Una florista que presenció el atropello masivo del 17 de agosto del 2017 en la Rambla ha explicado que desde aquel día no ha podido volver al paseo y que después de pasar meses encerrada en su casa decidió ir a vivir fuera de Barcelona. Núria Suara ha explicado que desde el día de los atentados sufre estrés posttraumático crónico y se tiene que medicar. Ha relatado cómo se quedó en estado de shock desde el momento que la furgoneta impactó a mucha velocidad contra su puesto de flores y vio "gente que salía disparada" y varios heridos. En su testimonio ha explicado que ha sido indemnizada por los daños materiales y no sufrió daños físicos, pero no se le ha reconocido la incapacidad permanente ni ser víctima del terrorismo.

"Yo estaba en mi trabajo, oí muchos gritos, miré arriba y de repente vi gente que salía disparada. La furgoneta, a mucha velocidad, chocó contra mi parada. Empecé a ver gente por el suelo, toda la gente tirada por el suelo, heridos," ha relatado.

"Quedé en estado de 'shock'"

Ahora mismo ha explicado que la furgoneta se paró unos metros más allá por el impacto con su parada de flores. "Quedé en estado de shock, no sabía qué había pasado, vi a todos los heridos por el suelo. Vinieron dos agentes con uniforme, todavía no sé quiénes eran", ha dicho.

Los agentes la cogieron por los brazos y la llevaron a una tienda de souvenirs porque le dijeron que podía haber explosivos en la furgoneta y gente armada. "No entendía por qué me llevaban allí, porque me decían que podía haber explosivos y me ponían más cerca", ha explicado.

Intentaron salir de la tienda en varias ocasiones porque había una chica herida que perdía el conocimiento. "Teníamos miedo, no sabíamos qué hacer", ha indicado. "Nos decían que había muchos heridos, que no daban abasto y que no podíamos salir de allí". Finalmente salieron y volvió a su casa, ha relatado.

Ha explicado que ha sido indemnizada económicamente con 5.539 euros por los daños en la parada, y que no sufrió daños físicos. En cambio, ha dicho que desde entonces sufre estrés posttraumático crónico, se tiene que medicar, recibir tratamiento psicológico y psiquiátrico, necesita pastillas para dormir y unas específicas para cuando tiene que ir a Barcelona.

"Ahora estoy viviendo en un pueblo, en Barcelona no podía seguir viviendo, y no he podido volver a la Rambla para nada, mi vida ha cambiado totalmente", ha relatado.