La noche que decidieron marcharse a Bruselas, todos sin excepción se llevaron la insignia de conseller. Lluís Puig sigue luciéndola en la solapa de la americana, a la derecha de un lazo amarillo. Se le anuda la garganta cuando me explica que llevar este pin le sigue reivindicando como aquello que le llevó al exilio, haber sido conseller el 27 de octubre. Quien fue titular de Cultura en el gobierno Puigdemont asume un nuevo reto: ser el candidato de Junts per Catalunya al Senado, para seguir aprovechando cualquier altavoz para denunciar las vergüenzas del estado español, dice. Gracias a la tecnología podrá hacer campaña a 1.500 kilómetros de distancia. Del mismo modo que nos ha permitido hacer esta entrevista. En directo, cara a cara, desde su casa en el corazón de Europa, hasta la redacción de El Nacional. Hace un año y medio que está lejos de casa, pero está convencido de que volverá "con la cabeza bien alta". No rehúye ninguna pregunta, al contrario. Entre otros, argumenta por qué considera un error la tentación de algunos antiguos convergentes de crear ahora un nuevo partido. Durante diez años de su vida fue bombero profesional. Conserva la maña para apagar incendios. 

Un año y medio fuera de casa, se dice rápido... ¿Cómo se encuentra?
Estoy y estamos bien, sin entrar en detalles. Estamos bien un año y medio después por todo aquello en lo que vamos alcanzando y avanzando. Para nosotros, el hecho de haber empezado desde cero, cada pequeña cosa para nosotros es una pequeña victoria, un pequeño paso adelante. Y evidentemente sin que podamos ahora cuantificarlo matemáticamente, el conocimiento internacional que había de la situación en Catalunya hace un año y medio atrás con el que hay ahora ha cambiado. No quiere decir que todo lo hayamos conseguido nosotros ni mucho menos. Pero entre todos hemos conseguido dar un vuelco sobre la realidad de Catalunya y la realidad de España, que es lo que más preocupa. Cada vez se ve más que no somos nosotros el problema sino que el problema es España y que en Catalunya lo que estamos buscando es la solución de un estado en quiebra. A nosotros nos da una energía increíble el apoyo de la ciudadanía que no ha desfallecido en un año y medio y el reconocimiento constante y diario a nivel internacional de que el problema no es Catalunya sino que en España, aparte de ir a comer paella y beber sangría, hay un problema grave de derechos, de democracia y de libertad de expresión.

Nos da una energía increíble el reconocimientot constante a nivel internacional de que el problema no es Catalunya sino que en España, aparte de ir a comer paella y beber sangría, hay un problema grave de derechos

A Ustedes ya les reconocen cuando van por la calle...
A menudo sí. En un año y medio he cogido el hábito de no sacarme nunca el lazo amarillo de encima. Todas mis americanas y abrigos están llenos de lazos amarillos y eso hace que por la calle mucha gente extranjera te reconozcan y te lo digan. O aunque no sepan que soy yo, te dicen "You are catalan? Cómo está Catalunya, qué pasa?". Y les dices, "todavía tenemos los compañeros de gobierno en la prisión, todavía tenemos la presidenta del Parlament en la prisión por haber permitido un debate".

¿Y la reacción?
La reacción es que parece que la gente piensa o imaginaba que todo eso ya se estaba solucionando a los tribunales, pero ya fuera de la prisión. Y que el hecho de que todavía estén en la prisión es un hecho aberrante desde cualquier óptica y sensibilidad política y social europea.

Hace unos días el abogado Gonzalo Boye resumía el papel del exilio explicando que si hubierais huido pensando en vosotros probablemente habríais escogido las Maldivas, que si escogisteis Europa es precisamente para luchar por la causa...
Por descontado. Europa nos ha servido para que no estuviera el ejército en la calle o los tanques en contra de la población civil, porque quizás alguien seguramente por ganas ya lo habría hecho. Y escoger Bruselas nos ha servido para estar en el ojo del huracán. Aquí en Bruselas afortunadamente no sólo tenemos posibilidad de diálogo con países europeos de la UE sino que también hay delegaciones de países de todas partes, de los cinco continentes, como también delegaciones de religiones diferentes de lobbies financieros, etcétera. Realmente Bruselas es uno de los importantes centros del mundo para poder relacionarte internacionalmente.

