"Haber dialogado más" con las voces antifranquistas y haber explicado "mejor" el sentido de las estatuas en la calle son sólo dos de las sugerencias que el primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, ha expuesto para decir que "eso se podría haber hecho mejor". Ahora bien. A pesar de hacer autocrítica, también ha reconocido que, a pesar de que "estos hechos no eran buscados, evidentemente se entienden".

Después de que esta noche tres jóvenes hayan tumbado la estatua ecuestre de Franco, y que hoy el Ayuntamiento de Barcelona haya decidido retirar también la de La Victoria porque "una no tiene sentido sin la otra", Pisarello ha querido dejar claro que el objetivo de exponer las estatuas en la calle era "invitar a la gente a entrar a la exposición", así como abrir una "reflexión" de lo que representaban estos símbolos cuando estaban en los espacios públicos.

"Seguramente no hemos conseguido explicar de manera clara el sentido de estas estatuas en el espacio público", se ha lamentado el primer teniente de alcalde, de que ha seguido reiterándose en la idea del gobierno municipal de "discutir" la impunidad de la dictadura mediante una exposición "sobre la historia de los símbolos franquistas en los espacios públicos".

Objetivo conseguido

Convencido de que "no fue un error poner las estatuas", Pisarello ha puesto sobre la mesa que "alguno de los objetivos se han conseguido" porque "se ha producido una reflexión pública y se ha roto un silencio". Y es que eso es una exposición temporal –que acabará el 8 de enero tal como estaba previsto–, pero, mientras tanto, ha recordado que en Catalunya tenemos muchos símbolos del franquismo en el espacio público y no en exhibiciones temporales".

Sobre las consecuencias que pueden tener los jóvenes que han tumbado la estatua, el primer teniente de alcalde no se ha mojado y ha salido del paso asegurando que "estamos a la espera de ver las diligencias informativas" para tomar una decisión porque, a su juicio, "se tiene que actuar con una cierta proporcionalidad" teniendo en cuenta que el consistorio ya preveía que habría reacciones similares.

"Estas reacciones son perfectamente comprensibles", ha dicho, y ha añadido que "han pasado cosas que no son rechazables, forma parte de la libertad de expresión". Precisamente por eso, Pisarello ha puesto sobre la mesa que su idea era mantener las pintadas hasta el final de la exposición e intervenir, sólo, "cuando hubiera una cosa más grave", como lo que ha pasado esta madrugada.

Incorporarlo a la exposición

Después de todo, la idea del Ayuntamiento es incorporar todo eso que ha pasado dentro de la exposición y "no esconder la simbología" para "llevar a cabo una política de memoria que permita una reflexión más profunda de lo que supuso la dictadura franquista" y, por lo tanto, "la idea no es esconder las estatuas, sino documentarlo e incorporar estos registros como una reflexión más en la exposición".

Pisarello tiene claro que volvería a hacer la exposición –que ha aclarado que ha tenido un coste de 200.000 euros– porque "es una apuesta para pensar en el pasado y en el futuro" y se ha felicitado porque, según su opinión, "ya era hora que se hiciera en Catalunya" una muestra inédita como esta que, además, se trata de una "política memorial que" no es "improvisada" porque "ya se ha hecho en muchas ciudades europeas".