La política catalana va saltando de excepcionalidad en excepcionalidad a cada pantalla que avanza. Más allá de los resultados sin precedentes, el 14-F abre un nuevo escenario inédito. Nunca antes se habían postulado dos candidatos a una investidura. El empate técnico entre PSC y ERC ha llevado a sus respectivos cabezas de lista a dar el paso y anunciar que piensan presentarse. Salvador Illa, ganador por la mínima de las elecciones, no quiere hacer como Arrimadas en 2017, que consciente de que no contaba con apoyos suficientes ni lo probó. En frente, Pere Aragonès lo tiene más de cara para encontrar aliados y ya trabaja para ligarlos.

La diferencia entre ambos es que el aspirante socialista necesita, sí o sí, de la participación de ERC, de hecho ya ha reclamado sus votos como fuerza más votada. En cambio, los republicanos podrían sumar sin depender del PSC: 74 escaños aglutinando todo el independentismo y 82 si se materializara la aspiración de Aragonès de un frente amplio que incorporara a los comunes. Cabe decir que tampoco será un camino fácil, teniendo en cuenta el nivel de erosión de la relación entre ERC y Junts.

A partir de ahí surgen las dudas. ¿Pueden presentarse ambos? ¿Aunque uno de ellos no sume, podría ir a un intento fallido? ¿Quién debería hacerlo antes?

Investidura fallida

Vayamos por partes. El próximo 12 de marzo se tiene que constituir el nuevo Parlament de donde saldrán la nueva mesa y, lo más importante, el nuevo presidente de la cámara. Será él -o ella- quien tendrá en sus manos la decisión final sobre la investidura. El reglamento estipula que en los diez días posteriores, se abrirá una ronda de consultas con todos los grupos parlamentarios, durante la cual quien quiera hacer un paso al frente deberá comunicarlo. El presidente sondeará el resto de fuerzas para hacerse una idea de quién tiene más opciones y, a partir de ahí, designará al escogido en función de quien crea que puede llegar a generar el consenso necesario. El 26 de marzo como muy tarde, es el día que hay que celebrar el primer debate de investidura. El candidato deberá obtener la mayoría absoluta de 68 diputados en la primera votación. En caso contrario, 48 horas después se haría una segunda ronda donde habría suficiente con mayoría simple. Si aun así no fructifica, arrancará un periodo de dos meses para encontrar president antes de pulsar el botón de la repetición electoral.

Calculadora en mano, a Salvador Illa no le salen los números para sumar la mayoría necesaria -ni simple ni absoluta- para ser president. Y sin embargo, el candidato del PSC considera que tiene "la obligación" de presentarse a la investidura y no quiere renunciar a ella. Para Aragonès tampoco será un camino de rosas, pero sobre el papel cuenta con más posibilidades.

Precedentes

Las opciones para que Illa pueda presentarse a la investidura dependerán de la eficacia y la rapidez de Aragonès para convencer a Junts, CUP y comunes. Si llegados al día 26 de marzo -fecha en que se tiene que celebrar el primer debate de investidura- ni ERC ni PSC han conseguido los apoyos necesarios y ambos siguen postulándose, teniendo en cuenta que hay que celebrar la sesión para que empiece a correr el reloj, el presidente del Parlament podría proponer a Illa para una investidura que acabaría siendo fallida pero que activaría la cuenta atrás hacia nuevas elecciones. Es lo que pasó con Mas en el año 2015 y con Turull en el 2018. En ambos casos, antes de expirar el plazo se alcanzó un nuevo candidato -Puigdemont, primero y Torra, después.

Tras las elecciones generales de 2015 sucedió algo similar. En esa ocasión, sin embargo, terminó con incomparecencia. Rajoy ganó las elecciones por la mínima y no contaba con suficiente quorum para garantizarse la investidura, así que declinó el ofrecimiento del Rey. Encima de la mesa había un gobierno alternativo de izquierdas del PSOE con Podemos. Una prpuesta que surgió de la mano de Pablo Iglesias pero que entonces Sánchez rechazó. El líder socialista escogió a Cs, pero la alianza no encontró suficientes aliados para prosperar. El fiasco llevó a una repetición de las elecciones generales. 

La llave, para el nuevo presidente del Parlament

La duda llegará si Aragonès llega a la fecha con un acuerdo -ya sea sólo con el independentismo o también con la participación de los comunes. En tal caso, el presidente de la cámara podría decidir negar a Illa la posibilidad de ir a la investidura. Hay que tener presente que ni sumando todas las fuerzas no independentistas -desde Vox a los comuness- Illa no llega al listón mínimo.

Así pues, quien acabe erigiéndose como presidente del Parlament puede acabar siendo determinante. Históricamente, en los gobiernos de coalición que ha habido en Catalunya, la negociación ha incorporado el reparto de la presidencia de la cámara, que ha acabado recayendo en manos del segundo partido. Si se mantiene la tradición y ERC sella un pacto con Junts, serían los de Puigdmeont los tendrián la voz cantante sobre la investidura.

En la imagen principal, una fotografía de archivo del hemiciclo del Parlament, vacío. / EFE