herencia? Si la prensa libre y profesional que ha hecho una investigación fuera de España no hubiera denunciado la existencia de estos fondos fruto de la corrupción, hoy Felipe VI seguiría siendo el heredero.

Felipe VI está directamente involucrado en todos los asuntos de su padre. Si la prensa libre y profesional de fuera de España no hubiera denunciado la existencia de los fondos corruptos, seguiría siendo el heredero

Pero ha renunciado al dinero, al menos formalmente...

Cuando una persona renuncia a unos beneficios fruto de una actividad fraudulenta, cuando esta actividad es conocida públicamente, no tendría que ser eximida de responsabilidad, como parece que lo será Felipe VI. El régimen y las instituciones españolas del 78 están en un proceso de degeneración absoluta. El republicanismo español brilla por su ausencia liderando una alternativa. Y nosotros no hemos venido aquí a salvar un republicanismo español, hemos venido a hacer república catalana. Nuestra denuncia de la huida del Estado español de Juan Carlos I la haremos contraponiendo un modelo claro, que es la República catalana, no la república española. Cuando Juan Carlos I anuncia que se va no se marcha de España, marcha de la fiscalía suiza, que es quien realmente lo ha puesto ante el espejo. Entre otras cosas porque en la fiscalía española sí que se conduelen. No le da miedo la justicia española porque forma parte del pacto del 78.

A la huida de Juan Carlos I nosotros contraponemos un modelo claro que es la República catalana, no la república española

¿Al fin y al cabo, todo ello no dibuja una tormenta perfecta que puede beneficiar el proyecto independentista? ¿Puede llevar a un nuevo 'momentum', toda esta crisis de Estado?

El Estado español tiene hoy tres o cuatro problemas indiscutidos. Por un lado, una crisis económica y social nunca vista en los últimos 70 o 80 años que le genera una enorme desconfianza en Europa. Segundo, una gravísima decadencia de sus instituciones simbólicas-representativas, la Corona es un clarísimo ejemplo. Pero también una incapacidad de las dos principales formaciones políticas, Partido Popular y Partido Socialista, de renovar sus propios acuerdos del 78. El bloqueo de los organismos judiciales que han venido haciendo simultáneamente a PSOE y PP han puesto en la picota el estado de Derecho. Y eso liga con la tercera gran crisis que tiene España y que tiene que ver con mi prisión y la de mis compañeros: el desprestigio enorme en organismos de derecho internacional como Naciones Unidas o representativos como el Consejo de Europa, o tribunales como el Europeo de Derechos Humanos... pero también en organismos privados o ciudadanos como Amnistía Internacional, que han constatado la decadencia y el enorme retroceso de España en el respeto a los derechos humanos y políticos. El desprestigio en Europa es absoluto. Y el cuarto gran problema, indiscutible, es la incapacidad después de 40 años de transición política y de democracia funcional de haber resuelto un tema central, que arrastra desde hace muchos años: su plurinacionalidad, el reconocimiento de su diversidad nacional. Y no sólo no ha habido capacidad de hacerlo sino que se ha hundido cualquier margen para que la fórmula que nació el 78 pueda tener recorrido en el futuro. Con estas cuatro crisis, España seguro que generará oportunidades favorables a la aplicación del derecho de autodeterminación de forma efectiva.

¿Ve posible, pues, un cambio de régimen político en España?

No sé ver ahora un colapso inminente de las instituciones políticas en España, sé ver una crisis sostenida en el tiempo en los cuatro vectores que hemos comentado: el económico, la monarquía, la falta de respeto al estado de Derecho y la incapacidad de resolver la plurinacionalidad. Y eso nos puede dar oportunidades. Ahora bien: en Junts no confiaremos nuestras cartas al colapso que pueda tener en estos momentos el régimen. Porque sería regalarles nuestra suerte. Nuestra obligación es avanzar para crear las condiciones para la autodeterminación pero no nos lo regalarán, nada vendrá por generación espontánea.

Usted siempre ha sido partidario del diálogo para resolver los conflictos. ¿Después de la decisión del Supremo de suspenderles el tercer grado penitenciario cree que se tiene que seguir intentando negociar con el actual Gobierno?

