Los giros que vive la política catalana provocan también cambios constantes en los planes de Junts per Catalunya y del president, Carles Puigdemont. Lo que tenía que ser una salida rápida para la investidura con un supuesto plan D al cual se había puesto incluso como fecha límite el día de Sant Jordi, se ha ido transformado los últimos días en una estrategia sin precipitaciones. Tanto es así, que fuentes de JxCat aseguran ya que no habrá ninguna resolución hasta el mes de mayo.

La necesidad de acabar con el 155 y la contundencia de la persecución judicial del Estado había hecho llegar a las fuerzas independentistas a la conclusión de que había que cerrar un Govern tan pronto como fuera posible. Este es de hecho el posicionamiento que todavía defiende Esquerra, que reclama un gobierno efectivo para poder recuperar el control de las instituciones catalanas. No obstante, los últimos acontecimientos provocados por la segunda euroorden del juez del Supremo Pablo Llarena, con la salida de Puigdemont de la prisión y la libertad sin fianza del resto de consellers en Bruselas y Escocia, han situado al Estado en un escenario más complejo y JxCat no se quiere precipitar.

Por esta razón, cuando el juez ha hecho saber este jueves que no permitiría la salida de Jordi Sànchez de la prisión para participar en el debate de investidura, JxCat ha evitado poner ningún plan alternativo sobre la mesa. De hecho, la portavoz Elsa Artadi y el vicepresidente del Parlament Josep Costa han comparecido con un discurso muy duro contra el juez, cuya decisión han comparado con el golpe de Estado de Tejero. Incluso, JxCat ha avanzado durante su comparecencia la decisión de la Mesa de querellarse contra Llarena.

Los diputados del grupo están emplazados a una reunión con Puigdemont en Berlín para analizar los movimientos que hay que llevar a cabo. Paso a paso, no se cansan de repetir a los responsables de JxCat. De momento, se ha evitado sacar del cajón el famoso plan D, el plan que supuestamente tenía que seguir a la propuesta -por segunda vez- de Sànchez y que tenía que garantizar la investidura efectiva.

En vez de eso, Puigdemont dejó claro en la rueda de prensa que ofreció el sábado que no se decarta como candidato a la presidencia, mientras que JxCat ha seguido sacando adelante la reforma de la ley de Presidencia, que registró en solitario a principios de febrero en el Parlament y que tendría que permitir la investidura a distancia así como la presidencia desde el exilio.

La CUP, que el martes envió a dos de sus diputados a entrevistarse personalmente con el president no esconde que su apuesta es investir a Puigdemont. Los cupaires han fijado un hilo de comunicación con el president y tan buen punto se supo que Llarena tumbaba la candidatura de Sànchez reclamaron un encuentro conjunto de los tres grupos independentistas y abordar la situación con Puigdemont.

El president desde Berlín ha recuperado su agenda y marca de nuevo el paso. Los dirigentes independentistas que antes viajaban a Bruselas, se han limitado a cambiar el destino. Este fin de semana, Puigdemont además de reunirse con los diputados de JxCat y con los de ERC que se desplazaron en la capital alemana, también abordó la estrategia con su núcleo de colaboradores más próximos y con algunos de los dirigentes presentes en encuentros privados. Y las reuniones han continuado, este jueves ha sido el expresident Artur Mas quien ha anunciado que se había entrevistado con el president.

No hay prisa. El calendario de JxCat se ha desplazado -de momento- al mes de mayo. La investidura no se tiene que precipitar y, todo ello, con la condición de que la posibilidad de nuevas elecciones es uno de los tres escenarios que Puigdemont mantiene abiertos una vez se ha descartado la opción de Jordi Sànchez.