El Ejército de una Catalunya independiente debería tener un total de 24.000 efectivos, para seguir los parámetros de la comunidad internacional, según señala el coronel irlandés Dorcha Lee en el libro Política de defensa i Estat propi, de Editorial Base. Lee propone que en caso de independencia, este Ejército se acerque al porcentaje de personal militar que tiene Francia y que rehuya el de España, que es más elevado, después de evaluar las necesidades defensivas.

"Catalunya tendría que mantenerse por debajo de la proporción de personal militar que tiene España, que es de 4,9 por cada mil habitantes. En Francia, la proporción es de 3,5 por cada mil habitantes. Mi propuesta para las Fuerzas de Defensa de Catalunya (FDC) es mantenerse aproximadamente en un 3,1 por mil de la población total", señala.

Del total de 24.000 efectivos, 16.000 serían regulares y 8.000 reservistas. El coronel irlandés, que fue representante militar de su país en Bruselas, apuesta por un Ejército de tierra formado por dos brigadas, con un total de 5.000 efectivos cada una. Cada brigada estaría integrada por 3 batallones de infantería, 1 batallón de carros de combate, 1 batallón de artillería, 1 compañía de reconocimiento, 1 compañía de ingenieros, 1 compañía de comunicaciones, 1 compañía de policía militar, 1 batallón de logística, compañías de transporte, médica, munición, mantenimiento y suministros, y un cuartel general de brigada. Además de las dos brigadas, dependerían del Ejército 1 compañía de operaciones especiales, 1 compañía de ciberguerra y 1 compañía de comunicaciones del cuartel general del Ejército.

El coste de este modelo de Ejército se situaría alrededor del 1,2% del PIB (unos 2.600 millones), que es el mismo nivel que tiene ahora España, pero Lee recuerda que la OTAN ha situado el objetivo del 2%. "Eso afianzaría a Catalunya ante sus aliados como un país que se toma seriamente su defensa, ya que muchos países de la OTAN actualmente realizan un gasto de entre el 1% y el 1,4%".

Cooperación con España

Según Lee, será necesaria una colaboración entre Catalunya y España en política de defensa. "Una Catalunya militarmente débil crearía un flanco vulnerable en la defensa española. La cooperación en defensa entre España y Catalunya sería en interés mutuo de los dos países", añade. El coronel reconoce que ello en todo caso dependerá de cómo se negocien los detalles de una independencia. Y en este sentido, apunta que se podría considerar la posibilidad de retener por parte española algunas bases militares en Catalunya. "La presencia acordada de fuerzas extranjeras no mina la soberanía nacional y este tipo de acuerdos pueden ser beneficiosos para ambas partes", indica, recordando que Chipre tiene todavía una base británica.

El libro, con prólogo de Jaume Sobrequés, contiene análisis de Jaume Clotet, Francesc Xavier Hernández, David Bajona, Toni Florido, Marc Sanjaume, Marc Gafarot, Pol Serrano, Pol Molas, Daniel Soler y Kim Dorca.

El modelo danés

El volumen analiza los diferentes modelos de Ejército que podrían servir para Catalunya, y hay una coincidencia en apostar por el modelo danés, con presencia en la OTAN y un volumen de 15.118 efectivos. Un modelo neutral al estilo suizo implicaría retornar al servicio militar obligatorio, recuerdan. En la foto, efectivos del Ejército danés.

Clotet, que actualmente es director general de Comunicació de la Generalitat, señala en su escrito que destinar recursos a un Ejército propio es indisociable de cualquier independencia. "Políticamente es perfectamente posible que un Estado descarte adoptar una política de defensa, pero las consecuencias negativas serían de una gran magnitud. Para empezar, paradójicamente, este Estado dejaría de ser independiente, porque quedaría sometido e indefenso ante los intereses estratégicos de otros Estados, de las organizaciones terroristas globales, de los piratas informáticos, de los grandes traficantes de personas y drogas", apunta.

No consideran viable trasladar a Catalunya el modelo sin ejército de Islandia, que tiene en su territorio una base de la OTAN, ya que basa su aceptación por parte de la comunidad internacional en el hecho de que es un país con tan solo 309.000 habitantes.