El expresidente Felipe González ha advertido que hay muy pocas posibilidades de que la Constitución contemple el derecho al autodeterminación que reclaman los independentistas y que él trabajará para que eso no pase. "No quiero introducir el germen de la autodestrucción a la Constitución", ha argumentado.

El exlíder socialista ha hecho estas valoraciones durante su intervención en el acto sobre los 40 años de la Constitución que se ha celebrado hoy en Barcelona y que ha contado con la participación de Miquel Roca, uno de los padres del texto, y con la periodista Mònica Terribas como moderadora.

Al acto ha asistido la cúpula del PSC, incluido el expresidente José Montilla, la delegada del Gobierno en Catalunya, Teresa Cunillera, pero también rostros políticos ajenos a la esfera socialista como el candidato de Ciutadans al Ayuntamiento de Barcelona, Manuel Valls, y el exdelegado del gobierno español Enric Millo.

González ha insistido en que la única solución para el pulso que se vive en Catalunya es el diálogo y se ha declarado preocupada que se haya perdido "la capacidad de diálogo y pacto".

Mil muertos

En este sentido ha asegurado que la aprobación el 6 y 7 de septiembre en el Parlament de las leyes del referendum y de transitoriedad le hicieron "sufrir enormemente". "Pensé que si hubiera pasado en los años 30 nos habría costado mil muertos. La Constitución tiene el efecto de ser resiliente", ha explicado.

González se ha referido al Rey y ha alabado el papel tanto de Felipe VI como de su padre, Juan Carlos I, ha asegurado que "han prestado un servicio extraordinario a la convivencia" y lo han hecho "sin interferir nunca ni romper su neutralidad entre las alternativas políticas", lo cual ha dudado que hubiera sido posible con otros personajes que aspiraban a ocupar la posición de jefe de estado, en referencia velada a José Maria Aznar.

De hecho, ha relatado que el jefe de estado ha defendido la Constitución en dos ocasiones muy evidentes, en referencia a febrero de 1981, después del golpe de estado de Tejero, y a raíz del referéndum. "En la primera ocasión no había un gobierno. En la segunda, sí había gobierno pero no sé si sabía descifrar la realidad", ha añadido.

El exlíder del PSOE ha asegurado que la Constitución recibió tan amplio apoyo de la ciudadanía el año 1978 porque se entendió que se había conseguido un "pacto libre y de convivencia", en qué se había acordado tanto "el pluralismo de las ideas como el diversidad del sentimientos de pertenencia".

Quita hierro a Vox

González ha quitado hierro a la irrupción de Vox en el Parlamento andaluz, ha descrito esta situación como una anomalía europea que se ha acabado instalando en España. "No hay que preocuparse tanto", ha ironizado.

No obstante, ha abierto un cierto resquicio de autocrítica para admitir que ha habido errores que han dado pie "espacios a la demagogia" y han provocado la pérdida de "la centralidad política".

Tampoco ha otorgado especial gravedad a los déficits en el funcionamiento del poder judicial español. Ha relativizado el efecto de los mecanismos de elección de los miembros del CGPJ pero ha admitido, en relación a las últimas crisis vividas en el Consejo, que "lo han hecho mal, horriblemente mal".

Con todo, González ha aceptado que existe una crisis institucional preocupando, más incluso que la crisis de los partidos, porque "una partitocracia fuerte no sustituye una institucionalidad débil", que es lo que se está perdiendo.

En este punto, el expresidente ha asegurado que no le preocupan lo que ha descrito como a liquidacionistas del sistema que van "de cara", pero sí aquellos que actúan como "termitas" en la estructura. "Hay muchos termiteros", ha asegurado.

Antes de acabar su intervención, González ha apelado a la convivencia que se ha vivido tantos años a la sociedad catalana, porque las tensiones no se pueden vivir demasiado tiempo. "Que el diálogo prevalezca sobre la crispación en esta ciudad que he sentido el mayor espacio convivencial absolutamente transversal que he vivido en ningún otro lugar", ha remachado.