El Govern de la Generalitat ha conseguido cerrar este miércoles un acuerdo para los presupuestos de 2023 con el PSC. El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y el jefe de la oposición, Salvador Illa, han firmado el acuerdo en el Palau de la Generalitat pocos minutos antes de las cinco de la tarde. El entendimiento se ha hecho público después de semanas de negociaciones, que se han intensificado en los últimos días, tras la cesión de ERC con la demanda socialista de la B-40. Con los 33 diputados de los de Illa, Aragonès ya tiene la mayoría absoluta para aprobar las cuentas en un Consell Executiu extraordinario del Govern y llevarlos al Parlament. La negociación de esta semana se ha hecho bajo un secretismo prácticamente total, del cual han escapado pocos detalles. Lo que sí que han dado a conocer las dos partes han sido las reuniones casi maratonianas (lunes por la mañana y por la tarde, martes al mediodía y contactos por la tarde) para intentar desencallar las cuentas.

🔴 Acuerdo para los presupuestos de la Generalitat entre el Govern y el PSC | DIRECTO

 

¿Qué incluye el acuerdo?

El Govern y el PSC han llegado a un acuerdo de presupuestos para el 2023, que consta de dos documentos: uno de 26 páginas referido a las medidas estrictamente presupuestarias y otro de tres páginas que recoge los compromisos para impulsar "grandes infraestructuras de país" que los socialistas ponían como condiciones para pactar, como el proyecto del Hard Rock en el Camp de Tarragona, la construcción de la ronda Nord (B-40), la "modernización" del aeropuerto de Barcelona-El Prat o mejoras en Rodalies de Renfe.

Sobre la ronda Nord, que ha sido el gran escollo las últimas semanas durante la negociación, Govern y socialistas han acordado hacer efectivo, dentro del primer trimestre del 2023, con el Ministerio de Transportes, el convenio de acuerdo y financiación que garantice la redacción del proyecto. En cuanto al Hard Rock, el documento apunta que durante el 2023 se completarán los procesos relacionados con el inicio del proyecto del Consorcio Recreativo y Turístico de Salou y Vila-seca. Sobre el aeropuerto, el ejecutivo y los socialistas han expresado que acordarán durando este año, con el Gobierno, una comisión técnica que permita abordar el nuevo modelo aeroportuario que necesita Catalunya para transformar el aeropuerto. Finalmente, se plantea un servicio de Rodalies gestionado desde Catalunya, un cambio que implica acordar con el gobierno español el modelo bisiesto de los recursos económicos que sean necesarios para adecuar la gestión de los servicios ferroviarios que sean de competencia del Govern de la Generalitat.

La crónica de más de tres meses de negociaciones

Después de la ruptura del Govern el pasado octubre, ERC cogió la responsabilidad de negociar las cuentas de 2023 con el resto de grupos del Parlament y relevando así el trabajo que había hecho hasta entonces el conseller Jaume Giró. Pero los primeros contactos fueron breves y repartidos en el calendario, sin prisas. Además, inicialmente el ejecutivo de Pere Aragonès descartaba al PSC como socio prioritario y centraba su atención en los de Jéssica Albiach y los de Borràs y Turull. Con las semanas se fueron acelerando los contactos, y fue el 14 de diciembre cuando el Govern y los comuns pudieron anunciar en el Palau de la Generalitat un acuerdo para aprobar las cuentas. Pero los 33 diputados de los republicanos y los 8 de los lilas eran insuficientes: faltaba reunir todavía el apoyo de al menos uno de los principales grupos de la cámara.

Con el PSC ya inmerso en la negociación, la comunicación con Junts se enfrió. El entendimiento parecía inminente con la llegada del año nuevo, pero pasaban los días y las relaciones se intoxicaban: mientras Salvador Illa reafirmaba su exigencia para los tres macroproyectos (la B-40, el Hard Rock y la ampliación del aeropuerto), el ejecutivo intentaba esquivarlos anunciando que ya había acuerdo en el resto de demandas de los socialistas. Sin la cesión de ninguno de los dos actores, la negociación parecía enquistarse inevitablemente. Hasta que Aragonès decidió tragarse el sapo del Cuarto Cinturón durante el primer pleno del año, asumir las contradicciones, y rematar la presión sobre el jefe de la oposición para que ya no tuviera excusas. De hecho, el PSC aún ha conseguido dilatar las negociaciones unos días más, pero con este escollo superado finalmente se ha podido materializar el entendimiento. Ahora falta pasar todo el trámite parlamentario.