El ministro de Cultura y Deporte del Gobierno, Miquel Iceta, también se ha pronunciado sobre el regreso de Juan Carlos I a España y, en la línea del que han afirmado sus compañeros de gabinete, ha insistido que el rey emérito debería dar explicaciones "por haber defraudado la confianza de muchísima gente y por su especial responsabilidad". Iceta, que este sábado ha viajado a Turín para asistir a la final de la Champions femenino que disputa el FC Barcelona, ha asegurado en declaraciones a Catalunya Ràdio que a él no se le ha perdido nada en Sanxenxo, donde el monarca asiste a una competición de vela.

Si bien Iceta ha asegurado que a él personalmente no le incomoda el retorno de Juan Carlos I a España, ha criticado que no haya dado explicaciones. "Convendría que una persona que ha defraudado la confianza de muchísima gente, y por su especial responsabilidad, diera explicaciones. Sería lo normal", ha asegurado. Preguntado por la actuación de la justicia acerca del rey emérito, ha respondido que intenta "no juzgar a la justicia, porque es un poder independiente que todos tenemos que respetar". Iceta ha compartido el "gran bochorno" expresado por la exvicepresidenta Carmen Calvo por la visita a Sanxenxo.

Pegasus: gente que delinque

En relación con el caso Pegasus, el ministro ha asegurado que no le consta haber sido espiado con el programa israelí y ha atribuido el espionaje a "gente que se comporta fuera de la ley y por lo tanto, delinque". "No creo que haya un Estado fuera de control, pero sí probablemente algunos elementos que se han situado fuera de la ley y se deben combatir, descubrir y ponerlos en evidencia, y que caigan sobre estos el peso de la ley", ha añadido.

Preguntado por si da por cerrado el CatalanGate, Iceta ha indicado que espera que la comparecencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al Congreso de los Diputados suponga "un punto y final" en cuanto a las explicaciones del Ejecutivo central sobre esta cuestión. En esta línea, ha asegurado que desconoce la fecha para el próximo encuentro que se emplazaron a tener Sánchez y Pere Aragonès después de que se hiciera público que el president de la Generalitat estaba entre los espiados por el Centro Nacional de Inteligencia (CNI).