En la cabeza de Pedro Sánchez la repetición electoral del 10-N era una idea brillante. Sin embargo, cuando se ha plasmado en las urnas este domingo, la realidad ha acabado siendo otra. Dijo que iba a las elecciones con la apuesta de conseguir un gobierno fuerte, sin depender de los independentistas, y superar el bloqueo. El CIS anterior a la campaña le daba hasta 150 escaños. Pero se tendrá que conformar con 121 escaños, dos menos que el 28-A, según los resultados provisionales. La apuesta ha fracasado estrepitosamente, porque sigue el bloqueo y depende más de Catalunya. El problema han sido los errores de cálculos, con una respuesta a la sentencia del procés que no supo calibrar Iván Redondo y un auge de la extrema derecha después de la exhumación del dictador de su mausoleo. La jugada no ha sido redonda.

 

Con respecto a los bloques derecha-izquierda, las distancias se acortan. El 28 de abril las izquierdas sumaban 165 y las izquierdas sumaban 147. Ahora, el PSOE, Unidas Podemos y Más País suman 159 y el PP, Ciudadanos y Vox suman 151. Ha habido sobre todo un trasvase dentro de los mismos bloques, especialmente en los partidos conservadores, con el auge de una extrema derecha propulsada y desacomplejada. La disyuntiva de Sánchez sigue siendo la misma: una gran coalición, en este caso con Pablo Casado, o buscar la mayoría de la moción de censura, ahora con más puentes dinamitados con el independentismo catalán. La participación ha bajado dos puntos, hasta el 69%.

Como primera fuerza, el PSOE pasa de 123 a 121 escaños. En segunda posición, el PP de Pablo Casado remonta de los 66 a los 86 escaños. En tercera posición, Vox más que duplica de los 24 a los 53 escaños. En cuarta posición, Unidas Podemos baja de 42 a 35, salvando más o menos los muebles. En quinta posición queda ERC, con 13 escaños, por delante de un Ciudadanos que se queda con 10 escaños. El Más País de Íñigo Errejón entra tímidamente con tres escaños (uno de ellos de Compromís).

Y a diferencia de las elecciones generales de abril, el mapa no es tan rojo en noviembre. No sólo en la Catalunya de ERC y el País Vasco del PNV. En Galicia, Cantabria, Castilla y León y Melilla el PP ha sido primera fuerza. En Navarra lo ha sido la coalición de derechas Navarra Suma. Y en Murcia y Ceuta lo ha sido la extrema derecha de Vox.

 

Tras Sánchez, el gran perdedor de la noche es Albert Rivera, que ha visto confirmada la debacle que pronosticaban las encuestas. No sólo ha perdido 47 de los 57 escaños que tenían, sino que algunos pesos pesados ​​de la formación, como José Manuel Villegas o Juan Carlos Girauta han perdido su escaño en la cámara baja española. Mañana gran parte de los focos estarán en la calle Alcalá de Madrid, cuartel general de Ciudadanos. Esta fuga ha ido casi toda a alimentar el PP y Vox.

En cambio, se ha acabado la excepcionalidad española sobre la extrema derecha. Vox ha logrado más que duplicar los resultados de hace medio año, situándose como uno de los partidos ultras más importantes de Europa. Muy pronto ha sido felicitado desde Francia por Marine Le Pen. "Defenderemos a las Cortes todo lo que hemos venido defendiendo hasta ahora", ha prometido Santiago Abascal tras confirmarse el éxito. Ha prometido recurrir al Tribunal Constitucional "todas las leyes liberticidas" y se ha jactado de haber "abierto los debates prohibidos". También ha tachado de "liberticida" el Estado autonómico.

Por su parte, el independentismo es más fuerte en Madrid. ERC es la quinta fuerza, JxCat ha subido de 7 a 8, EH Bildu de 4 a 5 y la CUP entra con dos. El PNV también mejora resultados de 6 a 7 diputados. Aparte de Más País, han entrado dos formaciones. El BNG ha recuperado representación con un diputado y la plataforma Teruel Existe, que representa a la España vacía, ha conseguido uno también.

Sánchez contra un independentismo más fuerte

Con estos números, el único que puede formar gobierno, una vez más, es Pedro Sánchez, que está más debilitado que antes. Sigue teniendo dos opciones sobre la mesa. La primera es revalidar la mayoría de la moción de censura, con un Pablo Iglesias cargado de razones para un gobierno de coalición y un independentismo que es más fuerte que nunca, con 23 diputados de los 48 que se reparten en Catalunya. Además, el PSOE depende todavía un poco más del soberanismo catalán y vasco.

La otra opción es la de buscar los apoyos hacia la derecha. Con Albert Rivera desactivado, que no puede facilitar ninguna investidura, sólo le queda el crecido PP de Pablo Casado, aunque frenado por Vox. Tanto Sánchez como Casado han rechazado durante la campaña una "gran coalición", pero no han cerrado la puerta a un acuerdo que permita la investidura como la de Rajoy en 2016.

Pierde la mayoría absoluta en el Senado

Para mantener la mayoría absoluta en el Senado, el PSOE debía conseguir 115 de los 208 escaños en juego en estas elecciones. Tampoco se lo ha conseguido. Los socialistas han conseguido 95 senadores. Por detrás se sitúan el PP (79), ERC (10), el PNV (9), Navarra Suma (3), JxCat (3), Compromiso por Melilla (2), Teruel Existe (2), EH Bildu (1) y Coalición Canaria (1). Ciudadanos no ha conseguido ninguno.

La noche en Ferraz ha comenzado con un hermetismo total. No ha salido nadie a valorar los sondeos que ya aparecían en los medios de comunicación. Sólo alguna voz insinuaba que, si se confirmaba el fiasco, alguna cabeza debería rodar. Una de las que más suena es el de Iván Redondo, el gurú de Pedro Sánchez que diseñó una supuesta jugada maestra.