Las concejalas de la CUP en Barcelona Maria Rovira y María José Lecha irán a juicio por una falta de lesiones, a raíz de la denuncia de un agente de la Guardia Urbana, que las acusa de agredirlo, insultarlo y amenazarlo durante una protesta previa a un juicio a su compañero Josep Garganté.

En un acta a la que ha tenido acceso Efe, el titular del juzgado de instrucción número 16 de Barcelona, Jaime Conejo, acuerda convocar el juicio a las dos concejalas de la CUP el próximo día 31 de enero, por un delito leve (las antiguas faltas) de lesiones.

El juicio tendrá lugar después de la denuncia interpuesta por un agente de la Urbana, que sostiene que a Rovira y Lecha lo agredieron, insultaron y amenazaron en la riña que partidarios y detractores del también concejal Josep Garganté protagonizaron antes de su juicio, el pasado 1 de diciembre, en el que fue absuelto de un delito leve de coacciones porque el médico al que supuestamente presionó para que modificara el informe de lesiones de un mantero no lo denunció.

Antes del juicio a Lecha y Rovira, cuya fecha ha apuntado hoy el diario El Mundo, el juez ha ordenado en su acta que se elabore un informe médico-forense de las lesiones que sufrió el agente de la urbana, que acudió a la protesta fuera de servicio, de paisano, y que en la denuncia detalló heridas en las piernas y en el lado izquierdo causadas por las dos concejalas, según su versión.

En la denuncia, el urbano relata que un grupo de manifestantes, entre ellos del sindicato de funcionarios CSIF, se habían concentrado en las puertas de los juzgados para protestar contra Garganté, momento en el que los increparon a los partidarios de la CUP.

Los Mossos d'Esquadra tuvieron que hacer un cordón policial para separar a los dos grupos, después de que la tensión entre ellos fuera en aumento y se produjera algún empuje.

Según la denuncia, las concejalas de la CUP en Barcelona María José Lecha y Maria Rovira se dirigieron al urbano, a quién reconocieron como agente de la policía local barcelonesa, y lo insultaron, descalificar y amenazar, con expresiones como "portavoz de mierda de la Guàrdia Urbana", "si ya te conocemos, policía de mierda", "torturador" o "ya te enterarás".

El urbano sostiene en su escrito que todos estos insultos iban "acompañados de patadas a las piernas, golpes bajos en el abdomen y costillas".

En su denuncia, el agente asegura que hizo saber a las dos concejalas que efectivamente era policía y que los llamó al orden: "Soy policía y os pido que ceséis los golpes y el escándalo que estáis montando, dejad de pegar y agredir, estáis alterando el orden público".