Indudablemente. La negociación, como concepto, forma parte del ADN de cualquier demócrata. El diálogo forma parte del ADN de cualquier demócrata. El problema no es, en absoluto, que haya diálogo, o negociación, el problema es que se niegue el diálogo o que se utilice de manera fraudulenta como se ha utilizado en la investidura de Pedro Sánchez. Y eso es moralmente denunciable, que se haya utilizado la bandera del diálogo y la negociación para justificar una presidencia, una sesión de investidura. Y segundo, es clarísimo que la predisposición al diálogo y la negociación no nos puede parar en el diseño de la confrontación democrática con el Estado. Que nadie crea que por ser partidarios el diálogo, por exigir una negociación, por estar sentados en la mesa, dejaremos de actuar políticamente para ganar la autodeterminación. Si lo hiciéramos sería regalar todos nuestros instrumentos de acción política al adversario. Diálogo, absolutamente, predispuestos a la negociación, absolutamente, pero mientras no llegue, tenemos la obligación de utilizar toda nuestra capacidad de influencia política, de movilización social y de acción institucional para ejercer la autodeterminación. El diálogo nadie nos lo regalará. El estado español no es que nos niegue el derecho a la autodeterminación, es que nos niega el derecho al diálogo. Porque nos niegan el derecho a reconocernos como sujeto político. Y este es el tema de fondo. Tenemos que ser conscientes de que el auténtico diálogo sólo lo conseguiremos a partir de una confrontación y una posición firme del independentismo.

El diálogo se ha utilizado de forma fraudulenta en la investidura de Pedro Sánchez

¿Cree que tiene sentido ahora la reanudación de la mesa de diálogo entre los gobiernos de Catalunya y España que se tenía que reunir este julio?

Lo que necesita este espacio [de diálogo] es redefinir su sentido. Todo el mundo que crea en el diálogo y la negociación sabe que, al menos, tiene que haber una agenda previa, un método y una voluntad de salir adelante, también con discreción, para garantizar el éxito. Si estas tres cosas no se han dado es probablemente porque alguien, no nosotros, no creía de verdad en el diálogo. Ahora, si tenemos capacidad de hacer todo eso, con un trabajo discreto, previo, que no vaya sólo a buscar la foto de un momento en una mesa, nosotros estaremos. Cuando Junts aceptó formar parte de una respuesta pactada para la investidura entre Esquerra Republicana, con Gabriel Rufián concretamente, y el Partido Socialista, dijimos que en aquel espacio estaría, por ejemplo, mi figura, que estaba en la prisión. Y que por razones obvias yo no podía jugar, porque estaba encerrado en la prisión, sin posibilidades de ir. En aquellos momentos, la decisión que habíamos tomado, a propuesta del presidente Torra, es que yo me incorporaba a la mesa de diálogo. Por lo tanto creemos en ello, claro. Pero lo que ha habido hasta ahora ha sido una tomadura de pelo, una puesta en escena vacía de contenido.

¿Diálogo sí, pues?

Diálogo sí. Irá para largo. Y diálogo no para resolver las situaciones penitenciarias o penales de las nueve personas que estamos encerradas en prisión o de la gente que tenemos en el exilio. No, el diálogo para encarar una resolución del conflicto político, que es el origen del resto. Si no planteamos el conflicto de fondo y sólo ponemos soluciones a las derivadas o algunas de ellas, la represión, haremos un flaco favor a la causa política de la independencia y la democracia. Arreglaremos una vez, un daño colateral, pero continuaremos sufriendo los efectos de una falta de solución al problema que si continúa probablemente generará más golpes, más daños colaterales. Por lo tanto, seamos responsables y vayamos al fondo de la cuestión, que es lo que da sentido primero a un espacio de diálogo y, si eso madura, derivará posteriormente en un espacio de negociación.

Torra propuso que yo me incorporara a la mesa de diálogo con el Estado. Pero lo que ha habido es una tomadura de pelo

 

Los comunes han propuesto una reforma del delito de sedición que a ustedes les puede beneficiar penitenciariamente...

