El Congreso ha dado el último portazo al referéndum del 1 de octubre con los 250 votos de Partido Popular, PSOE y Ciudadanos, y pese a los 92 de Unidos Podemos y confluencias, ERC, PNV y EH Bildu. Es el resultado de la votación sobre la moción del PDeCAT que se debatió este miércoles, donde se instaba a "respetar" su convocatoria, así como abrir una vía de diálogo entre Estado y Generalitat, antes del 1-O –con la asistencia del president de la Generalitat, Carles Puigdemont en el Congreso–, y a posterior.

Fuentes del Gobierno insisten, sin embargo, que Puigdemont debería asistir a la cámara baja a exponer su hoja de ruta, porque es la sede de la "soberanía nacional". "Tanto hablar de diálogo y cuando se ofrece la oportunidad no vienen", afirman las fuentes. Ahora bien, a pocos meses del referéndum y tras conocer que el Govern catalán quiere habilitar el Parlament la segunda quincena de agosto, recuerdan que seguirán actuando de la misma manera: vía fiscalía o Tribunal Constitucional. "Vamos a ser reactivos", apuntan.

Esta votación guarda un simbolismo con el caso de Unidos Podemos y En Comú porque el texto insta a "respetar" el 1-O. Es decir, que los comuns y los podemitas mantienen que no están de acuerdo con que el referéndum no sea pactado con el Estado. Ahora bien, el grupo catalán dijo que llamaría a la participación –sin aceptar que el resultado pueda tener validez–, pues consideran que las garantías deben venir de acordarlo con el Gobierno.