Que el Tribunal Constitucional esté presidido a partir de ahora por un magistrado fuertemente vinculado al PSOE hace pensar que el tribunal de garantías se mantendrá dividido en los próximos años. Desde este miércoles, su presidente es Cándido Conde-Pumpido, quien fue fiscal general del Estado cuando La Moncloa estaba ocupada por José Luis Rodríguez Zapatero. Se trata de un punto del currículum del magistrado que asusta al sector conservador del TC, así como a la derecha mediática española.

Pedro González-Trevijano, el ya más reciente expresidente del Tribunal Constitucional, consiguió su nombramiento por unanimidad de los magistrados que votaron su candidatura para estar al frente de la institución. Conde-Pumpido solo ha obtenido seis votos, que han conseguido superar los cinco que ha aglutinado su competidora, María Luisa Balaguer. Todo indica que si el magistrado conservador Alfredo Montoya no hubiera estado de baja por motivos de salud, el resultado habría acabado en empate.

Por tradición familiar, Conde-Pumpido estaba llamado a ser jurista. Su abuelo fue el presidente de tres Audiencias Territoriales (lo que hoy día se conoce como Tribunales Superiores de Justicia), y su padre se convirtió en teniente fiscal del Tribunal Supremo. Nacido en A Coruña hace 73 años, Conde-Pumpido tiene una larga carrera a sus espaldas. Además de haber sido fiscal general del Estado, también ha sido magistrado de la sala de lo penal del Tribunal Supremo durante dos etapas. De hecho, llegó a este tribunal cuando solo tenía 45 años, el magistrado más joven en conseguirlo.

Anteriormente se había licenciado en Derecho y Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Santiago de Compostela. Hizo sus primeros pasos en la profesión de jurista en 1974, convirtiéndose en juez de primera instancia e instrucción en Zamora. También fue cofundador y portavoz de Jueces para la Democracia.

Conde-Pumpido ha tenido también su participación en el procés. Ha coordinado la tramitación de los recursos presentados contra la causa judicial al procés independentista. Los intentos de este juez progresista han sido siempre los de conseguir la máxima unanimidad posible, pero acabó retirándose de este asunto después de que el president de la Generalitat en el exilio, Carles Puigdemont, lo recusara. El exfiscal general del Estado también fue magistrado de la Audiencia Nacional entre 1981 y 1985, de manera que vivió los años más duros del conflicto vasco.

El nuevo presidente del Tribunal Constitucional ha dejado claro este miércoles cuáles serán sus posicionamientos en relación con la autodeterminación de Catalunya. En su discurso inaugural, y en clara referencia a las aspiraciones del independentismo, ha afirmado que "la Constitución no permite ni la secesión, ni la independencia ni la autodeterminación". Sí que habría, no obstante, animado a respetar la pluralidad de los diferentes territorios del estado español.