¿Si volviera a finales octubre del 17, volvería a hacer lo mismo?
Sí, sí. A finales de octubre del 17, no me he escondido nunca, cuando teníamos que posicionarnos todos individualmente yo era de las personas que optaba para declarar la independencia y automáticamente convocar elecciones autonómicas por nuestra parte. Y no me he escondido nunca. Yo consideraba que se tendrían que haber convocado, pero a la vez cuando el president Puigdemont nos dijo, "atravieso la frontera y nos vamos a reunir a Bruselas" no dudé ni un segundo en decir que mi papel institucional por respeto al president que me ha nombrado conseller es irme donde él me diga. Y con esta voluntad institucional de seguir con él vine hasta aquí, cosa de la cual sigo convencido.

¿Cómo se ve y se vive desde fuera la gestión que está haciendo el actual Govern de la Generalitat?
Bien. Hay un diálogo muy constante. Yo hablo por mi caso, en el Departamento de Cultura los nueve meses que ha estado la consellera Laura Borràs el diálogo ha sido fluido y con la consellera Vilallonga lo será igual o más. Nos conocemos y habíamos coincidido. 

¿A Vilallonga la propuso Usted?
Fue un diálogo con la consellera Borràs y el presidente Torra. En cualquier caso es decisión del president. Que el presidente sea quien elige qué consellers nombra es decisión del president, como convocar elecciones.

Todos los que hablan de inoperancia se olvidan de que estamos en un Parlament manipulado, tergiversado y alterado por decisiones judiciales

Ahora que habla de la potestad de convocar elecciones que tiene el president, justo esta semana el Parlament le ha dicho a Torra que las convoque o que se someta a una cuestión de confianza...
Bien, todos estos que hablan de inoperancia se olvidan de que estamos en un Parlament manipulado, tergiversado y alterado por decisiones judiciales. Yo mismo el 21-D salí escogido diputado por la demarcación de Girona. Si no he podido ejercer no ha sido por falta de ganas, sino porque el sistema judicial está interviniendo. Por lo tanto, cuando hay discusiones entre JxCat y ERC sobre qué deben hacer unos y otros, si delegar el voto o si no, todas estas discusiones al final nos hacen perder de vista de dónde nace el problema, que es de un sistema judicial que nunca, nunca, nunca en ningún país democrático europeo interfiere en el poder legislativo. Si estos jueces quieren interferir en la política lo que tienen que hacer es presentarse a las elecciones, por VOX, por VAX, por VEX, por VIX o por quien quieran, pero se tienen que presentar.

Si los jueces quieren interferir en la política lo que tienen que hacer es presentarse a las elecciones, por VOX, ppor VAX, por VEX, por VIX o por quien quieran

Comín y Ponsatí en una sola lista con Puigdemont. Da la sensación de que hay más unidad y coordinación en el exilio que en Catalunya, donde a menudo los puñales van que vuelan...
(Ríe) Bien, espero que no vuelen mucho puñales por Catalunya, que el pacifismo de nuestro movimiento siempre ha ido por delante. Sí que es verdad que en el Consejo de la República estamos casi todos los que queríamos estar. Quizás vamos lentos, algunos nos lo dicen, pero es que aquí están representadas las sensibilidades del PDeCAT, de JxCAT, de ERC, de Demócratas, de Poble Lliure, de la ANC, de Òmnium, de asociaciones de juristas. Es una escuela de aprender a trabajar transversalmente. Quizás vamos más lentos, pero es el único espacio donde hay representada esta unidad que a menudo oímos reclamar en las manifestaciones. Seguramente estar a 1.500 kilómetros de distancia ayuda a relativizar según qué problemas. Yo a veces bromeo diciendo que aquí ya somos independientes y entonces el cerebro nos vuela más libres. Desde aquí miramos de objetivizar al máximo los problemas. Al final quién está haciendo una lista transversal y unitaria, pues el presidente Puigdemont. ¿Y eso qué significa? Pues que el PDeCAT es lo bastante generoso como para ceder plazas a gente de otras sensibilidades. Que se discutan los partidos políticos tampoco no es ninguna novedad, no tendría que ser noticia si no fuera porque vivimos en un momento de máxima tensión. Aquí la responsabilidad es de los ciudadanos. Por lo tanto yo apelo a que nadie haga caso de los cantos de sirena que promueven la abstención. Mal. Allí donde hay urnas, se nos encontrarán. Ya fuimos el 21-D, porque sabemos que en las urnas ganamos. Cada vez que ha habido urnas hemos sido más.

