Varios ministros del gobierno español se han pronunciado para valorar un descenso en la Diada, sobre la movilización multitudinaria que aseguran observadores y participantes. Según ha podido saber El Nacional, algunos miembros de Moncloa creen que la descentralización de la manifestación independentista y en defensa del derecho a decidir permitió rebajar la imagen del pinchazo en la asistencia. Esta diagnosis ha sido difundida por ciertos titulares del gabinete de Mariano Rajoy a lo largo de la mañana, mientras el presidente ha ignorado las alusiones al clamor popular en Catalunya.

Iniciaba la jornada el ministro en funciones de Justicia, Rafael Catalá. Catalá ha reconocido a través de una entrevista radiofónica que el independentismo "está muy presente" y tiene una "realidad social relevante". Sin embargo, el ministro indicó que "su apoyo social no parece estar creciendo", declaraciones producidas el día después de la manifestación en los cinco puntos del territorio de Catalunya. A esta afirmación, se sumaban las insinuaciones de otros compañeros de gobierno, sobre que el efecto visual podía generar más aforo del que había.

Al silencio de Rajoy y a las palabras de los que se pronunciaban fuera de cámaras para denunciar el hecho, se ha sumado en público el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo. Según Margallo, este año ha habido una menor afluencia de ciudadanos, aunque "cualquiera que sea el número, siempre parecerá excesivo [para él] cuando se trata de romper la unidad de España", ha denunciado el ministro conforme salía de la reunión del grupo popular presidida por Rajoy. Es decir, que para Margallo, cualquier cifra preocupa.

El representante ministerial del gobierno no ha hablado directamente sobre sus declaraciones de este sábado en el País Vasco, donde avivó la tensión con el independentismo. "De una crisis se sale, un ataque terrorista se supera, pero la disolución de España es absolutamente irreversible", dijo entonces. Margallo se ha limitado a hacer una alusión velada a sus palabras afirmando que "para el gusto de los independentistas", a menudo hablaba "demasiado".

Las muestras de incredulidad hacia el despliegue de la Diada también han llegado por el lado de la asistencia del president, Carles Puigdemont, este año. Según supo hace unos días El Nacional, el clima en Moncloa es que Puigdemont estaría tratando de ganarse el favor de la CUP para la cuestión de confianza del 28 de septiembre. La vicepresidenta en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, ha repetido este argumento desde Euskadi, en un desayuno informativo donde ha asistido para dar apoyo al candidato del PP, Alfonso Alonso.