El Govern ha optado este sábado por un perfil bajo. Ha intentado reducir el alto voltaje que domina el clima político después de que el viernes a las tres de la tarde el Parlament aprobó declarar la República catalana y unas horas más tarde el Estado español fulminó al ejecutivo de la Generalitat y disolvió el Parlament. La aparición del president, Carles Puigdemont, por TV3 con una declaración institucional desde Girona ha servido para serenar los ánimos y aportar una sensación de normalidad en la excepcionalidad que vive el país. Pero el escenario es complejo y la impresión de vértigo, elevada.

El president registró su mensaje institucional desde la Delegació del Govern en Girona para hacer un llamamiento a plantear una oposición democrática a la suspensión decretada por el Estado español a través de la vía de 155. Tras el president, las banderas catalana y europea, y en el atril el símbolo del Govern de la Generalitat. Puigdemont, que deja claro que no se considera cesado, ha pedido "paciencia, perseverancia y perspectiva"; ha garantizado la "máxima estabilidad y tranquilidad" y ha emplazado a evitar la represión y las amenazas. No ha hecho ninguna referencia a la República ni a la independencia, y el detalle no ha pasado por alto.

Sin embargo, la aparición de Puigdemont ha contribuido a destensionar, en un contexto en que se había especulado insistentemente con la posibilidad de una detención inmediata del Govern a raíz de la votació en el Parlament. Casi tan efectiva como el mensaje ha sido la imagen del president comiendo en un restaurante de la plaça del Vi de Girona y paseando por la calle, mientras la gente le ovacionaba y se hacía fotografías con él.

Carles Puigdemont ayer en Girona

Hasta la aparición de Puigdemont, los consellers se habían mantenido en silencio absoluto. Prácticament -y soprendentemente- desparecidos para la mayoría de las personas que han intentado contactar con ellos, incluidos responsables de los partidos. A media mañana, tan solo habían trascendido unas palabras del responsable de Territori, Josep Rull, en la conselleria el viernes, anunciando que el lunes volvería al Departament como ministro de la República, y un tuit del conseller Toni Comín.

Nada más. Durante toda la mañana no ha habido ninguna noticia del ejecutivo. El Govern no ha publicado en el DOGC ninguno de los decretos que muchos esperaban para desplegar los primeros pasos de la República y ni siquiera ha descolgado la bandera española del palau de la Generalitat. La voluntad es evitar añadir más gasolina a la situación.

Después de la intervención del president, ha sido el vicepresident Oriol Junqueras quien también ha reclamado "perseverancia", como había hecho Puigdemont, y esfuerzo, además de subrayar las dificultades que impone el Estado.

El Govern es consciente de la complejidad extrema del escenario, así como de la delicada situación legal en que han quedado todos sus miembros, y tiene la voluntad de mantener los llamamientos a la serenidad ante un hipotètico horizonte de resistencia frente al potente aparato del Estado español. Por lo que respecta a la posibilitat de una resistencia desde el ejecutivo, se perfila muy difícil. El ejemplo más evidente es el de los Mossos, que han acatado la decisión, publicada esta madrugada en el BOE, de sustituir al mayor Josep Lluís Trapero por Ferran López, que será el nuevo responsable del cuerpo.

De momento, los consellers han pedido a los altos cargos que no han sido destituidos que se mantengan en sus puestos para garantizar la continuidad y el funcionamiento del Govern. El paréntesis del fin de semana tendrá que servir para plantear la respuesta de cara a este lunes. La semana comenzará con la vicepresidenta española, Soraya Sáenz de Santamaría, designada por el presidente Mariano Rajoy como nueva responsable del Govern de la Generalitat, y con la Fiscalía presentando una querella por sedición contra el president, el vicepresident y los consellers.

Elecciones

En el anàlisis del Govern destaca también el hecho que Rajoy optara por convocar elecciones de manera inmediata en lugar de agotar el plazo de seis meses otorgado por el Senado. Tras esta decisión se ha querido ver la presión de la UE y una posible salida, siempre y cuando fuera posible redefinir estos comicios no como autonómicos, sino como constituyentes. De hecho, el mismo viernes algunas voces habían apuntado la posibilidad de que Puigdemont convocara elecciones después de la declaración de la República y antes de que Rajoy le quitara la competencia.

La vía electoral, sin embargo, puede chocar con grandes resistencias. El diputado de Podem Albano Dante Fachin ha apuntado un camino señalando este sábado en una entrevista en Catalunya Ràdio un frente a favor de la República ante el 21-D. El diputado republicano Gabriel Rufián le ha apoyado con un tuit.

Con todo, la negativa a aceptar qualquier alternativa surgida del 155 es muy intensa en algunos sectores. Desde la CUP no se acepta ni tan solo oir hablar de nada que aparezca como un paso atrás ante lo que se consiguió el viernes. Los cupaires han convocado una rueda de prensa para este mediodía.

El apoyo al president y a la negativa a acatar la imposición del 155 se extiende transversalmente por todas las formaciones que intervinieron en la votación del viernes. Así lo demuestran tuits publicados ayer como el del diputado Germà Bel (JxSí) o la diputada Àngels Martínez (CSQP).

Y no obstante, el margen de maniobra política es extremadamente complejo para el president obligado a buscar el espacio posible entre la amenaza del Estado y la movilización social en la calle que espera conocer cual será mañana el siguiente paso de su Govern.