Los investigadores Oriol Mitjà y Joel López han elaborado un informe que han dirigido al Ministerio de Sanidad y al Departamento de Salud para organizar la salida del confinamiento y la gestión de los próximos meses. También se dirigen a empresarios y ciudadanos que quieran planificar sus actividades a partir del 13 de abril.

Los autores plantean una salida escalonada, empezando por las personas más jóvenes y sanas y dejando para el final los mayores, la apertura de escuelas y los acontecimientos de más de 50 personas. También remarcan que habrá que hacer muchas pruebas para determinar quién ha pasado ya el virus, y también para detectar los nuevos positivos. En función de eso, la persona podría hacer vida más o menos normal.

Los autores consideran que el escenario de futuro más probable es que la transmisión del nuevo coronavirus no se pueda eliminar a corto plazo y se originen brotes recurrentes en los próximos meses. Hablan de una baja proporción de población inmunizada, un 15%, así que consideran necesarias ciertas medidas coordinadas para salir del confinamiento.

Primero las personas jóvenes y sanas

A su parecer, tienen que ser las personas más jóvenes y sanas las que dejen primero el confinamiento, monitorizando si eso implica un impacto en el sistema de salud. Las personas de riesgo y todavía no infectadas tendrán que quedarse en casa más tiempo, y la vuelta a las escuelas y los grandes acontecimientos también tendrán que esperar.

Así pues, sitúan como primera medida la apertura de los negocios que no son servicios básicos. En una segunda fase está la apertura de bares y restaurantes y el permiso para que los menores de 70 años puedan salir a la calle. En este punto vendría la reapertura de escuelas. Finalmente, se levantaría la recomendación de quedarse en casa para las personas de más 70 años y se permitiría la celebración de acontecimientos de más de 50 personas.

Certificado de inmunidad

Un segundo bloque es el de la inmunidad. Los investigadores apuestan por realizar la prueba rápida serológica para determinar cuál es el estado de la población. Para poder hacer este control se habilitarían diferentes puntos, como farmacias, CAPs, universidades o consultorios médicos de empresas. El resultado se obtiene en 15 minutos.

Los que hubieran pasado el virus tendrían un certificado de inmunidad, lo que les permitiría no estar confinados. Los que estuvieran pasando el virus tendrían que estar confinados 14 días, y se tendría que hacer un seguimiento de los que no lo hubieran pasado.

El tercer bloque del informe tiene por objeto la detección precoz de casos y contactos, y prevé tomar la temperatura y hacer un cuestionario de síntomas en los puntos de acceso a centros que reúnan un determinado número de personas. Cualquier persona que tenga síntomas leves o haya estado en contacto con un caso positivo tendría que someterse a una prueba PCR o bien a una prueba rápida. Los positivos se tendrían que confinar 14 días y después obtendrían un certificado de infección pasada.

Registro de movilidad GPS

Los investigadores recomiendan que todo el mundo tenga la aplicación de la Covid-19 para anotar los síntomas que tienen, incluyendo también el registro de su movilidad a través del GPS. Cuando un ciudadano sea diagnosticado positivo, sus datos de movilidad y sus contactos durante el periodo de potencial contagio se capturarían de forma automática, y se podrían aislar. Cada persona tendría asociado un riesgo de infectividad con un código de colores: verde, naranja o rojo.

Todo este seguimiento con pruebas y con las aplicaciones móviles permitirían identificar grupos de casos, zonas calientes con un nivel de positivos elevado, lo que permitiría hacer confinamientos parciales en zonas geográficas delimitadas.

Finalmente, el informe avisa de que tendría que haber un protocolo de apertura de la movilidad, empezando por la local hasta la internacional, y que tendría que ser escalonado para evitar nuevos casos importados.