Nuestra solución no es sólo la de los presos, es la de toda la gente que ha sido represaliada, la que está en el exilio, en el [juzgado] 13, en el Tribunal de Cuentas... y eso tiene una palabra: amnistía. Y eso es una ley que si quisiera el Partido Socialista y Pedro Sánchez, tienen una mayoría para hacerla. La única cosa que supone reconocer la amnistía es que, todos, en alguna cosa no acertamos en el otoño del 2017. Y sobre todo que las derivadas posteriores han generado más problemas que soluciones. La amnistía también tendría que permitir que los agentes policiales que en estos momentos están siendo investigados dejen de estarlo. ¿De acuerdo? Por lo tanto, la amnistía no es renunciar a nada, es darnos una nueva oportunidad de canalizar políticamente una situación que a partir de octubre del 2017 se canalizó en los tribunales. Y eso es propio de situaciones prodemocráticas. Sobre la reforma del Código Penal agradezco el esfuerzo a Jaume Asens y los comunes, porque sé que lo hacen honestamente, pero el PSOE y el ministro de Justicia no están por la labor. Aunque hay una cuestión más de fondo...

La amnistía sólo supone reconocer que todos no acertamos en algo en el otoño del 2017

Diga...

El problema no es rebajar la pena de sedición en el Código Penal. Un país que se quiere democrático y que quiere preservar el derecho a la protesta y la manifestación, lo que tiene que hacer es eliminar del Código Penal este delito. Y eso, hasta donde sé, no es lo que plantea la propuesta [de los comunes]. Por lo tanto, ya veremos si tiene recorrido parlamentario y, si lo tiene, Junts planteará sus observaciones. Pero lo que tenemos que tener muy claro es que sería de una enorme gravedad que en la primera mitad del siglo XXI España siguiera reconociendo el delito de sedición aunque con una tipología de pena diferente, aliviada, aunque eso sirviera para que los que estamos en la prisión pudiéramos salir, cosa que evidentemente me gustaría, como a todos. No se puede aceptar que en el 2020 o en el 2021 un Congreso de Diputados en Europa apruebe la existencia de un delito de sedición que, no lo olvidemos, es un delito contra el orden público. Y el orden público es, conceptualmente, el que regula poco o mucho el derecho a la manifestación. La tentación de algunos de utilizar la sedición para limitar la libertad de expresión y de manifestación es muy grande. Y con el retroceso que hay en España los tribunales lo seguirían utilizando de la misma manera que lo han hecho en nuestro caso.

Existe un 'deep state' de no más de quince nombres que controla, determina y condiciona toda la vida política en España

 

La justicia belga ha rechazado la entrega a España del conseller Lluís Puig porque no considera competente al Tribunal Supremo. ¿Cómo lo valora? ¿Cree que esta decisión puede cambiar la situación de los presos y exiliados?

Mi expectativa no reside en que el Tribunal Supremo rectifique sus errores. Lo que afianza la decisión de Bruselas es que encontraremos justicia en Europa, no en España. De nuevo se pone de manifiesto que el espíritu de venganza del Supremo contra todos nosotros es inversamente proporcional a las victorias de la justicia española en Europa.

 

 

Señor Sànchez: ¿en España quién gobierna, el presidente Pedro Sánchez o el deep state? Usted que es politólogo seguro que puede definir bien este concepto...