Por qué ha aceptado el reto de ser cabeza de lista de JxCat en el Senado
Sobre todo porque estando en el exilio tenemos que aprovechar toda plataforma, sea institucional, asamblearia, asociativa, de lobbies, para ir a hablar de las vergüenzas del estado español, la prisión, el exilio y las querellas a centenares de personas pendientes de resolver. Es nuestra responsabilidad y nuestra obligación exponer este hecho en todas partes. Por lo tanto cuando se me pide tengo que decir que sí, no puedo ni pensármelo un segundo, porque es un micrófono, un altavoz más para hacer llegar nuestro discurso en todas partes.

Apelo a que nadie haga caso de los cantos de sirena que promueven la abstención

¿Y cómo hará campaña?
Pues como estamos haciendo ahora mismo. Haciendo textos, vídeos, fotos y conexiones, estando presentes, en muchos actos y muchos municipios. Ya lo hicimos el 21-D cuando prácticamente no teníamos la tecnología y nos fue bien, ahora estamos mucho mejor preparados técnicamente, hemos aprendido mucho de tecnología de conexión. Yo hace semanas que estoy haciendo conexiones cada día para hablar del Consejo de la República y por lo tanto no me supondrá ningún problema cada día conectarme con uno, dos o veinte municipios de Catalunya. Es más he conseguido a veces hacer dos o tres conexiones seguidas que en vehículo, presencialmente, por tiempo no habría conseguido desplazarme de un sitio al otro. Puedo ir de Tortosa a la Vall d'Aran en segundos.

¿Ir a Madrid a denunciar y a qué más?
A decir que nunca más se vuelva a suspender Catalunya. El famoso 155 no podemos olvidar que lo aprobó el Senado, ni tampoco los partidos que dieron apoyo. No sólo no fue ético, es que fue ilegal. El artículo 155 no se redactó para utilizarlo de esta manera. Por lo tanto, encontraríamos 155 razones para ir a Madrid a denunciarlo. El solo hecho de ir a preservar y defender nuestras instituciones ya vale la pena. También es importante recordar que el Senado tenía que ser la cámara territorial, donde las diferentes culturas y las diferentes lenguas tenían que poder aportar visiones diferentes. Un dato muy sencillo y rápido de hacer entender. En Catalunya ahora mismo se hablan 300 lenguas en libertad. Una de estas lenguas, sólo una, tiene 114 sentencias judiciales en contra. Y no es el castellano. Lo dejo como una adivinanza. Cuál de las otras 299 lenguas puede tener 114 sentencias judiciales en contra. Es extraño, se hace muy extraño. Más, visto desde aquí.

¿Recogerá el acta si es escogido?
Yo no recogí el acta de diputado en el Parlament por interferencias judiciales. Si no recojo la de senador también será por interferencias judiciales. Fíjate qué extraño. Sobre nosotros todavía hay una orden de búsqueda y captura de noviembre de 2017 donde a mí, con esta cara de terrorista que hago, me acusan de seis delitos. En cambio, en el proceso judicial sólo tengo dos, desobediencia y malversación. Imagínate si sería fácil que si por democracia resulto ser cargo electo, pudiera recoger el acta. Se tiene que detener esta pantomima de juicio. No hay delito, están retorciendo y revolviendo el código penal, para demostrar cosas como que destapar una botella de cava puede ser motivo para que estalle un polvorín.

¿Qué se tiene que hacer con Pedro Sánchez, hay que investirle presidente?
Hombre si va diciendo que no a todo al final no lo votarán. Si quiere que lo voten que vaya diciendo sí. Sí que haré eso y eso otro. Como hacemos nosotros, que somos los del sí, sí queremos urnas, sí queremos sumar, sí queremos dialogar, sí queremos paz, sí queremos entendernos...

¿Y "sí, preferimos un gobierno del PSOE que del PP"?
Bien, eso depende de la aritmética. La opinión buena es la aritmética que sale. No puede ser que Sánchez diga que los catalanes no quieren la independencia, porque no lo ha preguntado a los catalanes. Él puede opinar a partir de qué dicen sus asesores, pero no es la realidad.

