El guion se ha cumplido según estaba previsto: Pedro Sánchez ha perdido la primera votación del debate de investidura y tendrá que ir a reválida el martes. Necesitaba una mayoría absoluta de 176 escaños y se ha quedado en 166 sí (uno menos por la ausencia de una diputada de los comunes, que no fallará en la segunda), 165 no y 18 abstenciones. Si el guion también acaba como estaba previsto, será en 48 horas cuando el primer gobierno de coalición de la democracia española vea la luz. Lo será en un parlamento muy fragmentado, después de haber sudado para lograr todos los votos justos y necesarios, y con un margen de error muy pequeño. Los portavoces socialistas Adriana Lastra y Rafael Simancas seguían hoy la votación con un listado de los diputados, que iban señalando cuando votaban.

A favor ha votado prácticamente la alianza de la moción de censura (con alguna incorporación y alguna baja): el PSOE, Unidas Podemos, el PNV, Más País, Compromís, el BNG, Teruel Existe i Nueva Canarias. A estos votos favorables se han sumado las abstenciones de Izquierda y EH Bildu. En contra lo han hecho una amplia amalgama, desde el PP, Ciudadanosy Vox hasta JxCat, la CUP, Navarra Suma, el PRC y Coalición Canaria. Con esta correlación se podrá superar la segunda, pero no la primera.

A votación se sometía, en primer lugar, el acuerdo para el primer gobierno de coalición de izquierdas desde los tiempos de la Segunda República. Comiéndose su propia hemeroteca, al día siguiente de las elecciones generales el PSOE se puso a trabajar para gobernar con Unidas Podemos, con quien ya han firmado un acuerdo de gobierno, asumiendo parte de la agenda e incluso de la retórica de Pablo Iglesias. Para las tres derechas es un "gobierno contra el Estado" formado por "comunistas, asesores de dictadores bananeros y blanqueadores de batasunos y separatistas".

A votación se sometía, también, el acuerdo entre el PSOE y Esquerra Republicana para constituir en quince días una mesa de negociación entre el Estado y la Generalitat, donde se pueda hablar de cualquier propuesta, y cuyos acuerdos se ratifiquen con una consulta a la ciudadanía de Catalunya. Es el pacto que más ha costado, y que el Tribunal de Luxemburgo y la Junta Electoral Central han hecho peligrar. Las tres derechas han visto una intolerable concesión al independentismo y han acusado a Sánchez de vender España a cambio de los votos.

Durante el debate, también comiéndose su propia hemeroteca, se ha visto un Pedro Sánchez mucho más desacomplejado, que recordaba más al de la moción de censura que al de los últimos meses. El mensaje ha cambiado radicalmente, y ya habla de "conflicto político" sin ambages, de "dejar atrás la deriva judicial", de "recomenzar las relaciones" entre España y Catalunya y, especialmente, de bilateralidad. El candidato a la investidura ha resistido el diluvio de ataques de la derecha por esta renovada alianza con ERC.

Sánchez se enfrenta a la segunda votación de este martes, donde le basta con mayoría simple, con poco margen de error. Las cuentas dan, pero por poco. Después de que la diputada Coalición Canaria cambiara en pleno debate su abstención por un 'no' --hecho que comportará medidas disciplinarias de su partido– el candidato socialista cuenta con 167 sí, 165 no y 18 abstenciones. La diputada de los comunes que hoy se ha ausentado por motivos médicos, Aina Vidal, ya ha garantizado que el martes asistirá a la votación porque no ha podido tramitar el voto telemático. No podrá faltar nadie aquel día.

ERC mantiene abstención pero avisa

En el inicio del debate de investidura, todas las miradas estaban fijadas en la ejecutiva de Esquerra Republicana después del duro golpe de la Junta Electoral inhabilitado unilateralmente al presidente Quim Torra y el eurodiputado Oriol Junqueras. Aun así, al final los republicanos acordaron mantener su abstención. Eso sí, desde la tribuna de oradores, el portavoz Gabriel Rufián avisó a los socialistas que esta vez no aceptarán "estafas" y que si hace falta harán saltar por los aires el gobierno naciente. "¿Cómo hacemos para que el PSOE cumpla? Intentaré ser muy claro: si no hay mesa, no hay legislatura", lanzó.

Intentos de 'tamayazo'

Las tres derechas han atizado este domingo la expectativa que alguno de los diputados del PSOE o de alguna de las formaciones que le dan apoyo acabe cambiando el sentido de su voto o no se presente a la votación y haga fracasar la investidura de Pedro Sánchez, que a estas alturas contaría sólo con dos votos de diferencia. Es lo que se conoce como un 'tamayazo', en referencia al transfuguismo de dos diputados del PSOE a la Comunidad de Madrid (Eduardo Tamayo y Maria Teresa Sáez) que en el 2003 impidieron la investidura de Rafael Simancas. La portavoz de Ciudadanos, Inés Arrimadas, lo ha planteado abiertamente.

Iglesias agradece a los presos

En la larga lista de agradecimientos que hizo Pablo Iglesias durante su discurso al debate de investidura, hubo una especial. El futuro vicepresidente del Gobierno tuvo un recuerdo por los presos y exiliados y aseguró tener "constancia" que algunos presos "han trabajado por el diálogo y el acuerdo" para resolver el conflicto político. "Desde esta tribuna, humildemente, quiero darles las gracias", aseguró el líder de Unidas Podemos desde el atril de la cámara baja. De todos los presos y exiliados destacó la "incuestionable profundidad de sus convicciones democráticas".

La derecha lleva la crispación a niveles insospechados

La extrema derecha ha entrado con fuerza en el Congreso de los Diputados, y su discurso se ha contagiado en el resto de partidos conservadores. En el debate de este sábado, Pablo Casado amenazaba a Pedro Sánchez con acciones legales si no utilizaba el artículo 155 para cesar el "expresidente" Quim Torra, y Santiago Abascal directamente pedía la detención. Pero el momento de más crispación se ha vivido este domingo, con la intervención de la portavoz de Bildu Mertxe Aizpurua, que ha tenido que sufrir un diluvio de insultos e incluso un grito de "muérete".