Que la gran crisis política del 2021 empezara con una moción de censura en Murcia, que lo haría temblar todo, ya parecía insuperable. Pero ni siquiera hemos superado todavía el ecuador del año y ya llega un bonus track para el serial español: la estrafalaria y eterna perdedora Rosa Díez liderando la nueva rebelión 'popular' contra el independentismo catalán. Ahora la excusa para hacer una manifestación ultra en la plaza de Colón de Madrid son los indultos a los presos políticos.

Catalunya sigue siendo el elefante en la habitación de la política española. Y todo acaba siendo un déjà vu. Dos relatos vuelven a superponerse. Por una parte, el del diálogo y la negociación que escenificaron este lunes los presidentes Pere Aragonès y Pedro Sánchez en la sede de Foment del Treball, en Barcelona. Por otra parte, la de la derecha y la extrema derecha, que vuelven a la plaza de Colón a repetir la misma fotografía al grito, de 'a por ellos' y cargando contra cualquier tipo de gesto que aligere el dolor y permita encauzar el conflicto político catalán por vías políticas y democráticas.

En el lado del Gobierno, la coreografía de los indultos ha sido casi perfecta: artículo de Oriol Junqueras en el diario Ara y La Sexta (previo aviso a Moncloa), gestos de distensión entre los presidentes Pedro Sánchez y Pere Aragonès, el Estado apelando a la "magnanimidad"... Y Salvador Illa diciendo abiertamente a TV3 que "se tienen que dar los indultos". Pero, más allá de la calculadísima puesta en escena, hay que rascar un poco para ver qué se esconde: hacer todo lo posible ante un posible revés de la justicia europea.

De hecho, esta semana Jordi Cuixart y Jordi Turull ya han registrado sus recursos ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, para que emita su veredicto. La misma semana que se ha conocido un nuevo voto particular de dos magistrados del Tribunal Constitucional enmendando la plana a Manuel Marchena por la condena justamente a Cuixart. En el texto se pueden leer expresiones como "vulneración del derecho de reunión, de libertad personal, a la libertad ideológica", "severa respuesta penal", "sanción desproporcionada" o "indeseado efecto descorazonador". A eso hay que sumarle el demoledor veredicto del Consejo de Europa. Objetivo: minimizar los daños, después de los numerosos reveses de los tribunales nacionales europeos.

La preocupación de Sánchez hoy será otra: las primarias del PSOE andaluz que enfrentan a Susana Díaz con el oficialista Juan Espadas, alcalde de Sevilla. Díaz, la misma que intentó desalojar al presidente español, quier agarrarse a la silla. En La Moncloa quieren acabar definitivamente con ella. En Colón II confían en seguir alimentando el mismo relato de Colón I, equiparando al PP y Ciudadanos con Vox para quedarse con el carril central.

Y, mientras tanto, la derecha no consigue salir de la plaza de Colón, del marco más ultra, bajo la batuta de la extrema derecha de Vox. Había reticencias en el Partido Popular de Pablo Casado, que inicialmente decía que no habría una nueva "foto de Colón". Pero el líder de la oposición ha acabado arrastrado. También la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, que justamente hace meses que intenta huir de esta foto y que ahora hace dos años perdió casualmente el avión a Madrid. Ni PP ni Ciudadanos tienen nada que ganar. El único que puede salir a hombros es, una vez más, Abascal. Sin ir más lejos, al primer Colón lo sucedieron dos victorias electorales de Pedro Sánchez y un gobierno con Unidas Podemos.

No quieren fotos conjuntas y no las habrá. Esta vez los dirigentes políticos no subirán al escenario, espacio reservado para la "sociedad civil". Ambos, tanto Pablo Casado como Inés Arrimadas, estarán. Pero ya han ordenado mezclarse entre el público y no dejarse fotografiar de nuevo junto a la extrema derecha.

No habrá fotos pero Rosa Díez ha conseguido un retrato magnífico contra los indultos a los presos políticos independentistas. La ex del PSOE y UPyD, que ha flirteado también con Ciudadanos, el PP y Vox, ha sido la animadora del gran acontecimiento ultra. Estará toda la derecha. Y si no van las viejas glorias y algunos barones socialistas, no será por falta de ganas.

Desbandada de los barones

Isabel Díaz Ayuso reclamaba esta semana no tener complejos ante la repetición de "la foto de Colón" este domingo contra los indultos a los presos políticos. La presidenta madrileña en funciones asistirá, como adelantó desde que se convocó la manifestación, y lo justifica porque lo que está pasando en Catalunya "es una barbaridad". Pero muchos de sus compañeros, los más moderados, prefieren desmarcarse y excusar su ausencia. No estarán ni el presidente andaluz Juanma Moreno, por "motivos personales", ni el presidente gallego Alberto Núñez Feijóo, que estará de viaje en Estados Unidos. Tampoco estarán el líder del PP vasco, Alfonso Alonso o la presidenta de los populares en Cantabria, María José Sáenz de Buruaga.