De aquel 24 de febrero de 2016 cuando Pedro Sánchez y Albert Rivera sellaban el Pacto del Abrazo parece que haya pasado una eternidad. Por el fondo, pero sobre todo por las formas. Han pasado tres años y medio desde que los líderes del PSOE y Cs se aliaban para intentar que Sánchez fuera investido presidente. Ahora, la relación es pésima, inexistente. Y la intervención sin filtros, exaltada y desenfrenada de Rivera en el debate de investidura ha sido una buena muestra. Un tono calcado al que utilizaba contra el independentismo cuando era diputado en el Parlament que ha dejado a Pablo Casado como un auténtico moderado y que ha tenido una réplica igualmente encendida. 

Nada más abrir la boca, ha empezado la reprimenda. "Puro teatro, señor Sánchez," ha exclamado, "Usted marea la perdiz y nos trae un truco de los malos". El líder de Cs ha acusado a Sánchez de pronunciar "un discurso impostado que no se lo cree ni Usted, mientras en la habitación del lado pacta sillas con Podemos y cesiones con los separatistas." Y lo ha resumido con una palabra: "sectarismo". Según Rivera, el candidato a la presidencia y actual presidente en funciones, "se ríe de los españoles", porque en realidad hace tiempo que ha tramado un plan, "el plan Sánchez", "para perpetuarse en el poder" y lo activó con la moción de censura, hace un año.

Siguiendo este relato, Rivera ha denunciado que Sánchez se ha rodeado "de una banda que lleva tiempo operando", y que prefiere "pactar con los que quieren liquidar España", con los "odiadores profesionales" que no con el "constitucionalismo". Visiblemente resentido, se ha quejado de que el PSOE se dedica a "estigmatizar media España, porque tilda de fascista a cualquiera que no piensa como él". En este punto ha enumerado los últimos conflictos que ha protagonizado Cs. Así por ejemplo, ha responsabilizado a Sánchez y sus ministros del episodio de tensión que vivieron los dirigentes de su partido en la manifestación del orgullo LGTBI. Es más, ha pedido que cese al ministro de Interior. 

Para concluir, aún guardaba una carta, la de resucitar el gobierno Frankenstein, el nombre que dio en su día Rubalcaba al intento frustrado de Pedro Sánchez de atar un pacto con Podemos y los independentistas. Ante la oposición interna que sufrió en las propias filas socialistas, acabó girando hacia Cs con el famoso Pacto del Abrazo, que también quedó en nada. Hoy, Rivera le ha recriminado que "esté montando de nuevo un gobierno Frankenstein". 

Sánchez hurga en la herida: "Cs parece la gran evasión"

Aunque Sánchez ha querido negarlo con un punto de ironía, lo cierto es que el problema entre él y Rivera es de piel. En el turno de réplica, el aspirante a presidente se ha puesto las botas. Eso sí, después de desacreditarlo, el líder socialista ha pedido a Rivera que se abstenga "por el bien de España, por el país que tanto dice amar", para facilitar su investidura, para evitar tener que contar con los votos de los independentistas.

Sánchez ha lamentado que el dirigente naranja haya trazado "un cordón sanitario al PSOE con el cual se ha atado a la ultraderecha", le ha recomendado que se pregunte "por qué se está quedando solo" y le ha recordado la acumulación de bajas que está sufriendo Ciudadanos las últimas semanas, pronunciando nombres propios como Manuel Valls. "Parece la gran evasión", ha asegurado. Y ha proseguido advirtiéndolo que no va por el buen camino con "la deriva aznarista de cuánto peor mejor". Y tomando prestada la frase con que ha empezado Rivera, le ha reprochado que "teatro es pactar con la ultraderecha e intentar que parezca un accidente".

A medida que avanzaban las réplicas, la crispación ha ido creciendo, con reproches y gritos entre la bancada del PSOE y Cs, en un avance de lo que será la legislatura si es que finalmente hay pacto con Podemos y no vuelven a repetirse las elecciones.