¿Y si la aritmética hace que los votos de JxCat sean determinantes para hacer a Sánchez presidente?
Ojalá. Pero no tanto para determinar qué siglas sino para hacer qué. Al final las siglas... yo conocí a los primeros objetores de conciencia y no habríamos imaginado nunca que Aznar retirara el servicio militar obligatorio. La aritmética pesa mucho. Y los que ladran mucho ahora en campaña electoral, después son los que tienen que gobernar. Ojalá no haya ninguna mayoría aplastante que obligue al diálogo. Somos los primeros que nos sentamos a la mesa para dialogar.

Usted todavía tiene el carné del PDeCAT
Sí, sí. Yo me inscribí en el PDeCAT en octubre del 2016 y en octubre de 2017 ya estaba en el exilio habiendo sido conseller de Cultura. Imagínate qué carrera, eso no lo puede decir cualquiera.

¿Y qué futuro le augura al PDeCAT?
Bien, a mí me animaron para que me apuntara para trabajar en el ámbito de la cultura. Y por eso acepté formar parte. La semana que viene, el ámbito de cultura y lengua del PDeCAT nos reuniremos aquí en Bruselas.

JxCat es lo bastante amplio para que quepamos todos durante unos cuantos años

¿Hay espacio para un nuevo partido, con los moderados?
Yo me siento muy moderado y no me siento con ánimos de hacer un nuevo partido. No sé si son incompatibles mis declaraciones con las de Marta Pascal. En los últimos treinta años de democracia hemos visto nacer muchos partidos y al final casi todos han acabado siendo fracciones que han tenido que ser acogidos por partidos madres, mayores. Han sido escisiones que no han acabado cuajando socialmente. Tú puedes ser un grupo de personas que podéis estar de acuerdo, pero después tienes que desplegarte por todo el país y todo el país empieza en Alcanar y acaba en la Vall d'Aran. Si no trabajas capilarmente, desde el pueblo más pequeño en la capital mayor ya no eres un partido de país. No puedes pensar hacer un proyecto de país desde los micrófonos de Barcelona. Tienes que tener implicación territorial. Por lo tanto, yo le diría a Marta, le pediría que no vaya adelante con este compromiso de hacer un nuevo partido. JxCAt es lo bastante amplio para que quepamos todos durante unos cuantos años. Si de aquí unos cuantos años hemos conseguido todo lo que queremos y después tiene que haber una separación de un sector más moderado con otro más radical u otro más liberal, seguramente se podría hacer, por qué no. Pero no es momento ahora de generar más partidos. No veo que sea tan necesario.

¿Pero es compatible que sigan conviviendo en un mismo espacio Marta Pascal y Carles Puigdemont?
También se me ha hecho muy extraño ver a algún exlíder de Unió sentado detrás de Miquel Iceta. Y todo el mundo se ha acabado acostumbrando. El PDeCAT creó JxCat no por aprobación del president Puigdemont, sino del comité ejecutivo, de la asamblea nacional. JxCat no nace por el capricho de una persona en el exilio. El PDeCAT ha trabajado con generosidad. Que las personas que han perdido una plaza, o un asiento, o una silla por esta generosidad puedan estar momentáneamente quejumbrosas, de acuerdo. Pero pensar que uno entra a política para estar toda la vida, y tener un sueldo toda la vida, es un mal planteamiento.

Volveré, volveremos. Se nos hará más o menos largo pero volveremos a Catalunya. Y estoy convencido que con la cabeza bien alta

¿Usted se ve volviendo a Catalunya?
Sí, y tanto que sí. Volveré, volveremos. Se nos hará más o menos largo pero volveremos a Catalunya. Y estoy convencido que con la cabeza alta. No riéndonos de nadie, ni dando a nadie por perdedor, pero sí con la cabeza bien alta satisfechos de haber hecho el trabajo que nos tocaba hacer en el momento de la historia que nos ha tocado. Yo acepté mi cargo de conseller el 4 de julio, por lo tanto sabía dónde me metía. No sabía que acabaría aquí pero sí las responsabilidades que asumía. Por lo tanto espero que el día que vuelva a Catalunya, sea para recoger el acta de senador o sea más tarde, espero volver con la satisfacción de haber cumplido con el país y conmigo mismo.