"Ciutadans de Catalunya, ja soc aquí!". Son unas palabras míticas, pronunciadas por el president de la Generalitat Josep Tarradellas al dirigirse por primera vez a la multitud que llenaba la plaza de Sant Jaume y que todos los que las oyeron nunca olvidarán. Una expresión de aquellas que todo el mundo reconoce y que han dado pie a varias interpretaciones.

En su discurso, Tarradellas obviaba el tradicional "Catalans!" utilizado por su mentor y antecesor en el cargo Francesc Macià en sus discursos, por un "Ciutadans de Catalunya" que ha hecho fortuna. De hecho, el nombre del partido impulsado el año 2005 por un grupo de intelectuales y profesores de ideas españolistas —algunos de ellos, como Arcadi Espada o Albert Boadella, todavía en primera línea contra el independentismo—​ Ciutadans-Partido de la Ciudadania hacía explícito homenaje a estas palabras, como un ejemplo de una lectura sesgada y apropiativa de la poliédrica figura de Josep Tarradellas.

Josep Tarradellas explicó, en una entrevista grabada el año 1985 y reproducida en el documental de TVC Operación Tarradellas: la trama d'un retorn, que el motivo por el que no se había dirigido a los "catalanes", sino a los "ciudadanos de Catalunya", ya que en la plaza había "catalanes" y "otros que no eran catalanes" (38:39)

Una concepción del país propia de alguien que se había marchado hacia el exilio el año 1939, cuando el Principado era homogéneamente lingüísticamente catalanohablante, a pesar de de la emigración de murcianos, aragoneses y valencianos especialmente intensa los años previos de la Exposición del 29 y las campañas políticas del lerrouxismo contra el catalanismo. Una concepción previa a Los otros catalanes de Paco Candel y que era extraña al lema "Catalunya un solo pueblo" que hizo suya la Assemblea de Catalunya, fruto de la preocupación, entre otros, de Josep Benet, por una división del país por motivos lingüísticos y de origen después de las oleadas de inmigración de los años 50-60-70, especialmente provenientes de Andalucía, Extremadura y Murcia y que doblaron la población de Catalunya con respecto a los datos de antes de la Guerra Civil.

El historiador y biógrafo del President, Joan Esculies, en su libro Josep Fontbernat. Conseller de Tarradellas, retrotrae el origen de la expresión en una carta de Josep Fontbertnat a Tarradellas, del año 1959, donde, comentando la posibilidad de escribir un texto con motivo del centenario del nacimiento y los 25 años de la muerte de Macià, el primero aseguraba: "Un manifiesto o una declaración de tipo maximalista hará contento a todo este grupo de 'separatistas' de salón que hay en México y en Londres, y algunos, muy pocos, en París. Pero puedes estar seguro, dará miedo al ciudadano de Catalunya. Digo al ciudadano porque también pongo al forastero castellano o andaluz o murciano que no tendría ningún inconveniente de ser autonomista, mientras pudiera continuar de vivir en la tierra que él ha escogido para vivir".

Otro destacado tarradellista, el que fue secretario general de Presidencia y conseller de Governació de Taradellas Josep Maria Bricall, aseguraba el 20 de marzo del 2017 en el acto institucional de conmemoración de los 40 años del retorno del exilio del president: "La expresión 'ciudadanos de Catalunya' se ha interpretado como una bienvenida amable y sin dar lecciones a todos los ciudadanos sin distinción que en virtud del derecho estaban en Catalunya. Y es más que posible que este fue el sentido que quería dar a sus palabras. Pero hay en la expresión otro significado que no nos pasa desapercibido. La espontaneidad en la referencia a "ciudadanos" manifiesta un trasfondo ideológico que en aquellos momentos emotivos de su llegada y desde el balcón del Palau de la Generalitat le debió aflorar como manifestación de un pensamiento profundamente liberal. "Ciutadà" es una palabra que reporta una pertenencia comunitaria, no de cualquier tipo, sino configurada por el derecho, por la ciudadanía en una herencia elaborada por el legado de la Revolución francesa. Según esta tradición, nada puede quedar al margen de la discusión, del respeto y de la reverencia por los derechos humanos incluidos los de las minorías y nada se celebra más que las virtudes de la razón y del debate, del compromiso y de la preeminencia del derecho como contrapeso a la violencia y al dogmatismo".

Fuese como fuese, las palabras de Tarradellas se deben de interpretar en el contexto y el pensamiento de quien las pronunció, aunque hoy, la distinción entre catalanes y no catalanes por motivos de origen nos pueda parecer inquietante o, directamente, etnicista.