La euforia se ha convertido en resignación. La sonrisa de la revuelta de En Comú se ha ahogado en el inmenso mar azul del Estado. En Tarragona, una administrativa contable, Yolanda López, se ha quedado fuera del Congreso, y con ella el sueño y el símbolo de una provincia de representar gráficamente el llamado 'sorPPasso'. Querían sumar un escaño a costa del PP, pero de 77.036 votos han pasado a 75.021 y "la mafia" ha acabado reeditando su diputado. 

En la tierra del puente del Diablo, la viejecita (política) ha pasado sin ser tocada, lista, escondiendo un gato negro en el cesto, el voto útil. Ahora sigue andando tranquila sobre los arcos de la principal ciudad de Hispania durante el Imperio romano, sin perder el alma y bebiendo el agua de la supervivencia y de su renacimiento. 

La ilusión condensada en decenas de papeletas, colocadas estratégicamente entre las sillas de los concentrados en el mitin final de la confluencia la semana pasada, se ha quedado en eso, una ilusión. La victoria del asalto al cielo, en algunas encuestas y un sondeo, a pesar de Irene Montero y la comicidad delante de la cámara de la abuela del cabeza de lista Fèlix Alonso.

"Esperábamos mucho más", ha reconocido esta mañana Xavier Domènech desde la estación de las lágrimas del Norte, de una larga noche de 26 de junio difícil de olvidar. Aspiraban a reformar el Estado, pero se ven en la oposición y sin referéndum. Los abstencionistas han bloqueado el tablero de ajedrez, en una partida que no querían jugar. 

La Girona soberana

Ni las vidas ni las esperanzas ni el futuro en juego de agarrados discursos apocalípticos. Las tierras gerundenses se han convertido en el talón de Aquiles de la confluencia. En el epicentro provincial del movimiento soberanista "sabemos mucho" de echar el PP, decía la cara visible de los comunes, Marta Sibina. Y con los números en la mano, quizás busquen alguna cosa más.

Ni dos independentistas como número uno y dos (Joan Luengo de ICV) que han firmado el manifiesto "Guanyem sobiranía" han evitado pasar de 54.071 votos a 53.054 y consolidarse como aquella alternativa real catalana y "con vocación de mayorías" que reivindica Domènech. La posibilidad real de una consulta pactada no ha cuajado del todo.

La prudencia falló y ganó la idea de "lo tenemos a tocar". Tenían datos que los situaban a dos puntos del segundo escaño, y lo decían a los cuatro vientos, animando a la revuelta. Pero muchos gerundenses decidieron perderse una batalla que habían denominado como "la más extraordinaria de nuestra historia".

Roses sea seguramente el último bastión del dramatismo del domingo. En esta tierra complicada se han quedado a 13 votos de hacer el 'sorPPasso'. Pero han quedado segundos, seguidos de cerca por los adversarios republicanos y PSC. Querrían que todo hubiera sido sólo una pesadilla.