La pifia diplomática del ministro de Exteriores en funciones y jefe de la diplomacia europea electo, Josep Borrell, que difundió información confidencial de la consellera en el exilio Clara Ponsatí vía twitter -aunque después lo borró- tiene dos claros damnificados, que han quedado en evidencia, por una parte España y, de la otra la nueva Comisión Europea, liderada por la alemana Ursula Von der Leyden.

Así lo sostiene el medio luxemburgués 'Le Quotidien', que se hace eco del tirón de orejas que recibió el viernes Borrell por parte de la portavoz de la Comisión Europea, Mina Andreeva, que tuvo que recordarle de forma pública que "hay reglas muy claras para el sistema de información Schengen. Y esperamos que todos los miembros observen su letra y espíritu".

"El error del ministro pone España en un dilema", apunta a Le Quotidien, para añadir que también puede "entorpecer la nueva Comisión Europea a tres semanas de la votación prevista en el Parlamento Europeo", referencia a que el día 27 de noviembre está fijada la votación para validar de forma definitiva la nueva CE.

La metedura de pata del ministro en funciones se suma a una trayectoria polémica salpicada por casos de corrupción, la multa por Abengoa y shows como el que hizo durante una entrevista en una televisión alemana.

Aunque Borrell ha conseguido el visto bueno del Parlamento Europeo para ser jefe de la diplomacia europea, en Europa ya se dan cuenta de que quizás no ha sido la mejor elección, cosa que puede dificultar la gestión de Von der Leyden y deja en entredicho al Estado español, por haberlo propuesto.