La IV asamblea general de Ciudadanos será más movida de lo que había previsto la dirección del partido de Albert Rivera. Han pasado cinco años desde la última asamblea y el partido ha crecido en número de militantes (ahora son unos 30.000), hay agrupaciones en todas las comunidades autónomas del Estado y es la cuarta fuerza política en el Congreso.

Justamente, adaptarse a la nueva realidad del partido ha sido el argumento de la dirección actual para explicar los cambios que han introducido desde el punto de vista organizativo y la vertiente ideológica. La actual dirección apuesta por endurecer el régimen sancionador, renuncia al alma socialdemócrata y limita el uso de las primarias.

El equipo de Rivera ya ha presentado las propuestas en este sentido al Consejo General -que es el órgano de gobierno entre asambleas- y el Consejo las ha aprobado. Los militantes pueden presentar enmiendas a la asamblea general que se celebrará en febrero. Si bien, es cierto que tienen complicado que prosperen.

Las enmiendas se pueden presentar hasta el 10 de enero pero quien selecciona las enmiendas que finalmente se debaten en la asamblea general, el 4 y 5 de febrero, son comisiones de trabajo afines a la dirección.

Es por eso que la modificación de los estatutos, la ponencia ideológica y el régimen sancionador antes de las primarias -en enero- y la asamblea general, se interpreta como un intento de Rivera de aferrarse a la silla y de controlar el partido.

Giro liberal

La ponencia ideológica de la dirección apuesta por el giro a la derecha y renuncia a la vinculación al socialismo democrático que explica, en cierta medida, el nacimiento del partido en Catalunya. Buena parte del impulso inicial lo dieron socialistas que no se sentían representados por el discurso catalanista del PSC.

Justamente, este sector, liderado por el diputado catalán Sergio Sanz, presentará una enmienda a la totalidad en la asamblea general. Además, advierten que una parte del partido puede sentirse excluida del proyecto si no se respeta la convivencia de las dos almas en los estatutos -el liberal y la socialdemócrata- como hasta ahora.

De hecho, después de celebrarse el consejo general en Barcelona que aprobó la propuesta del equipo de Rivera, se convocó una asamblea de militantes en la que un sector del partido expresó la falta de sintonía con el nuevo ideario. La presidenta del partido en Catalunya, Inés Arrimadas, que estaba, no se desmarcó de la dirección estatal.

La nueva propuesta de Rivera define el partido como una formación "constitucionalista, liberal, demócrata y progresista". En buena medida, la apuesta por el liberalismo de C's se explica por el comportamiento electoral, más allá de Catalunya. La mayoría de votos que C's captó en las últimas generales proviene del PP.

Régimen disciplinario

Uno de los aspectos polémicos ha sido el endurecimiento del régimen disciplinario. "Es necesario como antídoto a lobbies bastardos", ha afirmado el portavoz de los naranjas en el Congreso, Joan Carles Girauta, en una entrevista reciente. Más suave ha sido el secretario de organización, Fran Hervías, que ha declarado que "El objetivo es hacerlo más garantista y claro. Definir bien por qué se puede sancionar alguien".

Aparte de los delitos relacionados con la corrupción y la transparencia de los representantes del partido en el ámbito público, la mayoría de medidas regulan el comportamiento interno.

En la nueva propuesta se considera falta grave, con una sanción que puede justificar la expulsión del partido, crear corrientes de opinión contrarias a los intereses del partido o hacer manifestaciones públicas en este sentido. También el incumplimiento de las directrices del comité ejecutivo o la conducta "negligente" con la documentación del partido.

Restricciones consideradas inaceptables por un sector de la militancia que lo ve como un intento de callar las críticas.

Primarias

Tampoco gusta que las primarias dejen de ser el mecanismo para la elección de representantes preferente. Hasta ahora se escogían así los cinco primeros nombres de todas las listas electorales. La dirección lo quiere limitar al cabeza de lista y deja en manos de la ejecutiva la elección del resto de candidatos. Argumentan que los equipos serán más sólidos.

Es el caso de la próxima ejecutiva del partido que se escogerá a finales del mes de enero. De hecho, los militantes escogerán al presidente del partido y este tiene manos libres para escoger a sus compañeros de viaje.

El funcionamiento de las primarias también ha generado malestar en un sector de la militancia. Por una parte, porque a pesar de que el discurso oficial asegura que cualquier militante puede presentarse para disputarle la presidencia a Albert Rivera y hacerlo sin avales, en realidad, la campaña oficial entre los posibles candidatos sólo dura tres días. Pero los críticos señalan que Rivera hace campaña desde hace meses.

"El partido no nos ha permitido comunicarnos con el resto de militantes para darles a conocer nuestro proyecto", señalan desde TranC'sparencia y critican que "Rivera ya está enviando a los militantes vídeos de su candidatura a través de la intranet" de la organización.