A Ciutadans, que no a Ciudadanos, se le ha girado en contra la reunión con la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría mantenida este miércoles en el Congreso. La emergencia de la noticia sobre la hoja de ruta de la Moncloa en Catalunya ha dejado en jaque a la dirigente Inés Arrimadas sobre qué posición tomaría al respecto. "Esperamos no llegar a ese escenario", repetía Arrimadas una y otra vez, para evitar posicionarse sobre si daría apoyo a precintar colegios para evitar el referéndum, en caso de que se celebrase en medio del choque de trenes.

Arrimadas se mantiene en la posición defensiva, pese a ser una fuerza constitucionalista que defiende la "unidad de la nación" española. Asegura que el referéndum no se hará, alegando que ha presentado un recurso al Consejo de Garantías Estatutarias del Parlament, para que se evite. Eso sí, reconoce que durante el encuentro ha instado a Santamaría a "proteger a los funcionarios de las presiones" recibidas. Hacía referencia a presuntos intentos de la Generalitat de que el funcionariado ignore los días festivos en España, o que se hagan censos con datos que les identifiquen según ideología.

La actualidad informativa ha sepultado el motivo de la reunión, pero la líder de la formación naranja dice que no ha sido su grueso. Arrimadas ha dirigido a la vicepresidenta la preocupación por la no-asistencia del president Carles Puigdemont a la conferencia de presidentes autonómicos. Primero, ha puesto encima de la mesa la voluntad de emprender una financiación que no alimente "la lucha entre los territorios" y que sirva para pagar suficientemente la dependencia y otros servicios sociales. Segundo, ha reivindicado el Corredor Mediterráneo y la inversión en infraestructuras.

C's es la oposición en Catalunya, pero no es su gobierno electo, hecho que ha originado el contrapunto con la Moncloa por el choque de legitimidades. Arrimadas afirma que "dan la oportunidad a Puigdemont de que rectifique" y envíe a un experto de la Generalitat a la comisión entre Estado y autonomías que tiene que emprender el nuevo modelo de financiación. En caso contrario, verían cómo no dejar la silla vacía. Ahora bien, el secretario de Estado de Administraciones Territoriales, Roberto Bermúdez de Castro, ha afirmado después de la cita que el Gobierno ya "vela por los catalanes".

Que Arrimadas quiera interlocutar con Moncloa ha costado un lío. Fuentes de la formación naranja han exhibido su malestar porque en último momento el Gobierno cambiara el lugar de la reunión, y en vez de hacerse en el palacio de la Presidencia, se hiciera al Congreso. La cuestión es que la dirigente pasó por encima de Albert Rivera –representante en Madrid– y quería un encuentro con el presidente Mariano Rajoy. Puigdemont es el homólogo de éste, y personas del entorno de Santamaría han confirmado a este periódico que han tratado de cuidar tal elemento. Aquí se suma otro elemento: el Partido Popular catalán y C's son adversarios políticos y hacerle honores a la líder de la oposición podría ir en detrimento de Xavier García Albiol. 

En ese sentido, Arrimadas no vería inconveniente en ser la "voz catalana", pasando por delante del gobierno de Junts pel Sí, a pesar de tener tan solo 25 diputados en el Parlament. "Nos parece bien este diálogo", decía. "Tiene que ir evolucionando y concretándose en muchas cosas", añadía. La dirigente se defiende al respeto diciendo que está manteniendo conversaciones con PP y PSC. La última que se conoce fue la de instar a Puigdemont a rendir cuentas en una sesión en el Parlament sobre las declaraciones del exsenador Santiago Vidal, que no prosperó.