Deep state significa el poder judicial más la fiscalía, el Consejo General del Poder Judicial y el Supremo más la fiscalía. Y eso quiere decir que quince nombres condicionan hasta donde quieren la vida política y democrática en España. Actúan por encima de la voluntad del legislador, interpretan la norma a su conveniencia. Estamos hablando de una nomenklatura que existe, que es real, al margen de una elección democrática, que hace lo que quiere por una incapacidad del PSOE y del PP de articular un acuerdo y de reformar los mecanismos de acceso a los órganos de gobierno del poder judicial. La fiscalía es un claro ejemplo. Existe un deep state que controla, que determina, que condiciona toda la vida política a España. Y si algien lo dudaba, desde el 2017 no tendría que tener ninguna duda. Aquí hay un triángulo que en el 2017 actuó que es Casa Real, fiscalía general del estado -en aquel momento, la fiscalía- y Consejo General del Poder Judicial/Tribunal Supremo. Este es el núcleo que decidió, con muy pocos nombres, menos de quince, tomó la iniciativa y utilizó las funciones que les corresponden como poder judicial para intervenir políticamente y alterar el curso de la vida política y democrática. Y no es una opinión mía. Invito a cualquier lector de El Nacional y cualquier persona que se pueda sentir ofendida por lo que acabo de decir a que consulte los informes Greco [Grupo de Estados contra la Corrupción] del Consejo de Europa que, año tras año, advierten a España del problema de transparencia y legitimidad democrática de los organismos del poder judicial.

El señor Pedro Sánchez dijo que la fiscalía dependía de él...

Eso fue uno de tantos excesos verbales de Pedro Sánchez. El problema de Pedro Sánchez es que ni siquiera tiene capacidad real de controlar la fiscalía. Dicho esto, si la controlara no sé si haría alguna cosa diferente a la que hace ahora, pero este es otro tema. Este exceso verbal, esta soberbia de un candidato que la dijo de padre y muy señor mío y de un líder político que ha demostrado que no tiene la valentía ni el atrevimiento para aspirar a ser estadista sino simplemente un primer ministro, un presidente de gobierno en el caso español, que pasará a la historia sin pena ni gloria, sin abordar la solución al conflicto, no merece mucha más confianza.

El problema de Pedro Sánchez es que ni siquiera tiene capacidad real de controlar la fiscalía

¿Entonces el independentismo catalán tendrá que negociar con el deep state, con los que mandan de verdad?

No, con el deep state lo que hace falta hacer es que quien puede, que es el Congreso de Diputados, por lo tanto, los partidos, el PSOE y el PP, pacten una renovación para que de una vez y por todas, los personajes que ocupan estos puestos clave... todos estos que determinan la vida política y democrática, dejen de hacerlo. El legislador y los partidos políticos tienen capacidad de resolverlo. ¿Por qué no lo han hecho? Porque es un escenario que les ha ido bien. Todos estos personajes tienen el carné caducado, ya tendrían que haber sido renovados, pero no lo están por la hipocresía de los partidos políticos mayoritarios. Este es uno de los problemas endémicos de la democracia en España, que no ha habido una auténtica separación de poderes. El Tribunal Constitucional, que tendría que tener una independencia y un blindaje de los partidos, hemos visto que ha sido presidido por un militante de partido político...

(Francisco) Pérez de los Cobos...

Efectivamente, el hermano de nuestro coronel (Diego) Pérez de los Cobos. A partir de aquí, lo que tiene que hacer Pedro Sánchez es ponerse a trabajar con el PP para renovar todos estos nombres. Cualquier ciudadano de una provincia española, ya no digo catalana, se merece tener unos órganos judiciales del siglo XXI, no del siglo XIX.

Para acabar. ¿Volvería usted a subir a aquel coche de la Guardia Civil ante la conselleria de Economia con Jordi Cuixart?

Es una imagen icónica, pero no es de la que estoy más contento. Subí a aquel vehículo para hacer el trabajo y la responsabilidad que asumí que aquella concentración no derivara en un escenario de conflicto, de disturbios. Y la gente se comportó de una manera absolutamente responsable, cívica. He recibido algunas cartas de gente que estaba ante la conselleria de Economia que se sentían responsables de mi prisión. Nadie de los que se manifestó aquel 20 de septiembre se ha de sentir culpable de mi prisión. Yo estoy en la prisión por haber sido presidente de una entidad que movilizó a la gente y por un escarmiento del deep state al independentismo. Manipularon unas imágenes porque creían que podían doblegar una dinámica de la sociedad catalana que era imparable. Sabía que nos habían tendido una trampa. Pero actué por responsabilidad como presidente de la ANC y ahora no la rehuiré como secretario general de Junts per Catalunya.