Se conocieron en la prisión. El presidente de Òmnium, Jordi Cuixart, y Jesús Ruiz eran los únicos catalanes del módulo cuatro de Soto del Real. Jesús sólo hace 9 días que salió en libertad, después de estar encarcelado 6 años, 7 meses y 10 días en el Perú y Madrid. Muchos lo conocen por haber aparecido hace cinco años en el programa Encarcelados de La Sexta, donde explicó su relato y por qué acabó allí encarcelado. Trabajaba como camarero en Girona y estaba condenado por tráfico de drogas.

"Me encerraron porque me lo busqué yo", relataba este sábado por la noche en Preguntes Freqüents de TV3, y continuaba: "No fue injusto como con Jordi".

Jesús explica que con Cuixart se hicieron muy amigos y confiesa que cuando llegó, él no sabía quién era y que sólo oía que la gente decía: "Mira, el catalán, el catalán". Entonces decidió buscarlo y empezó a hablar con él. El testimonio de Jesús pone la carne de gallina. Su ternura a la hora de hablar de Cuixart es conmovedora.

En las primeras conversaciones, Cuixart no le explicó por qué estaba encarcelado. Pero, al día siguiente, narra Jesús: "Estábamos en el comedor y hay una tele. Allí lo vi y le dije: '¡Mira, Jordi, estás en la tele!'. Entonces me lo explicó todo".

Entre somiures, Jesús reconoce que cuando conoció la historia del presidente de Òmnium se quedó "flipando". Desde el primer momento se portaron muy bien. "Hicimos amistad cada día", explica, porque, además: "A él es al único que le gusta caminar y a mí también. Cada día caminábamos dos horas y siempre nos encontrábamos a alguien que decía 'Viva España' y él se giraba y decía 'Viva'. Siempre estábamos en la biblioteca, me dejaba tarjetas para llamar a mi madre y su mujer, Txell, me ha hecho muchos favores. De hecho, cuando salí me esperó con el niño. Me hizo mucha ilusión".

El himno de España

En la prisión todo se vive de manera más intensa. "De ánimos, hay días mejores y otros peores. Cualquier cosa allí te afecta, se hace mayor", explica Jesús, al mismo tiempo que pone encima de la mesa que Cuixart "tiene días de altibajos". Por ejemplo, explica: "Antes de la Navidad, que se sospechaba que le darían la libertad con fianza, estaba muy animado. Todo el mundo lo animaba mucho, pero él tenía la sensación de que no saldría. Y eso fue un golpe porque podía haber sido la primera Navidad con su hijo y no lo fue. Fue duro".

Aunque, según explica el compañero de módulo del presidente de Òmnium "está en un módulo que es muy tranquilo, el 4, es gente más de tráfico, no como Sànchez que está en un módulo conflictivo: hay asesinos, violadores... y él no es un delincuente", relata cómo "los funcionarios le pusieron un día el himno de España por megafonía para despertarlo", pero aclara que "él se lo coge a broma y pasa de todo eso".

Cuixart es una persona "muy popular" en Soto del Real, pero "no le gusta". Lo es porque "cada día recibe 200 cartas y cada cinco minutos lo avisan por megafonía y el correo va llegando". De hecho, según Jesús, "algunos funcionarios se guardan 10 cartas y lo van llamando para que la gente se moleste con él".

Política en la prisión

El presidente de Òmnium "no quería oír qué decían en la tele", explica, y no lo quería por la gran cantidad de cosas que se decían que no eran ciertas.

Para las elecciones del 21-D, los presos catalanes pudieron votar por correo desde la prisión. Según el testimonio de Jesús: "Nos llevaron a todos los catalanes a ingresos y un señor de Correos nos llevó las papeletas". Hasta aquí, todo bien. Pero aquel día, explica: "Una secretaría me preguntó si me había sobornado Cuixart para que votara su partido, como si tuviera partido".

Ahora bien. Aunque confiesa que aquello él supone que era broma, también quiso destacar en el programa: "Aquel mismo día por la tarde, me vino una comitiva a hacerme firmar una declaración conforme no me había extorsionado Jordi para votar su partido. Me encerraron como si fuera un interrogatorio, con los guantes puestos como cuando tienen que pegar a alguien que se rebela y haciéndome preguntas. Lo vi ridículo", se lamenta. Y no sólo eso. Según explica: "Siempre te tienen que dar copia de la declaración y no me dieron".

Emociones a flor de piel

El día que Jesús salió en libertad, ahora hace 10 días, no lo sabía nadie. Ni él mismo. "Yo supe aquel mismo día que salía en libertad, a las 12 o así, hicieron un registro en el módulo y cuando acabó me lo dijeron". Como Cuixart tenía un vis a vis con su mujer Txell, tuvieron que despedirse rápido. "Pero lloramos los dos", subraya.

Su amistad caló en los funcionarios de la prisión, que le preguntaban por qué teníamos tanta amistad. "Incluso, un funcionario me preguntó si estábamos liados y Jordi me dijo que les hubiera dicho que sí", narra su compañero de módulo.

Precisamente por eso, también explica: "Cuixart me dijo que cuando yo me fuera se cambiaría de módulo porque se quedaba solo. Yo era el único catalán, los demás estaban en otros módulos". Un catalán a quien un Cuixart, que "siempre venía del vis a vis llorando, le cantaba canciones por teléfono a su hijo, que es lo que más le preocupa", lo ayudaba de todas las maneras que podía. "Él me ayudó económicamente porque yo no tenía nada, me compraba lo que hacía falta, me ayudó a hablar con mi madre y eso lo hace con todo el mundo, es muy generoso", acaba la historia.

Un compañero de módulo que vio qué era la amistad de verdad y que ahora luce un lazo amarillo "por Jordi".

Ayer, Cuixart empezó a escribir un dietario de su estancia en Soto del Real. El presidente de Òmnium detallaba en el escrito cómo es la vida en la prisión. Narraba como "las cartas, el papel y el bolígrafo me acompañan y se han convertido en la principal herramienta para mantener mi alma libre". Y explicaba que su madre nació en Murcia y su padre en Badalona y que entre ellos siempre han hablado en castellano. "Eso es así en miles de hogares catalanes y por suerte ahora ya pasa con muchas otras lenguas como el árabe, el urdú o el chino como lenguas maternas", exclamaba.