Cuando Íñigo Errejón vio disuelta la expectativa del sorpasso al PSOE, apretó fuerte la mandíbula y miró al suelo. En menos de dos años, el estratega de la formación morada había llevado el partido al Congreso gracias a sus tesis sobre el populismo y la transversalidad. Pero ahora, con 71 escaños, se sentía derrotado. El sueño de devenir una fuerza hegemónica en España se desvanecía, tras la senda de una coalición con Izquierda Unida, de la cual él siempre fue escéptico. Así, quienes conocen a Errejón aseguran que la noche del 26-J sufrió el síndrome "ya lo había dicho yo". "Los juegos de ábacos nunca funcionan", afirmaba unos meses antes. Es decir, que en política 5 más uno no son 6 y en las pantallas donde evitaba mirar estaba la constatación.

Dos días después de esta escena, el pinchazo de la coalición Unidos Podemos ha generado un cisma en el seno de la formación morada sobre la idoneidad del entendimiento. El líder, Pablo Iglesias, ha pedido en las últimas horas "calma" por un hecho que ya ha tenido lugar. En su opinión, si alguien tenía dudas de que la alianza no funcionaría, tendría que haberlo dicho antes. Pero él siempre ha considerado en rotundo que el acuerdo con los de Alberto Garzón fue un "acierto". La hipótesis de Iglesias es que los electores les podrían haber culpabilizado por la fracasada investidura. En cambio, el hecho de unirse con IU les permitió actuar como el voto útil en la izquierda e ilusionar a los electores que quieren echar al Partido Popular. 

Algunas voces más próximas a las tesis de Errejón, como el exsecretario de organización, Sergio Pascual, piensan distinto, en cuanto a formas. "Decir que ya éramos una confluencia, que habíamos construido una organización política nueva, que todo eso había llegado para quedarse y que no había matices, era demasiado precipitado cuando todo ha pasado en sólo un mes", ha explicado Pascual en una radio andaluza. El político sevillano considera que haberse presentado como dos organizaciones con cultura diferente y un objetivo común les hubiera reportado un mayor beneficio. Asegura que parte de los esfuerzos de campaña se invirtieron en explicar el proyecto y no tanto en la ofensiva.

Tampoco el actual secretario de organización, Pablo Echenique, pone en cuestión la marca Unidos Podemos. Echenique tomó el relevo a Pascual y desde entonces la presencia organizativa de Iglesias en el partido se ha reforzado. El líder aragonés asegura que el proyecto es algo estructural y los efectos de la estrategia en el corto plazo no van por delante de consolidar su espacio político.

El resto de críticas apuntan directamente al diseño en la estrategia de campaña de Errejón. Actos más austeros, además de la idea de la "ilusión". Uno de los fundadores, Juan Carlos Monedero, ha tachado la hazaña "de infantiloide". "Ha habido una decisión errónea de hacer un discurso vacío. Tras el debate a cuatro planteé que Pablo Iglesias parecía un león en una jaula", dijo Monedero, añadiendo que Iglesias debería haber superado el tono institucional, pisar más la calle y "menos marketing". Por alusiones, éste ha salido en defensa de su número dos. "Hay que ser prudentes y no hacer análisis en caliente. Hay que pensar con calma cuáles son las cosas que han podido ocurrir y cómo podemos actuar en el futuro", ha respondido el secretario general.

Izquierda o transversalidad

Mientras buscan los motivos del pinchazo y los presuntos errores cometidos, el análisis no sólo será retrospectivo. También prospectivo sobre el futuro de la organización. Según algunas teorías, los 1,2 millones que la entente UP perdió respecto del 20-D, habría venido motivado por un incremento en la abstención. Parece que en al menos un 30% de los círculos de los unidos, el pacto con Podemos no tuvo buena acogida. Pocos meses antes, Iglesias les había invitado a "cocerse en su salsa de estrellas rojas", como una alegoría a las posiciones de Errejón y la máxima sobre la transversalidad.

En el mitin final de campaña, el secretario político apeló a los votantes del PP como target que también debería tener cabida en Podemos. Iglesias acepta esta hipótesis, pero su discurso parece virar a marchas forzadas hacia la izquierda y no sólo como consecuencia de IU. El mismo día, el secretario general agradeció la tarea "a los de Garzón y a los de Errejón y su gente", casi colocándolos al mismo nivel. No solamente eso. La noche del 26-J, Iglesias citó a Che Guevara en la plaza Reina Sofía ante el rostro del compungido Errejón. "Hasta la victoria, siempre", fueron las palabras de coleta morada.

Quizás criticar la campaña y las formas es una manera que tiene Podemos de posponer el debate interno en cuanto al espacio político que quieren ocupar. Eso, mientras su posición en el mostrador político ha quedado debilitada como líder moral de la izquierda y alternativa al PP. Mirar al suelo es no mirar hacia adelante.