Menos de una semana después de la violenta represión del referéndum independentista, Fernando Carderera, que acababa de llegar a la embajada española en París, acogió en el Instituto Cervantes, una institución que depende de la legación diplomática, un acto con un centenar de personas con el fin de defender la unidad de España. Él se encargó de encabezar el acto, una manifestación apasionada de españolismo, y en él afirmó que el referéndum había sido "un golpe de estado" y acusó al gobierno catalán de "crear división" con el referéndum. El acto aunque en teoría había sido organizado por dos particulares, tuvo toda la cobertura de la embajada y del Instituto Cervantes. Desde el servicio exterior, Carderera se convertía en un ariete del unionismo.

¿Diplomacia en la sangre?

Carderera forma parte de una de las estirpes de diplomáticos que tanto proliferan al servicio exterior, como si este servicio público fuera patrimonio de unas pocas familias. Su padre y dos hermanos de sus hermanos estuvieron adscritos al servicio diplomático español. Carderera, aunque nacido en Madrid en 1955, procede de una familia notable oscense. Él y sus hermanos son habituales de los "Ecos de Sociedad" del ABC. En las páginas de esta sección apareció, por ejemplo, su boda, en 1984. Y en mayo de 2017, el ABC saludó con entusiasmo su incorporación a la embajada en París.

En la embajada, y en RENFE

Carderera ha sido embajador en Francia, Israel y Finlandia, pero buena parte de su carrera no lo ha hecho a legaciones diplomáticas, sino en despachos de Madrid y Bruselas, con cargos como "Vocal Asesor en la Dirección General de Coordinación Jurídica e Institucional Comunitaria de la Secretaría de Estado de Comunidades Europeas". Pero sin duda su estancia en el Ministerio le fue fructífera a la hora de hacer contactos. En 1997, en tiempo de Aznar, se hizo público que Carderera, que en aquel tiempo era director de asuntos técnicos en la UE, era miembro de los consejos de administración de las empresas públicas Renfe y FEVE, con los consecuentes jugosos sobresueldos. En cambio, Carderera no tuvo tanta suerte a nivel europeo. En 2011 este diplomático, con cuatro embajadores españoles más, se postuló para uno de los 12 puestos de responsabilidad del nuevo Servicio Europeo de Acción Exterior. Al final no entró en él ningún candidato español, y eso generó una campaña del PP contra la ministra de Exteriores del PSOE, Trinidad Jiménez, acusada de incompetencia.

En Israel, contra Mas

Carderera participó en la campaña diseñada por el ex ministro García-Margallo para evitar la internacionalización del proceso soberanista catalán. En 2013, cuando Artur Mas visitó Israel, en un viaje para hacer contactos tecnológicos y universitarios, el embajador Carderera reaccionó con una cierta irritación e hizo algunos comentarios para denigrar su visita: "Sólo se reunió cinco minutos con Peres", comentó a los periodistas... Marcó estrechamente el viaje del president, haciéndose presente en muchos actos de Mas, o enviando a alguien de la embajada a sus actos, para tomar notas ostensiblemente. El embajador presionó para que en la ofrenda floral que hizo Mas en el Museo del Holocausto figurara, al lado de la bandera catalana, la española. Y lo consiguió.