La comida que han compartido este mediodía el presidente español, Mariano Rajoy, y el president, Carles Puigdemont, ha sido comedida hasta el último detalle incluso a la hora de escoger los vinos. El almuerzo, que sirve de prólogo a la inauguración oficial del Salón Automobile, se ha celebrado en el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC) con presencia de los responsables del Salón y de las marcas presentes en la Fira.

A lo largo de la comida se ha servido un Penedès blanco y un Ribera del Duero, que han combinado producción catalana y española. Para los postres se ha reservado un cava. Evidentemente, Freixenet, servido ante la atenta mirada de Josep Lluís Bonet, presidente de esta marca y de la Fira de Barcelona, y firme defensor de Catalunya como "parte esencial de España".

El menú se abría con un timbal de verduras y, de segundo, lubina. El toque final ha llegado con los postres: mousse de chocolate amargo. Mientras los presentes degustaban el chocolate, se ha sabido que, el próximo 22 de mayo, Puigdemont acudirá a Madrid, acompañado del vicepresident, Oriol Junqueras, y el conseller de Exteriores, Raül Romeva, para explicar el proceso y la última oferta en el Estado para negociar el referéndum. Lo hará en auditorio madrileño, Caja de Música, que depende del consistorio que encabeza Manuela Carmena.

Se ha encargado de la comida el restaurante del MNAC. Puigdemont ha llegado primero, y ha tenido que esperar unos minutos hasta la llegada de Rajoy. Cuando el mandatario español ha bajado del vehículo se han saludado con normalidad. A petición de los fotógrafos, los dos políticos han tenido que repetir la escena, sin saber demasiado bien hacia dónde mirar.