Pedro Sánchez se ha marchado este jueves del Congreso de los Diputados con uno de sus objetivos cumplidos. Aunque con menos apoyos que ahora hace dos semanas, la cámara baja española ha aceptado la solicitud de prórroga del estado de alarma por el coronavirus hasta el 26 de abril, que no será la última. En cambio, no ha conseguido el segundo objetivo que se había fijado: reunir un cierto consenso en torno a los "nuevos pactos de la Moncloa" que insistentemente plantea el Gobierno durante los últimos días. Prácticamente sólo Ciudadanos, con un liderazgo nuevo, ha aceptado participar de una reunión la semana que viene para avanzar por este camino.

Si hace dos semanas la prórroga obtuvo 321 votos a favor, esta vez ha logrado 270. Inéditamente, ha recibido 54 votos en contra: 52 de Vox y dos de la CUP. Por su parte, ERC, JxCat y EH Bildu han mantenido la abstención, sumando 25. En el han quedado el PSOE, Unidas Podemos, el PP, Ciudadanos, el PNV o el BNG, además de formaciones regionalistas. Aunque han votado a favor, Pablo Casado y Edmundo Bal no se han ahorrado las críticas a la gestión que ha hecho el Gobierno de la crisis del coronavirus.

En su intervención, Pedro Sánchez ha avisado de que el retorno a la "nueva normalidad" será lento y gradual, para no deshacer el camino hecho. Pero ha subrayado ya trabaja en un plan de transición. Está trabajando en ello un equipo "multidisciplinar" y prevé medidas higiénicas, sanitarias y tecnológicas para una vuelta "escalonada". Esta se irá adaptando a la evolución de los contagios de coronavirus. Cada semana se irán revisando los "marcadores" de la pandemia. "Cada avance semanal que muestren los marcadores permitirá la apertura de nuevos espacios y el levantamiento de restricciones", ha señalado. Todo se hará con "prudencia".

No sólo ha recibido críticas de los partidos de la derecha, sino incluso de sus potenciales socios. Especialmente por el retorno de los sectores no esenciales al trabajo el lunes que viene, con los riesgos que eso comporta. Esta advertencia ha reunido desde ERC, JxCat y la CUP hasta Más País. En este punto, el presidente español les ha recordado que hay otros factores en juego, como las consecuencias socioeconómicas, y les ha garantizado que este retorno se hará de manera segura y aplicando protocolos sanitarios.

Sánchez ha vuelto a dar por hecho, como ya hizo el sábado, que en dos semanas tendrá que volver al Congreso de los Diputados para pedir una nueva prórroga del estado de alarma, más allá del 26 de abril. Eso sí, la idea es que se vaya relajando gradualmente el confinamiento si se mantiene la buena evolución de las cifras.

Naufragio de los pactos de la Moncloa

Desde el atril del Congreso de los Diputados, Pedro Sánchez ha lanzado una invitación a todos los partidos. Ha convocado formalmente, para la semana que viene, una primera reunión por lo que han bautizado como nuevos pactos de La Moncloa. La invitación la ha dirigido a todos los partidos que se quieran sumar, que de momento no son muchos. "Todos estamos llamados a estos pactos", ha defendido el dirigente socialista, que ha asegurado que "integrarán en este acuerdo a los agentes sociales y los presidentes autonómicos". Pero la oferta ha naufragado estrepitosamente. Ni sus socios, ni tampoco los grandes partidos de la derecha, han comprado el marco mental. Prácticamente sólo los diez diputados de Ciudadanos se han subido al carro, consumando el viraje de la formación con Inés Arrimadas.

PP y Vox no compran

Pablo Casado ha tildado de "cortina de humo" la oferta de Sánchez. El líder del PP ha acusado al presidente español de querer "fagocitar" los Pactos de la Moncloa de 1977 para "tapar fracasos presentes". El dirigente conservador ha ironizado que "difícilmente pueda aspirar a reescribir la Transición quien no es capaz de negociar un decreto". Ha recordado cómo estos meses su partido ha ofrecido "hasta 11 pactos de estado". El ultraderechista Santiago Abascal directamente ha reclamado la dimisión de Sánchez. Concretamente el líder de Vox le ha reclamado que "pague las nóminas y se vaya".

Los independentistas, tampoco

Los mismos recelos, por motivos diferentes han expresado a sus socios hasta ahora, empezando por el independentismo. El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, lo ha encontrado absurdo: "La respuesta no puede ser reeditar lo que ya se hizo mal". El jefe de filas de los republicanos en Madrid ha advertido Sánchez que "no habrá pacto que valga" sin un pacto previo en la Unión Europea y sin pactar también con la Generalitat y el gobierno de País Vasco. Por su parte, telemáticamente, Laura Borràs se ha mostrado abierta a participar en una reunión transversal para afrontar la crisis del coronavirus pero "no para reeditar los Pactos de la Moncloa". Finalmente, la cupera Mireia Vehí ha alertado de que aquellos pactos supusieron "bajada de salarios, paz sin justicia ni memoria, consensos sin derechos laborales y la puerta abierta al neoliberalismo". Con ellos que tampoco cuenten.

Pero los independentistas no sólo han criticado la reedición de los pactos de la Moncloa, sino también el fin del confinamiento total. Los tres partidos han coincidido en alertar de los riesgos del retorno al trabajo de los sectores no esenciales. Una crítica a la que se han sumado otros potenciales socios de Sánchez, más allá de los independentistas, como Íñigo Errejón, de Más País.

Hemiciclo vacío

El Partido Popular había amenazado con romper el confinamiento, asistiendo al pleno con medio grupo: 45 de sus 89 diputados. Finalmente, no ha sido así, y han seguido limitando su presencia a un máximo del 10%. En total, para este pleno, hasta 307 diputados han pedido el voto telemático, una cifra idéntica a la del pleno celebrado ahora hace dos semanas. Entre ellos, 77 de los 89 parlamentarios del PP.

 

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