Joan Coma ha pasado 24 horas por un periplo más propio de siglos pasados que de la actualidad. Ayer las 11 de la mañana lo detenían en Vic. Lo arrestaron los Mossos por orden del juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno. Media hora antes de la detención recibía el aviso y se preparaba para la que ha sido una de las peores vivencias vividas por un concejal por expresar lo que pensaba en un pleno municipal. "He hecho todo el viaje esposado", explica esta tarde del traslado des de Tres Cantos a la Audiencia Nacional, conducido por la Guardia Civil.

De vuelta esta tarde hacia su casa, dentro del coche que lo ha ido a buscar, y justo después de hacer la parada para comer, Joan Coma atiende a las preguntas de El Nacional. Tiene voz de cansado y aunque admite que se ha encontrado con lo que se esperaba, también explica que la actitud del fiscal le ha sorprendido. "Muy extraño el fiscal. De otra época", explica. Y entra en el detalle de una declaración que todavía tiene muy fresca: ¿"Para romper un huevo hay que hacer fuerza?, me ha preguntado" explica a este diario con cierta perplejidad. "Le he respondido que era una metáfora", dice. ¿"Todo lo que dice lo piensa"? explica que le ha preguntado al Fiscal. "Si claro. Defendemos esta vía porque el Estado no permite un referéndum", ha respondido Joan Coma durante una declaración que ha durado una hora y en la que el juez a duras penas ha dicho nada.

Joan Coma se ha tenido que defender de las acusaciones de desobediencia y de por qué no se presentó a declarar el día que lo habían citado: "Si fuera un corrupto vendría deprisa pero no soy un corrupto", ha lanzado. El concejal de Vic ha declarado en castellano para pronunciar más fluido el discurso político que quería hacer llegar al magistrado y al Ministerio Público y que con un traductor perdería vitalidad. "Creo que el fiscal entendía el catalán y hacía ver que no, porque me traducía alguna palabra que no me salía", explica Coma a El Nacional.

El fiscal ha pedido su pasaporte y Benet Salellas ha argumentado el arraigo de Joan Coma por lo que entendía que no existe riesgo de huida. Llevaba toda la documentación para entregar al juez, pero el magistrado le ha dicho que no era necesario que la entregara. Todo hace pensar que Ismael Moreno tenía más que decidido aplicar la medida como muestra de fuerza.

Ensaladilla y esposas

Joan Coma ha pasado por las manos de tres cuerpos policiales durante las 24 horas que ha durado su detención. Los Mossos lo avisaron con bastante tiempo como para poder alertar a su abogado y escribir un tuit anunciado su arresto, aunque asegura que antes del miércoles "no sabía nada, pero supe que me venían a buscar". Asegura que "no habían preparado nada pero ha ido mejor que otras veces", en referencia a la detención de la alcaldesa de Berga, Montserrat Venturós, que la fueron a buscar a primera hora de la mañana cuándo estaba sola en casa. A Coma lo avisaron a las diez y media de la mañana y lo detuvieron media hora después cuando ya estaba acompañado de algunos de sus compañeros del Ayuntamiento, entre los cuales había la alcaldesa.

Desde Vic, los Mossos trasladan a Joan Coma al cuartel de la Guardia Civil de Sant Andreu de la Barca. Desde la sede central del instituto armado en Catalunya, Coma sale en dirección a Madrid en un furgón policial y empieza el viaje "al principio esposado hasta que salimos de Barcelona". Por la noche llega a Tres Cantos, una comisaría policial a 30 kilómetros de la Audiencia Nacional. Después de cenar, un plato de ensaladilla rusa, pasa la noche allí. A las 7 se levanta, desayuna un zumo y una chocolatina, y a las ocho y media de la mañana lo trasladan a la Audiencia Nacional, en el centro de Madrid. "Voy todo el viaje esposado", explica Joan Coma a El Nacional.

Dentro de la Audiencia Nacional es el CNP, el Cuerpo Nacional de Policía, quien se hace cargo del concejal. Lo mantienen esposado mientras lo trasladan por el edificio y sólo le quitan las esposas dentro de la celda.

Media hora antes de la declaración, a las 9 y media de la mañana, tiene cinco minutos para hablar con su abogado, Benet Salellas. Pero a duras penas se pueden decir nada. "No nos oíamos", dice. Coma y Salellas estaban en una de las cabinas de visita separados por un cristal. Los intercomunicadores no funcionaban y casi no podían hablar.

A las diez de la mañana, Joan Coma entra en la sala de vistas. La preside el magistrado Ismael Moreno. A un lado está el fiscal Vicente González Mota y en la otra el abogado, Benet Salellas. Hay dos funcionarios y, escoltando a Joan Coma, dos policías. Coma se sienta en el centro de la sala con el micrófono delante y se empieza a explicar.

El concejal de la CUP de Vic se ha paseado por los pasillos de la Audiencia Nacional esposado en todo momento y acompañado de policías. "Muy correctos", dice Coma que han sido los agentes, pero también admite que han tenido una posición firme, sin llegar a ser violentos, para marcar quien tiene la autoridad.

Cuando ya se le ha comunicado la libertad a Coma, la medida excepcional es que se lo devuelve a la celda durante dos horas mientras el juez decide si le retira el pasaporte. Y en la salida, otro hecho excepcional. 25 policías españoles acompañan la salida de Joan Coma ofreciendo la imagen del concejal completamente rodeado de agentes de la policía española a la salida de los tribunales, que él mismo había declarado que no reconoce y hay que desobedecer.

Cuartel de Tres Cantos. Madrid. Foto: GC.